La “literatura de resistencia” de Laura Ponce llega al Ansible Fest

La escritora Laura Ponce.

La escritora Laura Ponce.

La escritora Laura Ponce.

La escritora Laura Ponce.

La autora argentina Laura Ponce aterriza en España para presentar ‘Cosmografía profunda’, cuentos que reflejan diez años de evolución personal. Estará mañana, sábado, en Bilbao en el Ansible Fest, el primer encuentro en lengua hispana sobre ciencia ficción feminista.

Diez historias escritas en diez años. Ese podría ser el esqueleto de ‘Cosmografía profunda’ (La máquina que hace Ping!, 2018), pero aquí hay mucho donde rascar. Lo que podrían parecer cuentos de ciencia ficción escritos sin conexión desvelan el universo interno y la evolución natural de su autora, la argentina Laura Ponce. Estos días está en España presentando la reedición del libro, que cuenta con prólogo de Teresa López-Pellisa e ilustraciones de Laura Vicario. Recorremos con Ponce su obra, pero también un sector en expansión como lo es la ciencia ficción y el primer festival de CiFi feminista en España, que arranca hoy en Bilbao. Mesas redondas, presentaciones, feria editorial, talleres de fanzines, rol en vivo, música… Muchas actividades en el Ansible Fest, porque “la diversidad de perspectivas y de personajes enriquecen un género cuya razón de ser es ensanchar los límites de lo imaginable”. Simon de Beauvoir no se lo perdería.

‘Cosmografía profunda’ es, para los profanos, tu presentación en España. En Argentina y Latinoamérica ya eres conocida con Cosmografía general’. ¿Se trata de una transformación más que una reedición?

En efecto, tiene muchos cambios. Todos los cuentos están trabajados con Christian Arenós, que es un editor muy agudo. Se trata de una colección de cuentos que escribí a lo largo de diez años, entre 2005 y 2015. Para mí marcan un arco de evolución en el género. De los primeros, que eran más clásicos con temáticas como los viajes intergalácticos, a los más recientes, con futuros más cercanos y lugares más reconocibles.

¿Qué tipo de ciencia ficción es?

Son cuentos que tienen mucho que ver con el efecto que nos produce el avance de la ciencia en nosotros, como individuos, como sociedad y como especie, más que en las innovaciones tecnológicas en sí. Tratan sobre todo de eso que nos inquieta y que está en el fondo de la ciencia ficción: qué está por venir en el futuro. Es una forma también de indagar en mis propias incertidumbres.

Ciencia ficción, con escenas muy creíbles a día de hoy.

Sí. Mis cuentos no tienen que ver con la fantasía, son escenas materialmente posibles. Si bien no suceden, son cosas que podrían llegar a suceder. Y sobre ese contexto hablo de nosotros, los seres humanos, y nuestros conflictos. Si bien hay elementos que tienen que ver con la tecnología y los avances científicos –y por eso se enmarca dentro del género–, una persona que no entienda cómo funcionan no se queda fuera de la historia porque habla de lo que le pasa a las personas.

Preocupaciones plasmadas es un hipotético mundo futuro, pero que se pueden encontrar de una manera parecida hoy día. Estoy pensando en el cuento ‘Paulina’ y la disyuntiva de una mujer entre permanecer al lado de su hijo o separarse de él para que tenga un mundo mejor…

Sí. Son cosas que he podido ver. Dentro de las grandes opresiones de este sistema, de todos contra todos, a quien le toca la peor parte es a la mujer, y más si es pobre. Eso se ve mucho en Latinoamérica e imagino que en Europa también. Creo que leyendo estos cuentos, no al escribirlos, me doy cuenta de que es literatura de resistencia. Porque en estos mundos, estas distopías, con el ambiente angustioso en el que viven los personajes, no se conforman. Están golpeados desde su propia base y siguen aguantando.

Alguien podría pensar que la ciencia ficción feminista debe estar escrita por mujeres, hablar de mujeres, estar protagonizada por mujeres…, ¿qué hay de cierto?

Es incompleto. Las personas que conocen poco el tema pueden llegar a pensar que el feminismo es lo opuesto al machismo y consiste en especular cómo sería un mundo donde las mujeres manden y los hombres sean los sumisos. Eso es completamente erróneo. El feminismo trata de la igualdad, y los hombres que se sienten atacados es porque sienten en riesgo sus privilegios. Por eso la literatura, no solo la ciencia ficción, escrita por mujeres tiene una mirada de género que busca formar nuestra propia mirada. Seguimos tratando de ver qué es y cómo lograr un mundo más justo. También liberador para los hombres.

