La editorial que sienta Cátedra cumple 50 años

Firma de Federico García Lorca, del que se reeditará su obra ‘Así que pasen cinco años’ como parte de la colección de aniversario de Cátedra. Foto: Archivo Provincial de Granada.

Han pasado de mano en mano durante generaciones, las cubiertas de sus libros en las bibliotecas se encuentran desgastadas de tanto utilizarlos, leerlos, anotarlos, moverlos; cualquiera podría ubicar qué sello está detrás de esa cubierta negra, sobria, cercana y accesible. Este 2023 la editorial Cátedra, donde los clásicos hispánicos y universales tienen su hogar por antonomasia, cumple 50 años de andadura. Para celebrarlo, el sello ha preparado diez ediciones especiales en las que se reúnen algunas de las mejores plumas que han llenado de vida cientos de páginas.

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Era 1973 y Cátedra dio en el clavo con su primera y más reconocida colección: Letras Hispánicas. Poco después aparecieron otras colecciones dedicadas a la crítica de literatura, la historia, el arte y la filosofía. Una década más tarde, vio la luz otra de sus colecciones más ennoblecidas con el paso del tiempo: Letras Universales. Justo en ese 1983 llegaba a la editorial Josune García, actual directora del sello: “Este medio siglo hemos mantenido nuestro espíritu, una preocupación por la investigación, las referencias académicas y la base científica en todos y cada uno de nuestros títulos”.

García empezó siendo correctora en Cátedra, siguió su carrera como editora y, ya en 2008, pasó a la dirección. Si la editorial cumple 50 años de vida, ella celebra su 40 aniversario dentro de la casa. Conoce bien sus entresijos y aquellos inicios rodeados por una censura en torno al régimen franquista, al que todavía le quedaban algunos años para apagarse definitivamente. “Uno de nuestros primeros libros fue Cuatro obras, de Castelao. Parecía inofensivo, pero años más tarde de su publicación tuvimos que revisar la edición porque en su momento algunas piezas que lo componían no fueron autorizadas”, recuerda.

No es difícil encontrar a algún alumno que haya tenido en sus manos una de las ediciones de Cátedra, con su tapa blanda y carátula negra, cuidadosamente formada por el título de la obra, el autor y una viñeta como acompañamiento. “Estar tan presente en las aulas conlleva mucha responsabilidad. Lo que publicamos supone un referente para el mundo académico. No solo somos importantes para el estudiantado, sino también para el profesorado, porque para los investigadores publicar con nosotros también es un gran hito”, explica García.

La necesaria actualización de los contenidos en las carreras más ligadas a las Humanidades ha ido de la mano de la evolución de Cátedra. La editorial, pendiente de los avances a su alrededor, intenta estar a la última mediante actualizaciones de las ediciones y el encargo a nuevos investigadores, autores de los comentarios y anotaciones que siempre están presentes en sus publicaciones.

“Cátedra tuvo mucho que ver con el auge en los años 80 de estudios de Filología, sobre todo de lenguas modernas como inglés, francés, italiano o alemán. Según incorporábamos ediciones a nuestro catálogo, también cambiaba el sistema de estudios filológicos”, señala la directora del sello. De hecho, Cátedra se convirtió en la primera editorial en traducir a importantes autores sin los que sería imposible entender el mundo de la filosofía o la historia. Su secreto: traducir directamente de la lengua original en que fueron escritos los textos.

Según comenta la editora, “a España llegaban muchos libros escritos en lenguas más complicadas como el ruso o el árabe, traducidos de ediciones que, en su mayoría, eran francesas”. Asimismo, el buen ojo que siempre ha acompañado a Cátedra le llevó a traducir por primera vez al castellano a autores como Jean Baudrillard y Jean-François Lyotard.

En un mundo editorial cada vez más numeroso y accesible, Cátedra sigue apostando por la calidad de sus comentarios a pie de página para diferenciarse. “Nuestro valor añadido está en los comentarios que sitúan al lector en el contexto en el que se produce esa obra, el mundo y ambiente en el que el autor la crea”, subraya García. De esta forma, son capaces de llegar no solo al estudiante que analiza la obra que tiene entre sus manos sino a cualquier lector que quiera ir más allá de lo que lee.

Aun así, la directora de Cátedra afirma que su lector foco está puesto en el alumnado, tanto de Bachillerato como universitario. Esta realidad también ha tenido su importancia en el precio habitual de sus ejemplares: “Nuestros libros son una herramienta con valor cultural y de formación, y el rango de precios está orientado a que los pueda adquirir cualquier persona interesada”, en palabras de la propia García.

El concepto de “clásico”, el puntal preminente en el sello editorial, también se ha ido metamorfoseando con el paso de las décadas. “Empezamos con autores, sobre todo, de la primera mitad del siglo XX, pero desde hace tiempo también incorporamos a la colección otras firmas de la segunda mitad del siglo pasado, incluso de libros clásicos de autores que siguen en activo”, resume.

¿Cómo se considera que un libro ya es un “clásico»? García tiene la respuesta: “Nos solemos fijar en la trayectoria literaria del autor o la autora, y si su obra es susceptible de tesis doctorales o estudios por parte de la crítica, la universidad o, incluso, por la sociedad”. Quizá uno de los ejemplos más paradigmáticos de esto que comenta la experta es la obra Soldados de Salamina, de Javier Cercas. Sea como fuere, desde Cátedra siempre intentan estar a la vanguardia del pensamiento, ser partícipes del debate de ideas que persiguen sus publicaciones. Así lo demuestra su colección de Feminismos, una de las más veteranas en España.

Para celebrar estos 50 años de andadura en el sector, el sello ha preparado una decena de títulos especiales, cuidados, bonitos. Y con tapa dura. La colección ideada para la ocasión, denominada Cinco Décadas, reúne obras nacionales e internacionales de novela, teatro y poesía. Estas son las elegidas: El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad; Buenos días, tristeza, de Françoise Sagan; Pedro Páramo, de Juan Rulfo; El árbol de la ciencia, de Pío Baroja; El Proceso, de Franz Kafka; Así que pasen cinco años, de Federico García Lorca; Palomar, de Italo Calvino, y Nada, de Carmen Laforet. Les acompañan dos antologías poéticas: Poemas de Letras Hispánicas y Poemas de Letras Universales, ambas ediciones a cargo de José Francisco Ruíz Casanova.

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