Lola Vendetta guarda su catana y se hace ecofeminista

El personaje Lola Vendetta de Raquel Riba Rossy.

La creadora de Lola Vendetta saca nuevo libro, un cómic en el que guarda su catana y se abraza con fuerza al ecofeminismo con humor y su siempre importante dosis de crítica social. Leer ‘Una habitación propia con wifi’, el último libro-confesión de Raquel Riba Rossy, provoca una sensación muy parecida a la de pasar una tarde con una amiga que, agotada tras separarse y hacer frente a sus miedos, incoherencias y la pandemia, te cuenta su vida. Eso sí, tras ese ‘café’ lleno de ironía, se sale más sabia, más feminista, ecologista y con cafeína para vencer… incluso otra pandemia.

En el libro que edita Lumen, la dibujante, que reconoce en sus viñetas haberse sentido vieja (¡tiene 30 años¡), también advierte haberse hecho más fuerte. Quizás el truco, cuenta, es haber dejado la catana con la que iba dando sablazos a las “machiruladas” que iba encontrándose y haber aprendido a tomarse la vida con más calma. Para hacerlo, la ilustradora se escapó de la gran ciudad y ahora vive sola con su perro en un pueblo que no llega a los 1.500 habitantes. Desde allí se puso a dibujar y pintó sobre ella, la libertad, la muerte, sus amigas, el amor romántico y hasta el capitalismo.

¿Cómo es tu proceso de creación para esta nueva Lola Vendetta, más tranquila y verde?

Es algo muy orgánico. De alguna forma, con mi personaje lo que hago es expresarme y presentar cosas que me están pasando. Lola Vendetta se va creando conmigo.

Hablas de evolución y en la solapa del libro aparece una máxima importante: libertad, igualdad y sostenibilidad.

Sí, la sostenibilidad, el ecologismo y el ecofeminismo están muy presentes en este libro. Hablo, al final, de cuidados hacia nosotras y hacia el entorno por esa sensación de estrés, de cansancio y de estar sobreexplotando el planeta.

Te metes en revisar hasta el capitalismo. ¿El sistema debería hablar de decrecimiento?

Para mí todo eso empezó cuando encontré a Yayo Herrero. Todo lo que dice me suena, me duele y me pone en una situación de querer empezar a pensar desde dentro. Me quita el sueño la repartición de la riqueza y pensar que si seguimos viviendo como consumimos en España, necesitaremos tres planetas para toda la basura que generamos. Así no podemos seguir.

También creo que tenemos que aprender a vivir con menos, de una forma más humilde y tranquila. Eso sí, con wifi, conectadas y con independencia económica, especialmente las mujeres, que eso es algo bastante nuevo para nuestra historia.

Raquel Riba Rossy con su personaje Lola Vendetta.

Pero vas con un material incómodo para muchos. ¿Cómo hacer para convencer a otros que nos están pisoteando y que el machismo mata?

Cualquier movimiento que quiere cambiar el mundo tiene opositores. Creo que tampoco tenemos que intentar convencer a esos dinosaurios. Entre otras cosas, porque al final se acabarán extinguiendo. Lo importante es insistir, insistir y educar a todas esas personas que sí están escuchando. No son pocas. Si lo hacemos, cambiarán las cosas. La cosa va por la perseverancia, redes sociales a muerte, medios de comunicación y que no nos gane ni el miedo ni la complacencia.

Quizás tu fuerza radique en tu lenguaje, muy claro, muy asequible y empático además. Los conceptos que manejas, novedosos y poco ‘queridos’ para cierta parte de la sociedad, se entienden casi hasta sin saber leer.

Personalmente me resultan muy cansinas esas conversaciones en las que sólo pueden interactuar intelectuales. Me gusta poder hablar de temas profundos y pensar en poder generar un cambio para todo el mundo. Yo tengo un hermano con discapacidad y toda la vida he querido que me comprenda. Fíjate, él entiende muy bien que hay cosas que están bien y otras mal. Y lo tiene claro, es súperfeminista.

Juguemos a ser didácticas. Si en tu pueblo un día vas caminando por el campo y te encuentras a una viejita que te pregunta: “¿qué es eso de wifi, qué es eso de una habitación propia de la que hablas…?”, ¿qué le dirías?

Le diría que lo que estoy haciendo es digerir mi vida como mujer en el mundo con un personaje para cuestionar qué me gusta y qué no.

Pero ponte que ella contrapregunta y sale con un: “¿Qué cosas digieres?

Le hablaría de los cuidados. Le diría que para mí es un tema muy importante porque nosotras cuidamos siempre de forma obligada.

¿Y si fuese un señor el que te interpela y dice que él no es violento?

Igual. Le hablaría de las tareas de los cuidados, de los roles de las mujeres.

Le hablaría de cómo nos han educado de diferentes a unos y otras. Le haría preguntas. Querría saber si a él le cuesta hablar de emociones, de empatía, si a su padre también le costaba… Y dependiendo de cómo me respondiese, le iría contando otras cosas. Pero sin atacar.

Sacas un nuevo disco. Cuéntame de él.

Sí, empecé con ambas cosas a la vez. Algunas canciones sí tienen que ver con el libro. Hay un tema que se llama La maleta que se va… soy yo. Es una rumba. Complementa un montón de cosas del cómic. Pero también hay ragga, samba brasilera, un bolero, un vals, una nana… Me atreví porque el confinamiento me dio un coraje y una valentía extras. Era algo así, como “total, si el mundo se acaba ya, ¿por qué no voy a cantar?”… El resultado es increíble. Lo estamos terminando para tenerlo listo en julio.

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