Buscamos los mejores libros infantiles en la Feria de Madrid

Ilustración del libro ‘¿Qué me cuentas Caperucita?’ de José Carlos Andrés y Éric Puybaret.

Ilustración del libro ‘¿Qué me cuentas Caperucita?’ de José Carlos Andrés y Éric Puybaret.

¿Cómo sería una Feria del Libro de Madrid, que arranca hoy, sin novedades, sin polémica por la elección del cartel, sin tormentas, sin sus libreras y libreros? No sería. Este año, además de presentaros 12 novedades, he querido hablar con ellas, con las libreras. Cinco mujeres que están al frente de cinco de las librerías de infantil referentes en Madrid: Clara Porras de La Mar de letras (Centro), Ester Madroñero de Kiriku y la Bruja (Retiro), Alejandra Camacho de El Dragón Lector (Chamberí), Zaida Pérez de Liberespacio (Moncloa) y Marina Díaz de Turuletras (Ciudad de los Ángeles).

Cinco mujeres que luchan cada día por sacar adelante sus librerías con ingenio y sobre todo con trabajo, con duro trabajo. Estar rodeadas de fantasía, de personajes maravillosos, de autores y libros da muchas satisfacciones, pero también muchos quebraderos de cabeza. A las cinco les chifla recomendar, les gusta que sus personalidades y criterios se vean reflejados en sus casetas y en sus librerías. Les gustan los libros de calidad, y se alejan de las modas de nuevos autores salidos de YouTube que venden mogollón pero con libros sin personalidad y sin estar ajustados a las necesidades individuales de cada lectora o lector.

Todas tiene con la Feria sentimientos ambivalentes, porque, a pesar de las dificultades, del trabajo, de las hora sin sueño, de las preocupaciones y de las muchas trabas nuevas que cada año surgen, ninguna de ellas renunciaría a la cita con la Feria. Una gran oportunidad para los contactos; una cita donde libreros y editores hablan y conversan; un territorio donde ver las tendencias de consumo y preferencias de los lectores.

Habla primero Alejandra Camacho, de Dragón Lector (Caseta 70-71): “Todos los días son una fiesta. El contacto con las lectoras y lectores es fundamental. Aunque para llegar a la feria son muchísimos los días previos de duro y agotador trabajo, de elegir bien los libros que vamos a llevar. La feria luego es maravillosa, porque te encuentras con un montón de lectoras y de lectores, a los que estamos muy agradecidos. La ciudad de Madrid siempre responde de manera fascinante, con datos estupendos de ventas. Económicamente, necesitamos de la Feria para sobrevivir el resto del año. Lo más importante es afinar en el fondo que llevas a la feria. Para nosotras no es lo más importante centrarnos en las superventas, al final lo que queremos es que nuestra caseta nos represente por nuestros criterios, que refleje nuestra personalidad, nuestros gustos, nuestros imprescindibles, más allá de que también existen unos títulos que son básicos porque conectan mejor con los lectores y se demandan más. Nos damos el gusto de llevar fondo, que es un poco lo que está desapareciendo en la feria, porque la gente no arriesga y se limita a llevar novedades”.

Ahora Clara Porras, de La Mar de Letras (caseta 104): “Para nosotras la feria es como un kit-kat, un paréntesis en la vida cotidiana, en la que todo es igual pero nada es lo mismo. Cambiamos de paisaje. Nos mudamos a un lugar hermoso, rodeadas de árboles y de gente que se dedica a lo mismo que nosotras. Un mundo de libreros y libreras repletito de autores, ilustradores, editores y, sobre todo, lectores. Es un sueño colectivo en el que todo gira en torno al libro. Vale la pena el estrés previo, el temible día de la recogida, los tiras y aflojas con la dirección del parque, el trasteo incesante de cajas y nervios… Es muy bonito formar parte de una tradición tan arraigada en la ciudad que tiene a la lectura como protagonista”.

Es el turno de Zaida Pérez, de Liberespacio (caseta 125): “Para mí la Feria del Libro de Madrid siempre ha sido muy especial; de pequeña hacíamos todos los años una excursión familiar y tengo muy vivos los recuerdos de los libros que me dejaban escoger. Ahora, como librera la vivo con otra intensidad, manteniendo siempre la sensación de que es la ¡gran fiesta del libro! Y como toda fiesta, organizarla, celebrarla y vivirla conlleva sentimientos de felicidad y alegría por un lado y mucha tensión y trabajo por otro, ya que requiere muchos preparativos para que todo salga bien. Convertimos la caseta en un Liberespacio ambulante y eso supone mucho trabajo de preparación y de selección de los títulos a llevar. Esta selección es más compleja en tanto en cuanto la diversidad de público de la feria es mayor y diferente del público habitual de la librería; el objetivo es llegar a todos, pero sin perder la esencia de Liberespacio. Lo que más nos gusta es recomendar; lecturas bien escritas de editoriales que miman y cuidan mucho sus publicaciones. En total llevamos casi 4.000 ejemplares. Como en toda fiesta, también tenemos invitados especiales, que son los autores e ilustradores que firman en la caseta. Este año tendremos 28 firmas distintas en los 17 días que dura la feria. Para mí ofrecer la posibilidad de conocer a los autores y poder tener un libro firmado por ellos para guardar y recordar es aportar un valor especial al libro, que lo transforma en un objeto personalizado de colección. La feria es una inyección que nos ayuda a los libreros a continuar en este mundo tan difícil como es el sector del libro, del que todos dicen que es importante, pero al que al final muy pocos hacen algo por apoyarlo y sostenerlo”.

