Macho Man, el brutal artefacto anti-machismo de Àlex Rigola llega a los Teatros del Canal

La sala del Vis a vis de Macho Man.

La sala del vis a vis de ‘Macho Man’. Foto: M. Artalejo.

“Preferiría que me hubiera dado una hostia. Ese dolor se te quita en el momento. Pero esto… No comer. El miedo. La ansiedad. La angustia. Esto no se va nunca”… La nueva propuesta del dramaturgo Àlex Rigola es brutal. ‘Macho Man‘ nos pone frente a frente del machismo que se sigue colando de forma escandalosa por todos los resquicios de nuestra sociedad. Hasta el maltrato. Hasta la anulación de la otra. Hasta el asesinato. Ahora llega a los Teatros del Canal de Madrid. Y nos dejó impactados.

“Sólo quería morirme. Me convertí en un cadáver. Un muerto en vida. Cuando sufres algo así, es como si te hubieran quitado el alma. Como si se hubiera ido y se la hubiesen colocado a una cosa. Te conviertes en un objeto”. “Lo más terrible es que cuando sufres maltrato terminas, sin querer, convirtiéndote tú misma en una maltratadora. Comienzas a machacar a toda la gente que te rodea y que te quiere. Tus padres, hermanos, amigos”…

La última propuesta del dramaturgo Àlex Rigola no da tregua. No permite un respiro. Se trata de un recorrido interactivo por un artefacto dramatúrgico compuesto de 12 habitaciones que se titula Macho Man. Un verdadero pasaje del terror sin actores profundamente desasosegante por la sencilla razón de que todo lo que se ve y se escucha durante los 50 minutos de itinerario es simplemente la verdad. Como los testimonios de mujeres que abren estas líneas. Nada aquí está inventado. Nada es nuevo. Y probablemente sea esto último lo más perturbador de todo: nada es nuevo porque todavía no hemos sido capaces de acabar con ello. Macho Man trata de sacudir el árbol en este sentido. Parece que la violencia machista fuera algo que diéramos por garantizado. Como si hubiéramos tirado la toalla y aceptásemos la situación con la escalofriante resignación de quien sabe que padece un cáncer que no se puede extirpar.

“Soy machista. Nací en una sociedad machista y cada día lucho por serlo un poco menos”, explica Rigola, artífice de esta instalación que ha necesitado más de 10 meses de exhaustiva documentación y el asesoramiento de la psicóloga Alba Alfageme para ponerse en pie. “En la piel de nuestra sociedad están incrustadas unas maneras de ser que son intolerables en el siglo en que vivimos. Es para que se nos caiga la cara de vergüenza. En ocasiones son pequeños detalles, otras veces hechos claramente escandalosos. Y cada vez que los dejamos pasar tienen consecuencias. No hacer nada frente a las desigualdades de género es ya una posición tremendamente machista que facilita directa e indirectamente la violencia extrema”.

Macho Man ocupó el foyer del Teatro Municipal de Girona, donde se estrenó el pasado día 16 dentro de la programación del Festival Temporada Alta. Hoy llega los Teatros del Canal de Madrid, donde se podrá ver hasta el 17 de marzo. El espectador entra al itinerario pertrechado de unos auriculares a través de los que una actriz, que también ha sufrido violencia machista y prefiere quedar en el anonimato, nos irá guiando dentro de un laberinto. Escucharemos escalofriantes testimonios y conversaciones reales. Datos, textos, objetos, preguntas, sentencias, declaraciones, fotografías, libros, vídeos… Todo está inteligentemente dosificado y dispuesto para lograr el mayor efecto dramático. La realidad nos irá golpeando sin pausa. Resulta, en cierta forma, agotador.

Es recomendable acceder a la instalación con el mayor número de personas desconocidas posible, pues, sin quererlo, las reacciones del público también se convierten en parte de la experiencia. Uno de los momentos más esclarecedores de este viaje personal ocurre en la llamada «sala del vis a vis». En la anterior estancia el grupo ha sido dividido en dos partes, de tal forma que al entrar en la siguiente habitación, una simulación de un vis a vis carcelario, el visitante se sentará cara a cara, separado por un cristal, con un desconocido o desconocida. La voz de la actriz te conminará a que te fijes en su pelo, sus ojos, su nariz, su cuello… Es entonces cuando empieza una batería de preguntas enfocadas, fundamentalmente, a hacerte ver que más veces de las que crees has tenido una actitud pasiva ante hechos machistas o de violencia de género que han ocurrido en tu hábitat más cercano.

¿Qué pasa con los niños cuando les rodea la violencia machista? Foto: M. Artalejo.

¿Qué pasa con los niños cuando les rodea la violencia machista? Foto: M. Artalejo.

Mírale a los ojos y responde con sinceridad. Una de las habitaciones de Macho Man de Àlex Rigola. Foto: M. A.

Mírale a los ojos y responde con sinceridad. Una de las habitaciones de Macho Man de Àlex Rigola. Foto: M. A.

A este cronista le tocó enfrentarse a una muchacha de unos 25 años. Tenía una mirada limpia y penetrante. Respondimos con sinceridad a todas las preguntas hasta que llegó: “¿Has sido, alguna vez, víctima de un episodio de violencia machista?”. Ella movió su cabeza afirmativamente, mientras la del periodista se movía de lado a lado. En ese momento, se siente un escalofrío.

Nada más finalizar el viaje hablamos con Àlex Rigola. ¿Qué le ha llevado a escoger este tema para su nuevo montaje? “Existe una razón de peso y profundamente egoísta”, explica el director. “Tengo una hija y no quiero que viva en un mundo como este”. “Hay dos cosas fundamentales que he aprendido con Macho Man. Una, de la que estoy especialmente satisfecho, es que sirve para activar recuerdos olvidados. Cuando lo estrenamos, una mujer de 73 años sintió la necesidad de acercarse a mí para contarme que tras su recorrido había aflorado en su memoria que la habían violado cuando tenía 10 años y era algo que tenía escondido. También las chicas muy jóvenes, tras asistir a Macho Man, saben, desde entonces, cómo ponerle nombre a cosas que les ocurren, que les han ocurrido o que puedan ocurrirles”.

“El cerebro sabe cómo engañarte y te aseguro que la violencia machista no es más que la punta del iceberg de todo un universo de situaciones que hay por debajo y de las que creemos ser conscientes, pero de las que en muchas ocasiones no tenemos ni idea o no queremos darnos cuenta. Hablo de tensiones que tienen que ver con un mundo injusto y en absoluto igualitario”, añade Rigola.

Macho Man no enseña sangre, ni cadáveres, pero revuelve conciencias y estómagos. Te cuestiona, te interroga, te hace explorar con sinceridad dentro de ti aun a sabiendas de que lo que puedas encontrar no vaya a gustarte del todo. Sobre todo, si eres hombre. No propone soluciones al problema. No es esa su intención, pero sí aporta su grano de arena.

Acabamos con un escrito de la actriz que nos sirve de guía y que puede leerse en la segunda sala de Macho Man. Unas líneas que escribió en la peor etapa de su maltrato físico y que muestran sin filtros el nivel de desgaste psicológico que provoca una situación de violencia machista:

19. 10. 15

Si me ves llorar por ti, grítame.

Si me ves llorar por nosotros,

grábame con el móvil.

Si me ves llorar la noche de antes,

dime que soy teatrera.

Si me ves llorar, estrangúlame

con una mano, y tápame la

boca y la nariz con la otra.

Y mientras, grítame que me

calle, y llámame puta loca.

Será de la única manera

en la que me vaya de tu lado.

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