Los Vinagres más calentitos y provocadores con ‘Buen clima’

La banda canaria Los Vinagres. Foto: Sergio Albert.

Descarados y desenfadados, una actitud que ya traen de serie los tres canarios componentes de Los Vinagres –Abel, Sergio y Rober– presentan un nuevo trabajo, ‘Buen clima’, un esperadísimo disco que fue compuesto on line durante el primer confinamiento y que luego, aliviada la crisis sanitaria, fue grabado en Sevilla. En octubre, organizaron el festival Vinagrenéfico para ayudar a los afectados por la erupción del volcán de La Palma, su isla. Ahora estrenan unas canciones que quieren hacerte bailar, olvidarte de las ruinas cotidianas y entregarte al desenfreno cómplice; unas canciones donde reina lo calentito, lo cercano y hasta provocador, en el sentido tropical y latino del término. Ya bastante alejados del rock and pop que alumbró su carrera en los inicios, Los Vinagres agarran sus creaciones a las influencias latinas para buscar ahí su esencia y su evolución.

Asentados en Madrid desde hace años, aunque defensores a ultranza de las volcánicas tierras que les vieron nacer, el trío destila en Buen clima una mezcla donde todo puede darse: bachata, rumba, pop, todo aquello que incite a bailar, unas influencias que ellos mismos sitúan de este modo: “Nosotros escuchamos de todo, desde Maluma hasta Metallica. Te pinchamos un temita tanto de Mystery Lights como de Nicky Jam”.

Sois de La Palma, ¿tocó el volcán a alguien cercano a vosotros?

Al final allí nos conocemos prácticamente todos. Si no sabes quién es alguien, conoces a alguien que sabe quién es. El destrozo fue brutal… Cuando estuvimos allí justo el día en el que paró el volcán, estábamos impactados.

En este nuevo disco, habéis puesto las canciones en manos de dos productores top, ¿quién los ha elegido?

Hacía tiempo que le teníamos el ojito echado a Raúl (Pérez) y a su estudio (La Mina) en Sevilla y con Antonio (Narváez) ya habíamos trabajado anteriormente. Nos pareció una idea tremenda fusionar esos dos mundos, lo conocido y lo que teníamos ganas de probar.

Cuando habéis llegado al estudio con estas canciones, ¿cuánto y cómo las han modificado o enriquecido estos dos productores?

Al final, cuando trabajas de manera tan focus en un disco, pierdes un poco la perspectiva y está bien buscar a alguien externo que te ayude a encauzar todo. Sobre todo a nivel de estructurar las canciones. Pero donde más se nota la mano de ambos es en el sonido. Antonio hizo magia con las voces y Raúl nos dio el toque orgánico que queríamos en la mezcla general.

Realmente el disco es un muestrario de estilos, marcado por las tendencias, ¿ha sido premeditado no decantarse por algo concreto?

Hicimos el disco que queríamos escuchar. Nuestras influencias son muy variadas, por lo que al llevarlas a nuestras canciones hace que cada una de ellas tenga un aire diferente. Algunas tienen un corte más latino, otras más pop y las hay roqueritas también.

Lo que sí rezuman todas las canciones, y ya desde el título se huele, son las ganas de normalidad, de recuperar lo amable…

En general, es un disco alegre, hecho para bailar, pero hay bastantes letras que hablan del desamor y la nostalgia. Al final, siempre cantamos sobre nuestras experiencias y por aquel entonces, cuando fue compuesto, teníamos ganas de volver a ser quienes éramos. Una orquesta que se sube a la tarima y hace disfrutar a la peñita.

El disco lo habéis grabado en Sevilla, ¿era necesario salir de Madrid para poder grabarlo o han sido otros los motivos?

Muchos discos que nos flipan fueron grabados allí, en el estudio de Raúl. Queríamos probar con él y resultó ser una experiencia brutal. Pasamos dos semanas metidos en el estudio 24/7 ya que hacíamos noche allí mismo y eso te permite estar 100% a crear y experimentar.

Creo, tengo entendido que hace tiempo que vivís en Madrid… toda esta pandemia ha cambiado no solo Madrid, el mundo entero, ¿notáis, sentís algo de eso? ¿pensáis que esto ha sido algo que había que pasar y que volveremos a ser como antes?

Está claro que volveremos a ser como antes. No sé si mejores, que estaría guapísimo, pero sí creo que le perderemos el miedo a estar todos juntitos y contentos.

En vuestras letras tiráis de experiencias personales, tratáis de relaciones humanas, ¿son autobiográficas?

Casi siempre intentamos hablar no sólo de anécdotas propias, sino que procuramos hacerlo sobre todo en nuestra jerga. Al final hay muchas formas de decir una cosa y hacerlo de la manera en la que a uno le sale en la calle nos resulta más fácil. Pero sí, la mayoría de las cosas son autobiográficas. El próximo disco se viene triple, que en estos dos años, entre una cosa y la otra, hemos tenido vivencias para rato.

‘Gilipollas’ habla de un cambio. Dadnos más detalles sobre esta letra.

Gilipollas es una letra de amor. En general, habla de dos personas que están un poquito quemadas de sus relaciones pasadas, pero al encontrarse se dan cuenta de que hay esperanza de estar guay con alguien. Es un tira y afloja entre querer intentarlo y decir “bah, paso”.

‘Madrid’, por ejemplo, ¿es un ejercicio de nostalgia? ¿Echáis de menos La Palma?

Mucho. Siempre que podemos nos damos el saltito y echamos el rato con nuestras familias y amigos. También nos flipa ir a tocar para allá.

¿Qué bandas o qué grupos en los orígenes os hicieron querer dedicaros a esto?

Yo (Abel) tocaba en un grupo hace muchísimo tiempo donde Rober tocaba las congas. Y al final de los ensayos tocábamos los típicos temitas de Led Zeppelin, Héroes del Silencio, Limp Bizkit… Lo típico. A Sergio también lo veíamos por ahí unos añitos después rascando la guitarra en otros grupitos. Pero a pesar de eso, también se nos calentaban los tobillos en las verbenas bailando a Elvis Crespo.

Nacer y crecer en Canarias, ahora que podéis comparar, ¿ha sido una buena cosa?, ¿no se queda pequeña una isla cuando alguien quiere comerse el mundo?

Si hay algo de lo que siempre hemos sentido orgullo es de ser palmeros. No hace falta hablar mucho con nosotros para darse cuenta de eso. La insularidad obviamente tiene sus desventajas. Ya solo para una banda, el tener que desplazarse a dar un concierto en cualquier punto de la península es un mundo. Pero vivir allí es otro rollo. Hay calidad de vida.

¿Con qué grupos de aquí os sentís hermanados? (por afinidad musical, por amistad, por lo que sea)

A cualquiera de los que tocaron en La Riviera (Madrid) en el Vinagrenéfico le pondría un pisito en Jinámar. Y a Sidonie, que estuvimos haciendo una canción juntos y los llevamos en el corasao pa siempre.

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