‘La Espera’: la incertidumbre sobre qué nos va a pasar
Los Teatros del Canal (Madrid) presentan del 27 al 31 de enero ‘La espera’, una creación de Colectivo Fango que nos sumerge en el acto de esperar. A través de una propuesta en la que cinco actores afrontan el futuro desde la incertidumbre, la obra nos invita a la reflexión sobre qué nos va a pasar. “El teatro tiene la misión de dar significado a la trágica realidad que nos ha tocado vivir”, explica su director.
La espera es una obra que viene precedida de dos trabajos anteriores de la compañía, F.O.M.O (Fear of Missing Out) y Tribu. Si la primera se centraba en el presente, abordando el cambio de paradigma que supone la sociedad digital, y la segunda se adentraba en la memoria, el recuerdo y en el origen de las cosas pasadas, esta tercera entrega centra su narrativa en la expectación, en la promesa de ese futuro que está por llegar.
Partiendo de esa premisa, la obra navega por la teoría de que en la incertidumbre, y en lo que no hemos vivido aún, encontramos respuestas de lo que somos, incluso más que en el propio tiempo presente.“El futuro es el lugar temporal donde nos vemos más reflejados, siendo el escenario predilecto de la imaginación y el deseo”, explica el director, Camilo Vásquez.
La idea de hacer una trilogía surgió a raíz de una lectura de San Agustín sobre el concepto de que el tiempo siempre es presente: el presente lo vincula a la contemplación, el “presente pasado” a la memoria y el “presente futuro” a la espera. Esa idea supuso una revelación: “Después de esa lectura tan reveladora, entendimos que debíamos cerrar esta trilogía reflexionando sobre el futuro y sobre lo que nos pasa en la acción de esperar. Y cómo nos influye la espera a cada uno de forma distinta”, revela Vásquez.
De esta forma, se compone un relato dividido en tres actos sobre la búsqueda de la identidad a través del tiempo, conformando así una creación colectiva que plantea preguntas sobre lo existencial y las expectativas vitales de cada uno de nosotros. El proceso de creación parte de las experiencias propias de cada uno de los actores y actrices que componen la obra. Y en ese diálogo e intercambio de ideas, el espectador forma parte de la creación: “Nuestra misión es generar preguntas que inviten a la reflexión”, expresa Vásquez, el cual cree que, en ese intercambio con el público, ellos también asumen un compromiso: “Entendemos el teatro como un espacio en el que debemos cuestionarnos y poner sobre la mesa nuestros deseos para compartirlos con el público”.
Desde su nacimiento en 2016, Colectivo Fango ha apostado por propuestas artísticas de carácter metafísico. Esa naturaleza del colectivo, cercana al teatro documental y de autoficción, les ha llevado a conseguir premios en festivales teatrales nacionales e internacionales, el último en el Festival CENIT de Sevilla. Para ello, se han visto obligados a levantar proyectos autogestionados y autoproducidos, en muchas ocasiones asumiendo riesgos económicos. Según el director, “conlleva un gran esfuerzo, pero lo hacemos porque creemos que tiene sentido. Ese es nuestro deseo”.
A pesar de la crudeza de la pandemia y cómo está afectando al sector cultural, “estábamos preparados para ello”, afirma Vásquez. “Nosotros estamos en crisis de forma permanente. Creo que la pandemia nos pilló sorprendidos, pero también nos activó de alguna manera. Nuestros proyectos siempre se han hecho desde el sosiego. Los tres trabajos de la trilogía tienen una media de un año y medio de creación, con lo cual, el confinamiento nos trajo esa calma necesaria para seguir creando”.
La espera se empezó a gestar en octubre de 2019, antes de la llegada de la pandemia. Sin embargo, la nueva situación trajo consigo una carga simbólica que resignificó todo el proyecto. A través de charlas vía Zoom, actores y director compartían sus emociones en un ejercicio que servía, a su vez, para terminar de argumentar el significado de una obra que habla de la espera en un momento en el que todos esperábamos con incertidumbre volver a la normalidad, elaborando así un proceso de creación real en consonancia, sin haberlo premeditado, con la situación real. “Esta obra es hija de la pandemia. No teníamos ninguna certeza sobre el futuro, y estábamos evidenciando, de una forma completamente inesperada, las premisas de nuestro propio proyecto. Fue muy revelador”, apunta.
Aunque la obra no menciona la pandemia de forma explícita, sobre el escenario se advierten motivos que hacen comprender esa conjunción con el momento actual. Cabe destacar la separación de los personajes en cinco islas distintas, construyendo, de alguna manera, una metáfora sobre el distanciamiento social. “Nos encontramos en una especie de huida hacia delante”, concluye Vásquez. “No sabemos qué va a pasar. Y el teatro tiene la misión de dar significado a la trágica realidad que nos ha tocado vivir”.
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