Un Laboratorio de Mentes: ¿hay otra forma de ver el mundo?         

Gracias a este laboratorio de percepción, un equipo de investigadores de 14 países estudiarán cómo sentimos y miramos el paisaje. En la foto, Castro de Baroña (A Coruña). Foto: A. Pereiras.

Un innovador laboratorio de percepción y una bóveda inmersiva concebida como ‘arqueoplanetario’ –Laboratorio de Mentes Materiales– permitirán a un equipo de investigadores de 14 países estudiar cómo sentimos y miramos el paisaje o cómo lo hacían nuestros antepasados, desde los peregrinos medievales a los habitantes de Teotihuacán. Pero no solo eso, pues el fondo del proyecto despierta gran interés dadas las implicaciones neurocientíficas y filosóficas que arroja, en un momento en que los desafíos planteados por la IA y la aceleración tecnológica, que tratan de replicar la cognición humana, disputan (y hasta manipulan) nuestra atención mientras se acelera la crisis ecológica. En nuestra cultura materialista, esta investigación nos invita a pensar en el valor de lo intangible, hasta dónde se extiende la mente o cuáles son las fronteras entre nuestra conciencia ambiental y artificial.

El ideal moderno y cosmopolita convenció a Occidente de que el mundo cada día era más pequeño, a fuerza de progresar y virtualizarse o recorrerlo a todo gasoil, pero lo único que se redujo fue nuestra capacidad de concebirlo en su dimensión real, convirtiéndonos en los paletos de la aldea global… Desde que la crisis sanitaria, climática y geopolítica nos devolvió la perspectiva y el humilde sentido de la proporción, mil preguntas sacuden nuestro modelo de progreso. Porque la concepción del mundo que tenían otras culturas podía ser más limitada en recursos, pero también más práctica y experiencial, habiendo interiorizado grandes distancias y referencias familiares como los montes o las estrellas, que extendían su mente como un GPS. Eso era para ellos tener la cabeza bien amueblada. Y desde el punto de vista ecológico, esa comprensión del medio es esencial.

Una de las sesiones de la Primera Asamblea General del Proyecto Xscape, financiado con la Synergy Grant del Consejo Europeo de Investigación (ERC).

Algunas preguntas que hoy nos plantea la ciencia de frontera son: ¿Se puede educar la mirada para salvar emociones como el asombro o la belleza ante un paisaje? ¿Suplirá la tecnodependencia nuestra ecodependencia? O más aun… ¿Estamos en condiciones de regular la Inteligencia Artificial sin haber llegado a entender la nuestra? Algo que podría ayudar a aclarar esas dudas son las nuevas instalaciones presentadas el pasado jueves en el INCIPIT (Instituto de Ciencias del Patrimonio) del CSIC, en Santiago de Compostela, en el marco de la Primera Asamblea General del Proyecto XSCAPE, financiado con la prestigiosa Synergy Grant del Consejo Europeo de Investigación (ERC), que incentiva la ciencia de frontera rompiendo moldes para expandir el conocimiento. En ella se han dado cita especialistas en neurociencia, arqueología o filosofía cognitiva de 14 países. Un despliegue técnico y humano que presentó en sociedad su investigación “Mentes materiales”, sobre cómo los mundos que construimos nos transforman.

La ciencia de la magia y las cosmovisiones ancestrales

El jueves por la mañana hubo demostraciones experimentales en la sede del INCIPIT, en Santiago de Compostela, y por la tarde una conferencia impartida por el catedrático de Farmacología Jordi Camí, el neurocientífico Luis M. Martínez y el mago Miguel Ángel Gea, bajo el título XPECTÁCULO: ¿Cómo construimos la realidad?, que contó con números de ilusionismo para mostrar cómo la magia real juega con nuestra mente predictiva, engañando las expectativas de su modelo interno (basado en la experiencia que acumula desde que nacemos) y desatando así emociones como la sorpresa, el asombro o la belleza, tan frecuentes en la naturaleza o en el arte, como la música. Luis M. Martínez, Investigador Principal del XSCAPE, explica que, al contrario de lo que creemos, la mente no capta pasivamente una realidad exterior estable, sino que al ser parte de ella: “Es tal el aluvión de estímulos que recibe que los comprime, y a partir del 1% restante la memoria reconstruye el paisaje final por un proceso de inferencia activa”. El paisaje emana, así, como una propiedad de la vida.