En esos diez años de producción para llegar a esta ‘Cosmografía profunda’, ¿qué ha cambiado en tu forma de narrar?

Me ha permitido encontrarme a mí misma como narradora mujer. En un principio escribía relatos en primera persona con personajes masculinos. Ahora puedo hacer eso como herramienta, pero ya es una elección.

Como lectora, no tendrías más referencias que personajes masculinos…

Exacto. Hasta los 30 años solo leí ciencia ficción traducida, pero de pronto descubro que existen obras en castellano, obras escritas por mujeres, que esas mujeres están vivas. ¡Me explotó el cerebro!

Dentro de encontrar tu propia voz, también aparece la realidad lingüística de Argentina.

Justamente, pensando en el arco que supone Cosmografía profunda, me he dado cuenta del idioma. Las traducciones que yo leía estaban en castellano neutro, y poder apropiarme del lenguaje, hacer que los personajes hablen como yo, me llevó mucho tiempo. Encontrar mi propia voz es encontrarme como mujer, pero también mi lugar desde el que escribo, mi sitio cultural.

Pese a ser creadas como piezas separadas, es posible imaginarse un mismo universo que engloba a todos los personajes e historias. ¿Era tu intención?

No, pero me doy cuenta al leerlo de que tiene una coherencia interna y es porque todos son mi universo. Yo siento la escritura como un acto muy íntimo, que me sirve para mi autoconocimiento. Es una razón tremendamente egoísta, pero es que no pienso en quién va a leer lo que escriba. De hecho, yo escribo desde los 13 años y hasta los treinta y pico no se me ocurrió la idea de publicar…

En ese tiempo, ¿crees que ha mejorado la visibilidad de las mujeres en la ciencia ficción?

Es algo que he estudiado y de lo que se ha hablado. Siempre han existido autoras, con una producción muy basta, pero a la hora de hacer los recopilatorios se las deja fuera. Joana Russ tiene una guía que explica punto por punto cómo invisibilizar a una mujer. Hay técnicas como la falacia de la excepción, cuando se pone énfasis en un personaje femenino para confirmar la regla de la excepción en lugar de ponerla en duda. Ejemplo, en ciencia parece que no hay más que Marie Curie. Luego está la de la apropiación del crédito, cuando se da por bueno que haya sido el marido o el padre quien lo haya escrito.

Si la lucha por la igualdad en la literatura es grande, ¿en la ciencia ficción más?

Ser escritor es una profesión muy solitaria y te pueden decir en el taller que las mujeres no escriben o que después de 2001: Una odisea espacial ya está todo escrito. He tenido discusiones con académicos sobre si hay lectoras de ciencia ficción. Hay que desbaratar estos axiomas.

Internet ha sido un gran avance en este caso, pero también revistas como la que diriges, Próxima.

Desde luego. Que yo esté aquí hoy aquí es gracias a las revistas. Descubrí accidentalmente en 2004 la revista Axxón y encontré que había ciencia ficción en castellano y que tenía acceso a todo eso. Pero en un mar tan enorme necesitas una guía para empezar y la comunidad de otros lectores es fundamental para que te orienten.

Vas a participar en el Ansible Fest, una cita muy importante precisamente para hacer comunidad. Y más para ti que vas como autora, editora, directora de revista y lectora. ¿Qué esperas de la cita?

Mis expectativas son altísimas, porque el feminismo trabajado en la ciencia ficción tiene mucho material, además de que para mí es un acontecimiento muy importante para reecontrarme con amigas e incluso para conocer en persona a autoras a las que he publicado sus textos en las revista o en libros, pero no nos hemos visto. Como a Sofia Rhei, por ejemplo, a quien admiro mucho y he publicado su cuento ‘Techt’ en el último número de Próxima. Y, además, es tirarme de cabeza para ver qué se está escribiendo, qué autores puedo conocer, qué nuevos trabajos o editoriales hay. Búsqueda de voces nuevas.

Guíanos en nuestras próximas lecturas. Apoyando la iniciativa #LeoAutorasOct, ¿qué nos recomiendas?

Me cuesta quedarme con unas pocas. Empezaré con algo clásico: Ursula K Le Guin y La mano izquierda de la oscuridad. De alguien de nuestra generación diré a Ariadna Castellarnau con Quema. Y de Sofía Rhei, cualquier obra.

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