Los ‘desalmados’ Han Solo y Rick Blaine

El actor Harrison Ford caracterizado como Han Solo. Foto: Starwars.com

El actor Harrison Ford caracterizado como Han Solo. Foto: Starwars.com

El actor Harrison Ford, caracterizado como Han Solo. Foto: Starwars.com

Quiere el autor ver al Rick Blaine/Humphrey Bogart de ‘Casablanca’ en el Han Solo/Harrison Ford de ‘La Guerra de las Galaxias’. ‘Desalmados’ capaces de venderse al mejor postor, de seducir a cualquiera con su chulería y de algo, mucho, más. ¿Le dejamos que lo haga?

Que Han Solo e Indiana Jones son dos de los hombres más atractivos que nos ha dado la vida y el cine de los ochenta es algo imposible de negar. Más si el mercenario galáctico y el cazatesoros del periodo de entreguerras pertenecen a tu imaginario de hombres a los que conviene, en determinadas circunstancias, parecerse. ¿A quién no le gustaría calzar chaleco setentero y dar cierta lástima de héroe congelado en carbonita? ¿Quién no querría abrirse paso en la selva temiendo sólo a las serpientes? Si el pago es pilotar el Halcón Milenario o encontrar el Arca de la Alianza, más de uno estamos dispuestos a ser perseguidos por alguien (o algo) como Jabba the Hutt o a arriesgarnos en el pantanoso terreno de las arenas movedizas.

Sin embargo, poco tienen que ver estos dos personajes, aunque misteriosamente se parezcan (¡ay!). Si uno es un desharrapado de incierto pasado, el otro es un formadísimo profesor de arqueología; si uno utiliza pistolas láser, el otro tira con pólvora vieja. La comparación, más allá de lo evidente, es inútil, sobre todo porque, para entender a Indiana Jones hace falta un buen grupo de amigos, cómics de aventuras y unas cuantas cervezas. Para saber empatizar con la hondura de Han Solo tan sólo nos hace falta revisitar Casablanca.

Humphrey Bogart en el papel de Rick en 'Casablanca'.

Humphrey Bogart en el papel de Rick, en ‘Casablanca’.

Casablanca, sí. Quizá la película más ensalzada de la historia del cine, la más imitada y releída. Pero es en el Rick´s y en el aeródromo de la ciudad africana donde más claves podemos encontrar para entender al chico malo del bando bueno de la trilogía original de Star Wars.

Rick Blaine (Humphrey Bogart) es un desalmado desprovisto de todo interés que no conduzca a un rédito económico. De su pasado sabemos que fue tan intenso como para que ella (no hay otra bajo el pronombre, sólo una), de todos los bares de todas las ciudades, entrara al suyo.

Rick parece no mover un dedo por nadie excepto para pedirle a Sam, su secuaz, que no toque esa canción. Es un hombre hecho a sí mismo, impermeable a todo tipo de emociones: el destino de la Segunda Guerra Mundial le es indiferente y permite que en sus dominios los partidarios de Vichy se sienten al lado de sus enemigos. Como dice Manuel Jabois, “es un personaje congelado, fuera de tiempo y de lugar”. Su máxima es que no le cierren el bar. Y que los clientes paguen.

De Han Solo (Harrison Ford) únicamente sabemos que ha pergeñado alguna jugarreta al capo de turno (un gusano obeso y enorme) y que huye de él con tal de no devolverle el dinero que le debe. Han se vende también al mejor postor y su secuaz, Chewakka, lejos de tocar el piano, lleva cruzado en su pecho arsenal suficiente como para acabar con el Imperio que les domina. Pero ni él ni Han dispararán contra los malos, ni les va ni les viene. A no ser que les paguen, claro.

Pero en ellos dos (uno con melenita rubia y descastada, otro impecablemente peinado con gomina) subyace enterrado un afán que –si alguien tiene la suerte de que Star Wars y Casablanca le pillen de nuevas- es absolutamente insospechado.

En Rick este yo soterrado se desvela en la que, probablemente, sea la mejor escena de la película: aquella en la que el mayor Stresser comienza a cantar un himno nazi. Bogart entra en el bar callado y, sin decir una palabra y en un plano que dura tan solo dos segundos, asiente con la cabeza, ordenando que la banda de su bar toque La Marsellesa. A él le cuesta que durante esa noche los alemanes le cierren el bar; a nosotros nos compensa con esos dos segundos en los que Rick se ha desnudado. Nos adelanta el final de la película y lo que es mejor: saca a relucir sin querer quién es él verdaderamente, en qué bando está.

Mucho menos elegante puede parecer Han Solo cuando -tras prometer que después de ayudar al rebelde Luke Skywalker volverá a sus trapicheos como cazarrecompensas- decide irrumpir también. Él lo hará en una batalla espacial, derribando a los cazas que están a punto de cargarse a Luke, quien, a partir de ese momento, dejará de ser un cliente para convertirse en su amigo.

La elegante sequedad con la que Rick permitirá huir a Ilsa y a Laszlo (su mortal enemigo, pero en el amor en guerra no hay reglas, tampoco para saber perder) es la misma chulería collejera con la que Han Solo siempre tratará a Luke y a la causa democrática por la que empezará a luchar.

No tienen, o no quieren tener, estos dos personajes la habilidad necesaria para declarar su amor como lo piden los usos sociales. Blaine lo hará dándole a Ilsa y a Laszlo las cartas para viajar a Estados Unidos, quedándose él en una ciudad donde, a consecuencia de sus actos de amor, le rebanarán el cuello en cualquier momento. Han Solo únicamente lo manifestará cuando estén a punto de congelarlo en carbonita, poniéndolo en riesgo de muerte. Segundos antes de que él pierda la consciencia, Leia le confesará su amor.

-Te quiero.

A lo que él contesta:

-Lo sé.

Y no se me ocurre una forma más bonita y creíble que ésta para que él le diga que lleva ya tiempo jugándose el cuero por sus huesos y que está dispuesto a dar la vida por ella.

Ellas, porque ellas son otro tema. Curtiz consiguió que Ilsa tuviera ese halo de ángel caído, esa angustia retenida, ocultándole a la Bergman durante el rodaje de la película de quién estaba su personaje enamorado, cuál sería el final. Y Leia… Leia, afortunadamente, se dio cuenta de que de quien estaba enamorada no era de su hermano, sino de otro mucho más macarra.

Pero ellas, siempre, son otra historia.

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Comentarios

  • Pomme

    Por Pomme, el 05 abril 2015

    En la película se cuenta que Rick Blaine lucho en Etiopía para combatir la invasión italiana del 35 y como brigadista internacional por la República. Eso hace que no sea y cito:<> sino uno de los muchos luchadores antifascistas que después se vieron traicionados y perseguidos por sus países de origen (EEUU en su caso) bajo la sospecha de ser comunistas.
    Así que su personaje más que ser un cínico está hastiado y dolido.

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