El XPECTÁCULO sirvió de colofón a 3 días de asamblea en la que los equipos del proyecto (Universidad de Sussex, Universidad de Kiel, INCIPIT- CSIC, e Instituto de Neurociencias-CSIC) mantuvieron distintas reuniones y sentaron las bases de un lenguaje interdisciplinar para afrontar la investigación y consolidar su comunidad XSCAPE, abierta a voluntarios para la parte experimental, que consistirá también en estudios de campo alrededor del mundo, en contextos urbanos, desérticos o de selva. Los equipos suman capital profesional, académico y humano, con perfiles de experiencia internacional en distintos contextos sociales y una fuerte vocación de sinergias y diálogo entre campos que van desde la psicología o la biología a la arqueología forense. Para rematar, el viernes tuvo lugar una salida de campo a los monumentos megalíticos de la Sierra de Barbanza, con vistas a un paisaje milenario donde el relieve, el mar, el clima y los astros testimonian todavía una de las cosmovisiones más vigorosas y ancestrales del mundo .

Educar la mirada, donde nace el paisaje

Decía Proust que «el verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en mirar con nuevos ojos». Y buena falta nos hace, ahora que soñamos con mundos virtuales y con colonizar otros planetas sin haber comprendido el propio… ¿Pero es posible? ¿Tanto cambia la percepción según nuestra cultura o experiencia? Luis M. Martínez señala que desde niños la estadística sensorial va articulando nuestro modelo interno del mundo, como una lengua, lo que explica que haya variabilidad cognitiva como hay diversidad lingüística: «Con este proyecto esperamos conservar la variabilidad cognitiva de poblaciones humanas, que es algo que cada día se está perdiendo más. Vivimos en uno de esos momentos críticos de la historia -decía tras la pandemia- ahora también con el cambio climático, y estamos arrinconándonos en una única dirección que lo que nos hace es mucho más pobres al perder capacidad
adaptativa».

Eduardo Martínez de Pisón, decano de los geógrafos españoles, lleva años advirtiendo que hay que educar la mirada y que el paisaje se enseña levantando la vista de las pantallas. Mucho antes, Goethe, afín al naturalismo y a la ciencia total de Humboldt, decía: “Para ver, los ojos del cuerpo tienen que trabajar en una constante y viva conexión con los de la mente, porque de lo contrario corremos el riesgo de ver y pasar por alto”. Grandes pensadores han atribuido a la forma de mirar, a la desconexión entre la sensibilidad y la conciencia, esa apariencia superficial y mecanicista que el mundo ha adquirido conforme las ideas lo transformaban. Por eso muchos celebrarían hoy la puesta en marcha del Material Minds Lab (Laboratorio de Mentes Materiales), la única infraestructura del mundo destinada al estudio cognitivo de las relaciones de los seres humanos con su entorno material. Eso justo destacó el jurado de la Synergy Grant en 2020, que financia el proyecto con más de 10 millones de euros. Jaime Almansa, Project manager del XSCAPE, explica que estiman “un mínimo de 40 o 50 experimentos durante los próximos años, empezando por herramientas que monitorizan la atención y las emociones, como el eye tracking complementado con EmotiBit, el gesture tracking, o encefalografía cerebral (EEG)”. El director del INCIPIT e Investigador Principal Felipe Criado-Boado dice que con esta tecnología el objetivo «es construir un marco analítico para probar la hipótesis del cambio cognitivo basado en la materialidad”. Por su parte, Johannes Müller, Investigador Principal de la Universidad de Kiel, analizará desde la arqueología social la forma en que las comunidades construyen su identidad en base a la visualización que produce su cultura material. Según señala «el entorno construido desempeña un papel en nuestro procesamiento de información comparable al lenguaje”. En nuestra cultura de la imagen, la mirada ha llegado a ser una forma de canonizar la ideología, pues la comunicación escrita ha dado paso al lenguaje digital y por tanto a una percepción más manipulable, lo que sugiere que debemos ser cada vez más escépticos con lo que vemos.

La mente extendida: una teoría con repercusiones éticas

Andy Clark, filósofo cognitivo, Investigador Principal del equipo de Sussex, y autor de The experience machine, postuló hace 25 años junto a su colega David Chalmers la teoría que da profundidad filosófica al proyecto, la “mente extendida”, que no solo ha adquirido relevancia a medida que nuestra vida se ha vuelto más dependiente de la tecnología, sino que la propia neurociencia ha completado con nuevos estudios sobre cómo la mente y el entorno se interrelacionan. Así como la mente extendida es más obvia en nuestros smartphones -dice Andy- “también puede observarse en el apego a los objetos que nos ayudan a ubicarnos o a recordar cosas, o en los vínculos de confianza que establece una pareja”.

El paradigma cambia radicalmente respecto al hoy dominante: de creernos sujetos atomizados, con una mente confinada al cerebro y un mundo exterior independiente, a tener una mente interactiva, inmersa junto al organismo en un ambiente dinámico al que siempre trata de anticiparse. Las implicaciones éticas son obvias, pues si la mente de una persona se enlaza tan íntimamente a su entorno, destruir su entorno sería como atacar su mente. Y esto es relevante no solo desde la responsabilidad ambiental, sino desde la creciente dependencia tecnológica, con problemas de identidad o salud mental por influjo den estimulantes artificiales.

