Madrid DF, motor del arte emergente y social
Doce galerías de arte contemporáneo han montado en el último año Madrid DF, original nombre para una iniciativa que quiere crear una atmósfera favorable a la cultura en la calle Doctor Fourquet, en la trasera del Museo Reina Sofía. Así que allá se fue El Asombrario a descubrir talante y talento. Esta es la primera de las entregas que a lo largo del otoño completarán tres recorridos para dar pistas artísticas distintas y de calidad por Madrid. A Doctor Fourquet le seguirán las galerías de Malasaña en noviembre y las de Las Salesas/Distrito 004 en diciembre.
RAFA RUIZ
Las hay pequeñas y conceptuales, como Casa sin Fin (número 11), que cuenta con otro espacio en Cáceres; y muy prestigiosas, como Helga de Alvear (número 12), una de las más famosas coleccionistas de España.
Las hay pioneras en la calle, marcando el buen gusto, como Espacio Mínimo (número 17), que lleva años removiendo ánimos con trabajos como los de Tom of Finland, Erwin Olaf y Enrique Marty; las hay consolidadas y llegadas de otros distritos, como Fúcares (número 28).
Y las hay jóvenes y recién abiertas en el DF tras el verano. Como Liebre (número 30), que ha desembarcado procedente de General Perón; y Alegría (número 35), que antes abría sus puertas en pleno Rastro. Entramos en estas dos, y nos atienden con tanta amabilidad como buen criterio
Luján Marcos es codirectora de la Galería Alegría, junto a Sebastián Rosselló. Nos cuenta sus primeros pasos en la calle: «Estábamos en Cascorro, pero ya quedábamos fuera de la ruta de galerías que se ha creado en torno a Lavapiés», explica Luján. «Por eso decidimos venirnos para acá. A crear barrio. Primero íbamos a llegar a un acuerdo para exponer en los escaparates de la peluquería que lleva aquí al lado una señora encantadora que se llama Felicidad. Pensamos que la conjunción de Alegría y Felicidad solo podía traer cosas buenas. Pero, al final, encontramos este local y nos lanzamos a abrir espacio propio». Sus dos primeras exposiciones han tenido como protagonistas al fotógrafo Nico Baixas, con su trabajo sobre los límites escultóricos de las manos, y al pintor vasco Iñaki Imaz, que ha ocupado septiembre y también lo hará octubre.
En Liebre, el traslado se ha debido claramente al deseo de «buscar mayor visibilidad», señala una de sus encargadas, Cristina Toledo; aunque han cambiado el amplio y luminoso espacio que tenían en Azca, junto a General Perón, por un local profundo y estrecho, lleno de recovecos, que se presta a los secretos y sorpresas. Han inaugurado la nueva Liebre con Los Titulares, una selección de los artistas más representativos de la galería dirigida por Isabel Gómez y que echó a andar hace dos años. «Nuestra filosofía es apostar por los artistas que comienzan su carrera». Entre ellos, Assaf Iglesias, Laramascoto, Luis Pérez Calvo y Sebas Beyro. Los Titulares estarán en DF hasta el 9 de noviembre; a partir de ahí, el polaco Bartozs Beda.
Seguimos el recorrido por una calle cada vez más animada, aunque también últimamente ha registrado bajas, como la de la galería Eva Ruiz. Pasamos por tres puntos culturales de mención imprescindible: la Sala Mirador, cuya programación dirige desde esta temporada Juan Diego Botto con el objetivo, ha declarado él, de «recuperar la función social del arte»; un huerto urbano, loable iniciativa ciudadana para aprovechar solares abandonados y que ofrece la ilusión de teletransportarte a un terreno de árboles y huertas de un pueblo un poco desvencijado pero con mucho encanto; y La Libre, café-librería -volúmenes de segunda mano en venta, decoración vintage, abierta todos los días con amplio horario-, que aporta uno de los ambientes más cálidos en este tipo de locales que mezclan café, té y letras, y que en los últimos tres años se han multiplicado en Madrid.
Ahí están Marta Cervera, ya en la calle Valencia. Y el espléndido local de la galería Moisés Pérez de Albéniz (número 20), que ha expuesto a Antoni Muntadas, Miralda, Ana Laura Aláez, Pello Irazu y Txomin Badiola, y que además suele ofrecer interesantes intervenciones en su fachada. Y el recogido y blanco espacio de García Galería (número 8). Y Maisterravalbuena (número 6), que cuenta en su listado con artistas como Antonio Ballester Moreno; y Nogueras Blanchard (número 4), siempre recomendables, siempre con ganas de mostrar algo distinto. Intervenciones de street art en muros y cierres metálicos. Sencillas casas de vecinos. Poco tráfico.
Y terminamos donde comienza la calle, casi esquina con Santa Isabel, en Louis 21 (número 1), pequeña galería que ofrece una de las cuotas más altas de calidad por metro cuadrado. Francesco Giaveri, su director, nos cuenta que tienen otro local en Mallorca desde 2011 y que en el DF abrieron el 6 de abril. «Visto desde fuera, creíamos que era el sitio idóneo, el lugar que nos ofrecía una oportunidad para hacer cosas sin barreras, para generar un conjunto, unas sinergias, para trabajar con artistas emergentes y a la vez atraer un flujo de clientela interesante en esta vía del arte menos asentado». En sus paredes, el arte de pura pintura, de colores básicos, de esencia plástica, del alicantino Antonio González. En la ventana -a modo de escaparate rebelde que reclama atención a la cultura más que a lo comercial- han citado al mallorquín Joan Morey, con su intervención Spoilers.
Francesco dice que creían en todo eso viéndolo desde fuera… ¿Y ahora, viéndolo desde dentro? Sonríe. Concluye: «Ha superado las expectativas, sobre todo por el ambiente creado en la calle».
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