Marta Fernández Muro: “A los políticos no les interesa la Cultura porque el que es culto roba menos»

MARTA FERNÁNDEZ MURO CON CARTEL

MANUEL CUÉLLAR, Madrid

La actriz y escritora Marta Fernández Muro tiene mucho mundo interior. Así lo demuestra en la obra Un pasado en venta un monólogo interpretado y escrito por ella misma con dirección de Pilar Massa y que se representa en La Casa de la Portera. Se trata de una obra muy personal en la que con la excusa de vender una casa, la protagonista realiza un verdadero desnudo emocional que cala y muy hondo en el público.

Fernández Muro fue conocida por el gran público tras su aparición en la película de Pedro Almodóvar Laberinto de pasiones, pese a que ya había realizado otros papeles en cintas como Qué hace una chica como tú en un sitio como este, Arrebato o Volver a empezar. Pero fue aquella mujer que tenía que dar bromuro a su padre para evitar que la violara la que fijó su rostro en el gran público. “Lo fuerte que debió de ser aquello que han pasado generaciones y la gente me sigue recordando por ello. Hice mucho cine, pero luego me entró mucho deseo de hacer teatro”, asegura Fernández Muro sentada en la habitación grande de La Casa de la Portera.

Pregunta: Una de las grandes sorpresas de Un pasado en venta es la enorme calidad de su texto. ¿Cuál es su secreto?

Respuesta: Es un texto del que he hecho montones de versiones. Tenía miedo a que sonara poco teatral. Me resultaba todo el tiempo como relato. He publicado dos libros de relatos: Niñas malas y Azogadas. Tiene muchas lecturas. Es una familia muy estrambótica, pero en la que hay mucho desamor. Es todo un galimatías. El secreto está en tener tiempo para sentarte y escribirlo.

P. ¿De dónde sale esa obsesión por la muerte?

R. Qué cosa, ¿verdad?. Al escribirlo no lo notaba y ahora al representarlo lo noto muchísimo. Muchísimo. Lo noto porque a la gente le impresiona. Tal vez porque me hago mayor. Porque pienso que la muerte es algo que está. Tal vez porque mucha de la gente a la que he querido ya no está. Bueno, pasaron, pero están.

P. ¿Cómo llegaste a La Casa de la Portera?

R. Este texto lo escribí como un monólogo para mí. Luego vino el problema de dónde demonios lo podía estrenar. Fue Pilar Massa, mi directora, la que me dijo que La Casa de la Portera era un lugar perfecto para este texto.

P. ¿Cómo se maneja una proximidad tan extrema con el público?

R. Para mí es lo más complicado de todo esto. Hace que mi atención se disperse y yo necesito tener muchísima concentración. La gente te habla, te dice cosas y eso para un actor es muy, muy complicado. Estuve en el microteatro, pero es otra cosa. El público no estaba tan incorporado. Era más sencillo, la verdad.

P. ¿Estrenar en un espacio tan reducido ha sido una necesidad por cómo están las cosas?

R. Hace dos inviernos terminé La aveja Reina con Verónica Forqué y dirección de Miguel Narros. Ahí hubo un punto de inflexión. Cuando comenzó la crisis, realmente no lo notaba. Me seguían llamando y trabajaba mucho. Pero hará un año y pico, con el recrudecimiento de la crisis empecé a notarlo y tuve que ponerme las pilas.

P. ¿Qué le pasa a la Cultura en España?

R. Pasa que a los políticos no les interesa la Cultura. La consideran como un mal menor. Pero la cultura bien hecha va unida a la ética. Por eso a los políticos no les interesa la Cultura, porque una persona que es mejor, que es culta, roba menos. Creo que el que tiene Cultura tiene menos deseos de poseer y más de que su vida transcurra en otros escenarios. Solo roba el que no ve más allá de lo que tiene.

P. ¿Qué le parece cómo se están haciendo las cosas en este momento?

R. Al señor Wert (ministro de Cultura) le diría que no se puede ser tan bruto, tan inculto, tan mal comunicador, tan mal relaciones públicas… No se puede ocupar un cargo tan alto y tener tan poco don de todo. No se puede. Me parece de una arrogancia tremenda. Está fuera de todo sentido común, carece de delicadeza… Desde que llevo en este trabajo, la Cultura ha sido un hijo pobre. Pero no se quieren dar cuenta de que España, una vez terminado el ladrillo y la usura, podría tener un enorme potencial cultural. Hay ánimo y mucho talento.

Un pasado en venta. Jueves y Viernes a las 20.00 horas. Sábados y domingos a las 18.00 horas. La Casa de la Portera. C/ Abades, 24 bajo derecha.

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