Ester Madroñero, de Kiriku y la Bruja (Caseta 123), opina: “Vamos a la feria desde 2014 y desde el principio tengo las mismas sensaciones, sensación de amor-odio, que no puedo evitar. Me agota el trabajazo que es preparar la feria, pensar en todos los detalles, cuidar la imagen de la librería, seleccionar la oferta variada que queremos llevar para una caseta tan pequeña, la relación con todos. Por otro lado, me entusiasma el ambiente de fiesta de la feria, la relación con el público, la sensación de que todas las niñas y niños y familias que se acercan tienen ilusión por encontrar sus libros. Me recuerda a mi infancia, cuando iba a la feria con mis padres, y llegaba ese momento mágico cuando de repente me decían: puedes elegir cinco libros, los que quieras. Esa sensación de libertad y de muchísimos libros para el verano me entusiasmaba, y sigo teniendo esa misma sensación”.

Y finalizamos este paseo en la caseta número 106 de Turuletras con Marina Díaz: “La Feria del Libro es un huracán, así es como la defino. Porque te arrolla con una cantidad de trabajo desbordante y un cúmulo de sensaciones que cambian a cada instante. De entrada, te sobrepasa el trabajo, pero poco a poco ves que le ganas la partida y te emociona la cantidad de libros bonitos que sabes que vas a ofrecer a los lectores. En los preparativos eres capaz de pasar de la risa al llanto, de las cosquillas en el estómago de los nervios para que todo salga bien a pensar que en el fondo da igual porque hay que disfrutarlo. Así que en resumen lo dicho, para mí pasa como un huracán, quizá porque yo también lo soy un poco. Pero, en cualquier caso, lo mejor de la Feria es que es la fiesta del libro y de los que amamos los libros, así que al final disfrutamos y lo pasamos pipa, porque la cultura está para disfrutarla”.

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Ahora vamos con la selección que hemos hecho para El Asombrario. Es mi selección de 12 álbumes infantiles, pero, ojo, que si alguna de estas libreras te hace otras, acéptalas. Ellas son sabias.

Gracias, amigas, por abrirnos vuestras casetas y darnos cobijo para la charla, que charlaremos mucho; para reír, que reiremos mucho, y para querernos, que eso ya lo hacemos desde hace años.

‘¿Qué me cuentas Caperucita?’. José Carlos Andrés y Éric Puybaret. Algar.

Y muchos años después, la dulce e inocente Caperucita Roja aún tiene cosas que contarnos. Sobre todo porque está harta de polémicas y de que hablen por ella. La tradición le pesa mucho y eso le aburre. Por eso un buen día, harta de todo, decide cambiar la capa roja por otra de muchos colores. José Carlos Andrés ayuda a Caperucita a reivindicar su papel de personaje irrepetible y dar protagonismo a su derecho a ser diferente. Color, humor y provocación son los ingredientes principales de este magnífico libro.

‘Bajo las olas’. Meritxell Martí y Xabier Salomó. Flamboyant.

Un libro para dejarse llevar por las olas y confiar en ellas. Un libro que despierta el amor que muchos sentimos por el mar, un libro que sin casi palabras te cuenta un día de playa. Y sin palabras casi te vas a quedar cuando llegues al final y descubras la historia que te trae. Delicioso.

Una gallina en la azotea’. José Carlos Romá y Ana Gómez. Canica Books.

Basado en un hecho real, este libro nos trae la historia de una gallina que de repente un buen día aparece delante del autor encaramada en una azotea. Y es que cuando una gallina se estresa, de ella se puede uno esperar cualquier cosa. El caso es que esta gallina en busca de un balneario para relajarse se sube a lo alto de una azotea y es aquí cuando empieza el jaleo. El pueblo se altera, se altera el granjero, se altera la vaca, se altera la oveja, se altera la rana y un montón de bichos más.

La gran fiesta de los olores’. Pato Mena. NubeOcho.

