El capitalismo en un cementerio de coches

Vivió rodeado de un cementerio de coches. Y la chatarra ha inspirado su arte. Dibujos hiperrealistas de máquinas retiradas del mundo. El desguace como metáfora de la cultura despilfarradora contemporánea, del capitalismo de usar y tirar. Un vídeo muestra la concienzuda elaboración de uno de los dibujos del australiano Paul White a lo largo y ancho de 30 horas.

MANUEL CUÉLLAR

Las obsesiones de Paul White tienen que ver con la quietud y el abandono. Desde muy pequeño en los suburbios del oeste de Sidney (Australia), vivió rodeado de coches que habían llegado al fin de sus días. Creció en un ecosistema de chatarra donde irónicamente objetos que habían sido diseñados para viajar, para moverse y descubrir mundo, formaban un silencioso paisaje de historias escondidas entre los amasijos de hierro. “Amo la técnica que supone realizar dibujos como estos”, cuenta White a El Asombrario desde Melbourne, donde vive actualmente. “Supone un reto continuo para averiguar el realismo con el que puedo recrear una imagen”.

Para enseñarle al mundo entero cómo se desarrolla esa lucha por lograr el reto, White pidió al realizador Johnny Blank que documentara la realización de uno de sus dibujos. El resultado es el vídeo que ilustra esta página y que es el pequeño resumen de 30 horas de trabajo. “Está hecho con fotografías. Tuve una cámara sobre mi hombro que tomaba fotografías cada 30 segundos. Fueron más de 3.500 fotos tomadas en 30 horas. Al principio la cámara me distraía un poco porque cada vez que disparaba saltaba también un flash, aunque enseguida me acostumbré”, cuenta el artista.

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Si se piensa bien, el foco sobre el que sitúa White su vista está lleno de vida. Paradójico: cientos, miles de historias, de amores, desamores, dramas y luchas se pueden ver en los desguaces si uno sabe mirar bien. Y además, dice el artista, son una metáfora de la cultura contemporánea en la que se malgasta con una rapidez extrema. “Las cosas ya no se construyen para durar, sino para ser reemplazadas”, reflexiona White.

En su adolescencia, White estudió un master en Bellas Artes en el Instituto de las Artes de California en Los Ángeles. Allí, en Estados Unidos, como si los echara de menos de cuando recorría los desguaces en Australia, buscó en los desiertos americanos los cementerios de aviones y caravanas como quien busca templos. En 2010, esa obsesión tanto en su universo como en lo prolijo de su técnica, le valió uno de los premios de arte más importantes de su país: el Metro Gallery Prize, dotado con 50.000 dólares para la promoción de jóvenes artistas australianos.

La técnica y los dibujos de White se han convertido en virales en la red, a la que el artista dice deberle mucho, pero con reservas. “Internet significa una forma maravillosa de dar a conocer y compartir tu obra con el mundo entero. Pero por otro lado se pierde la necesidad de lo cercano. Mis dibujos pierden muchísimo si no se ven en directo. Los detalles y la delicadeza del trazo se pierden en la reproducción digital».

Ahora White trabaja en una nueva exposición para el próximo noviembre en la que insiste en sus ecosistemas de chatarra, pero en esta ocasión quiere introducir la figura humana como un personaje más. “Veremos entonces», concluye, «qué historias le cuenta el hombre a los hierros y viceversa”.

Visita la página web de Paul White

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Comentarios

  • jose vazquez

    Por jose vazquez, el 11 julio 2013

    La chatarra y sus camposantos,. identifican nuestra sociedad.
    No conozco a P White pero su obsesión artística está justificada.

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