Una de las aplicaciones de la investigación, de hecho, podría estar en la educación, pero otra de sus claves es la responsabilidad social. Márcia Lika Hattori, arqueóloga forense, forma parte del equipo ético del XSCAPE y explica que para llevar a cabo los estudios en el extranjero, que tendrán lugar en contextos religiosos y culturales diversos, el proyecto cuenta con varios niveles de asesoría y exigencia ética, internos y externos: “Mucha gente cree que la parte ética es un lugar común, pero no, hay mucha exigencias y así debe ser. Pretendemos hacer una investigación desde. Europa que sea beneficiosa no solo para los investigadores sino para las propias comunidades locales, pues durante siglos esa relación fue muy desigual”.

Reunir lo tangible y lo intangible

Y es que tras todo ello late una decisiva cuestión filosófica, el problema mente-cuerpo, explica Criado-Boado. Esa di-visión entre el alma y la materia es puramente occidental -comenta- heredada de la metafísica grecolatina y consolidada por el Cristianismo y el dualismo cartesiano, que marcó nuestra polarizada visión del mundo: «Durante siglos, el Cristianismo dio más importancia al espíritu que al cuerpo», señala, «y para recuperar la materia hizo falta la Revolución científica. Pero en vez de reunir ambas dimensiones, al corregir los excesos de la fe y el idealismo cayó en el otro extremo, reduciendo todo al materialismo. Y ahora pagamos las consecuencias… En los últimos dos siglos ha habido muchos pensadores que han advertido la necesidad de reconciliar esas dos caras de la realidad».

El dilema es tan candente como que el reduccionismo material llevó a plantear los primeros diseños de Inteligencia Artificial bajo la metáfora computacional (si nuestro cerebro era un hardware, la mente sería el software), y a humanizar  las máquinas mientras nos cosificaba a nosotros. Desde entonces, ha crecido la crítica a esa tendencia que personifica o diviniza las máquinas como antaño a los animales. Una de las formas en que la neurobiología discrepa y completa la “mente extendida” la explica Criado-Boado desde su trabajo en arqueología del paisaje: “Para entender el espacio o el paisaje no podemos razonar sin corporeizar el pensamiento y ponerlo a andar. Hay que poner la cabeza en los pies», dice mientras sube al monte o se adentra en un castro: «El cerebro evolutivo percibe el mundo mientras vive y siente, algo que la neurociencia ha llamado mente corporizada”.

De esta forma, el proyecto XSCAPE (acrónimo que se refiere a los múltiples paisajes que nos condicionan, con sus oportunidades y limitaciones), visibiliza el valor de lo intangible con una mirada transversal que integra las ciencias humanas y naturales, superando barreras dogmáticas y desarrollando, quizá, metodologías nuevas. Filosóficamente, recoge el testigo de grandes intelectuales y pensadores, desde Spinoza a Bertrand Russell, que frente a las doctrinas y extremos de su tiempo defendieron su independencia y criticaron dualismos y reduccionismos, hasta coincidir en el monismo neutral, posición próxima a la tesis emergentista, que pone el énfasis en las propiedades relacionales de la realidad, no en sus elementos. Russell contaba un viejo chiste sobre la filosofía que lo resume bien: “What is matter? Never mind. What is mind? No matter”.

  COMPROMETIDA CON EL MEDIO AMBIENTE, HACE SOSTENIBLE ‘EL ASOMBRARIO’. 

Deja tu comentario

¿Qué hacemos con tus datos?

En elasombrario.com le pedimos su nombre y correo electrónico (no publicamos el correo electrónico) para identificarlo entre el resto de las personas que comentan en el blog.

Comentarios

  • Redescubrir las estrellas con saharauis, nabateos y peregrinos

    Por Redescubrir las estrellas con saharauis, nabateos y peregrinos, el 25 agosto 2023

    […] desde el instituto con imágenes: «En Arabia tomamos panorámicas para luego meterlas en el Arqueoplanetario del INCIPIT, que nos permite viajar en el tiempo y observar cómo era el cielo estrellado hace […]

  • Archaeology 2023-09-02 – Ingram Braun

    Por Archaeology 2023-09-02 – Ingram Braun, el 28 octubre 2023

    […] Un Laboratorio de Mentes: ¿hay otra forma de ver el mundo? Un innovador laboratorio de percepción y una bóveda inmersiva concebida como ‘arqueoplanetario’ –Laboratorio de Mentes Materiales– permitirán a un equipo de investigadores de 14 países estudiar cómo sentimos y miramos el paisaje, cómo lo hacen otras culturas o cómo lo hacían nuestros antepasados […]

Te pedimos tu nombre y email para poder enviarte nuestro newsletter o boletín de noticias y novedades de manera personalizada.

Solo usamos tu email para enviarte el newsletter y lo hacemos mediante MailChimp.