‘Lenny’, malos tiempos para el sentido del humor y la crítica
Por afán de controlar a la masa, porque parece que cada vez nos gusta más hacernos los ofendidos, por lo ‘políticamente correcto’, por el avance de la ultraderecha: Malos tiempos para el humor y la libertad de expresión. Y un viernes perfecto para retomar la película ‘Lenny’ (1974), de Bob Fosse, con un gigantesco Dustin Hoffman. Un retrato mordaz sobre la lucha contra la censura y la hipocresía del conservadurismo de mente estrecha, que llevó hasta la muerte al cómico Lenny Bruce, personaje que aparece en la teleserie ‘The Marvelous Mrs. Maisel’, ganadora a la mejor comedia en la última entrega de los premios Emmy.
Malos tiempos para el humor o las sensibilidades de las censuras. ¡Pórtate bien! Así podríamos referirnos al afán de este comienzo de milenio por la prohibición. Soy de los que opinan que la historia no suele repetirse, ni en su entusiasmo ni en su desconcierto, pero hay que reconocer que como seres limitados y efímeros, hay circunstancias en el tiempo que se asemejan mucho a nuestras disquisiciones de actualidad. Y no está de más volver a reconocerlas o al menos sacarlas a la luz.
Al igual que la Historia, la literatura o el periodismo, el cine puede ayudarnos con estas curiosidades. Este viernes vamos a adentrarnos en una de ellas: Lenny, una película de Bob Fosse realizada en 1974.
Seguro que alguno de ustedes está familiarizado con el protagonista de este filme, Lenny Bruce, y lo más probable es que a los más jóvenes les suene gracias a la serie de televisión The Marvelous Mrs. Maisel, ganadora del premio a la mejor comedia en la última entrega de los premios Emmy. Estupenda serie que aspira a retratar la realidad de una época y entre cuyos personajes se encuentra éste del que hoy hablaremos, a través de la cámara de Fosse: el cómico Lenny Bruce, personaje clave en la historia, interpretado por Luke Kirby en la serie y por un enorme Dustin Hoffman en la cinta que nos ocupa este Viernes de Cine.
Sobre un guión impactante de Julian Barry adaptando su propio libreto teatral, Lenny, Bob Fosse nos introduce en la vida de este genuino símbolo del stand up, el más famoso y polémico cómico norteamericano de los años 60.
Después de la muerte de Lenny Bruce, una serie de entrevistas recogen los testimonios de la ex esposa de Lenny, Honey (Valerie Perrine); su madre, Sally Marr (Jan Miner), y su agente (Stanley Beck) con el fin de conocer su vida. Una vida que discurre entre cabarets, locales de strippers, antros nocturnos y droga, donde Bruce ejerce su humor cada vez más provocador y menos políticamente correcto. Un humor que acaba convirtiéndose en protesta contra la pazguata sociedad norteamericana y su falsa bonhomía, y que le costará demasiado caro.
Lenny es un biopic lúcido y rotundo sobre un comediante con una carrera deslumbrante y controvertida. Un individuo que sacudió a la sociedad estadounidense con la crudeza de su lenguaje y la virulencia de su discurso. Una víctima de la libertad de expresión, víctima de la interpretación errónea de un público y una sociedad que, aun riéndole u odiándole, no logra comprender su palabra, su discurso anti segregacionista, anti credos, anti mogajiteria sexual… Anti hipocresía.
Sin concesiones, Fosse deconstruye la historia en dos líneas, las entrevistas y la acción, tomando prestadas las técnicas del documental y valiéndose de un blanco y negro espléndido, creación del gran fotógrafo Bruce Surtees, ofreciendo una imagen sin florituras, puesta al servicio únicamente de la historia, sin doble intención y que permite a Fosse jugar y perfeccionar su estilo, tanto en la planificación de imágenes como de sonido. Genial su banda sonora, su música y su homenaje al jazz genuino con hermosas interpretaciones de Miles Davis.
La subversión es quizás el objeto principal de la historia y la subversión de Lenny proviene del lenguaje. El lenguaje, quizás el arma –puede que por incomprendida– más poderosa que se conozca hasta ahora. Podría parecer una insurrección antigua, ya superada, aunque esté cada vez más cercana, por desgracia, en nuestro tiempo. O díganme si no les suena a algo esto: “La clave está en la omisión de la palabra”, explica Lenny. “Si hablas de ello, eres el peor miembro de la comunidad…, pero para que una palabra no haga daño hay que decirla y decirla, escucharla y escucharla hasta que su diabólica intención desaparezca”.
Por supuesto, esta es, junto a Bob Fosse, la película de Hoffman, inmenso en su interpretación, contenida, trasparente, lejos de histrionismos, caritas y gestos. Sobria, sincera, inusual, imaginativa. Hoffman desarrolla un trabajo brutal y conmovedor sobre el personaje de Bruce, un genio de altura, una personalidad a veces contradictoria y que por tanto no se salva tampoco debido a su extraordinaria facilidad para manipular más allá de las palabras, también a los que le rodean. No se puede tener todo.
Una obra perfecta si quieren reflexionar sobre los límites, del humor en este caso, sobre las trabas a la expresión, sobre los progresos o deterioros de la libertad o más concretamente sobre si está también superada hoy en día esta frase vertida en Lenny: “¿Podrían creer que las palabras que llevaron a Lenny a tantos juicios hoy sean parte de cualquier repertorio cómico sin ningún problema?».
Disfruten de esta notable película, de este retrato mordaz sobre una obsesión, la de la lucha contra la censura y la hipocresía del conservadurismo de mente estrecha, que llevó al cómico Lenny Bruce hasta la muerte por una sobredosis de drogas en 1966. En fin, esperemos que seamos capaces de hallar caminos más óptimos por los que discurrir en un futuro muy próximo.
Comentarios
Por Arminas, el 05 octubre 2018
¿Por el avance de la ultraderecha? Nos tomáis por guilipollas? Sois vosotros, la ultraizquierda y sus mamporreros los que habéis instaurado la dictadura de lo políticamente correcto, como parte de vuestro sistema de adoctrinamiento y enmudecimiento de opinión. Y tenéis la desverguenza de hablar de ultraderecha.
Por Tinajero, el 17 octubre 2018
La iglesia y sus abogados cristianos, la monarquía, la fundación Franco… ultraizquierda de toda la vida.