El libro, mi rincón, mi refugio favorito

Mi rincón favorito / los díez©

El libro es un alarde de diseño, en lo funcional y en lo estético, difícil de superar. Desde su sencillez, es capaz de construir un espacio, un rincón, un refugio que nos aísla –física y mentalmente– del entorno y logra desconectarnos de nuestra realidad más inmediata.

Seguramente este sea el artículo que contenga mas tópicos per cápita, la mía, que haya escrito hasta el momento o que vaya a escribir nunca, aunque en definitiva el tópico no lo sería si no se encontrara tan bien implantado en el lugar que ocupa.

Como diseñador siempre he mantenido que el libro, como objeto, como bien material, posee unas cualidades formales, funcionales y estéticas que en muy pocas ocasiones son superadas por su competidor más reciente, el e-reader.

El libro es uno de esos objetos cuya configuración, tal como la conocemos hoy, se ha ido definiendo a lo largo del tiempo, con aportaciones y mejoras, muchas de ellas anónimas y mínimas, pero fundamentales, que lo convierten en un claro ejemplo de diseño sin diseñador.

Pero hoy quisiera aportar una visión del libro distinta a la de mero soporte y entidad material; se trataría de amplificar la percepción objetual del libro para alcanzar una visión a medio camino entre lo real y lo metafórico.

Porque la acción de abrir un libro convierte lo que en esencia es una forma prismática, que puede recordar a la de una caja, más o menos anodina, salvo por la cualidad de su cubierta, en un diedro, que diríamos pedante y geométricamente, en un par de lienzos, dicho de una forma más poética.

Y es el surgimiento de esas dos paredes concurrentes el que genera un espacio especial, si se me permite el malísimo juego de palabras, un rincón que nos aísla físicamente del entorno más inmediato en el que nos encontremos en ese momento, pero también mentalmente, transportándonos a un estadio que nos desconecta de nuestra realidad más inmediata.

Pero ese rincón también nos proporciona un refugio, un lugar íntimo donde guarecernos de los sinsabores, la monotonía y la prosaica vida cotidiana, y donde encontramos sentimientos, ideas, emociones, experiencias…, convirtiendo al libro en ese espacio que es a la vez tangible pero también virtual, convirtiendo al libro en ese, para mí y espero que para mucha más gente, mi rincón favorito.

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