Es hora de irse de fiesta de disfraces con unos topos muy cegatos. Ellos no se disfrazan como nosotros, sino que se ponen un disfraz que huele. Aroma de rinoceronte, aroma de rana, aroma de caballo…  Con un par de gotas ya están disfrazados. Todo está tranquilo y divertido, hasta que en la fiesta se cuela una peligrosa y hambrienta comadreja. Una fiesta donde se baila sin parar y donde yo creo que suenan todos los éxitos de los Village People (tú ya me entiendes).

‘Lenny Langosta se queda a cenar’. Finn Buckley, Michael Buckley y Catherine Meurisse. Libros del Zorro Rojo.

¿Qué puede salir mal para una langosta cuando se la invita a una cena de gala? Pues nada, ¿verdad? Sobre todo si es bien recibida por sus anfitriones, que la esperan con un baño de agua muy calentita y todos los comensales llevan un babero con su foto. No dejes de acudir a esta divertida cena de gala, tan divertida e inocente que esta noche para cenar pedirás hojitas de lechuga con un poco de sal.

‘Duelo al sol’. Manuel Marsol. Fulgencio Pimentel.

Del ganador del Premio de Ilustración de Bolonia 2017, nos llega un western al más puro estilo americano. Un indio y un vaquero se van a encontrar en el Lejano Oeste para enfrentarse en un duelo bajo el sol. Pero un montón de incidencias inevitables hacen que el duelo sea constantemente interrumpido. La tensión se masca en el aire, el polvo del desierto hace irrespirable el ambiente, el sol abrasador quema la piel…

‘Rumba, la jirafa que volaba al bostezar’. Aleix Aguilá y María Beitia. Milrazones.

Todos sabemos que la jirafa es de los pocos animales que gracias a su cuello puede llegar a sitios donde nadie más puede llegar, pero… ¿podrá llegar hasta la Luna? Y es que la abuela se ha ido allí y Papu se pregunta que habrá allí. Así que Papu y su jirafa empiezan una amistad que les llevará de viaje por el mundo hasta terminar en la Luna.

‘Méliés’. Ximo Abadia. Libre Albedrío.

Con este libro comienza un doble viaje, uno a través de su texto y otro a través de sus ilustraciones, que buscan homenajear a Georges Méliés, uno de los primeros directores de cine y pionero de los efectos visuales a través de mundos fantásticos. Un texto que se inserta entre las ilustraciones como lo hacían los textos de las películas mudas. Estamos ante un libro raro, de esos imprescindibles que dan personalidad a tu biblioteca.

¡A la Luna, a las dos y a las tres…! Nieves García García y Noemí Villamuza. Kalandraka.

Nuestras bolsas de papel de la Feria del Libro de Madrid tenemos que llenarlas también de poesía. Y la excusa es perfecta, porque este recién Premio de Poesía para Niñas y Niños Ciudad de Orihuela es ideal. Estamos ante un poemario que puede gustar tanto a niñas y niños como a adultos. A los mayores, porque partiendo de la tradición popular tradicional, Nieves García nos propone un nuevo planteamiento literario novedoso marcado por el júbilo, la musicalidad y el énfasis expresivo. Un libro delicioso, que hace cosquillas en los oídos y nos lanza a las calles a crear nuevos bailes y juegos.

‘Niño, huevo, perro, hueso’. Ellen Duthie y Daniela Martagón. Wonder Ponder.

Vamos a hacerles ahora un hueco a las más pequeñas y pequeños de la casa. Dos libros en cartoné, en tamaño manejable, para que sus diminutas manos puedan darle buen trote sin que sufra demasiado. Es la hora de comer. Un niño, un huevo, un perro y un hueso entran en el libro y se ponen a jugar. ¿Cuántas cosas diferentes pueden pasar? Pues abre, mira y sorpréndete, porque eso es precisamente lo que va a pasar.

‘Dos montañas’. Sabina Álvarez Schurmann. Pípala.

Nos preocupamos poco del deterioro del medioambiente. Nos creemos con la capacidad de hacernos con cualquier recurso que se nos antoje. Pues este sencillo libro nos habla con gran sensibilidad del delicado equilibrio de la naturaleza y de nuestra responsabilidad para su preservación. Un grupo de pequeñas personas descubre piedras doradas en una montaña y deciden llevárselas todas, dejando la montaña vacía. Y así pasa con la montaña vecina…, hasta que las montañas despiertan y se monta un buen lío.

‘Contar’. Pep Bruno. A buen paso.

Los humanos somos los únicos animales con la capacidad de contar. Narrar historias forma parte de nuestro patrimonio cultural. No hay ni una sola comunidad en el mundo a la que no le guste contar y escuchar historias. Algo que nos emociona, nos entretiene y además nos ayuda a pensar y comprender el mundo. Pep Bruno nos propone un libro para leer a sorbitos, porque el autor nos plantea preguntas, reflexiones y ejercicios para convertirnos en eruditos contadores de historias.

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