Las mujeres artistas del vidrio reivindican su espacio de transparencia

Obra de la artista Miriam di Fiore.

Un encuentro de artistas e investigadoras que trabajan con el vidrio se ha convertido durante unos días en Madrid en un espacio pionero en el que mujeres de numerosos países de América Latina más España, que trabajan con ese material, han compartido técnicas y experiencias, creatividad y luchas por reivindicar su espacio en un mundo que es, como tantos, eminentemente masculino. ‘El Asombrario Recicla’ estuvo allí y habló con algunas de esas artistas, hechas de luz, transparencia, sabiduría y originalidad.

La iniciativa, que ha emanado del Museo de Arte Contemporáneo en Vidrio de Alcorcón (Madrid), con apoyo de la plataforma web Objetos con Vidrio y del CSIC, entre otras instituciones, es una celebración del Año del Vidrio que ha buscado poner en valor un vehículo de expresión artística de gran exigencia técnica en el que las mujeres son las protagonistas. “Esto es un gran éxito. Hemos tenido 112 inscritas, entre presencial y on line, de una decena de países: México, Panamá, Portugal, Brasil, Uruguay, Argentina… Y es fantástico que, gracias a este congreso, compartan conocimientos y puedan crearse redes que continúen en el tiempo”, señala María Luisa Martínez, directora de un museo que ya es referencia en este ámbito.

La exposición, con obras de 34 de las artistas presentes, forma parte de este  acercamiento a un arte en el que se inició el ser humano hace más de 5.000 años, pero que es muy desconocido en su versión contemporánea, pese a que se sigue actualizando cada día. La queja entre las asistentes ha sido que aún se sigue considerando en ciertos ámbitos un arte menor pese a la complejidad. Sin embargo, la versatilidad que ofrece este material hecho de arena, sosa y cal, es asombrosa y puede que parte de lo que desechamos a diario en los contenedores verdes para reciclarlo en nuevos envases, acabe en sus manos.

Ahí está la obra de la argentina Cecilia Muñoz. Ella ha hecho de dar una nueva vida a objetos y materiales el eje de su trabajo. “Para mí es fundamental aprovechar lo que para otros podría ser basura. En las obras que traje a España utilizo zapatillas de tenis que usé en torneos internacionales en los que participé en el pasado, junto con vidrio obtenido de botellas viejas, redes de pesca que encontré en las playas o frascos de perfume vacíos. Trabajar con vidrio requiere mucha técnica, pero el resultado merece la pena”, aseguraba en la inauguración de la muestra, la pasada semana.

Cecilia acababa de salir del taller, dentro del congreso, en el que una experta en riesgos laborales les explicaba los peligros para la salud de quienes trabajan con el vidrio en su actividad profesional. Peligros que van mucho más allá del uso de fuego, porque son casi microscópicos, en forma de polvo. “Debemos protegernos mejor porque, a veces, por ahorrar recursos, dado que somos autónomas, evitamos medidas de seguridad como son las mascarillas o aspiradores con filtros adecuados. Y no podemos olvidar que para hacer nuestras obras usamos óxidos que nos perjudican; luego, con los años surgen problemas, como los que yo ahora tengo”, les comentaba la veterana artista argentina Miriam Di Fiore, toda una referencia internacional del arte contemporáneo en vidrio.

Obra de la artista Andrea da Ponte extraída de su cuenta de Instagram.

Obra de la artista Andrea da Ponte extraída de su cuenta de Instagram.

El trabajo de Di Fiori, en el que reina la naturaleza en forma de ríos, bosques, lagos…. tiene dedicada una planta entera en el Hotel Murano, en Tacoma (EE UU). Es un edificio de 25 pisos, y cada uno está dedicado a un escultor o escultora que haya destacado a nivel mundial por la belleza de sus piezas. La suya es la cuarta planta. “Mi conexión con los árboles viene desde mi infancia en Argentina, donde viví junto a un bosque. Más mayor, ya en Italia, lo hice junto a un parque natural durante 13 años, y eso se nota en mi trabajo”,

señalaba en una entrevista reciente. Con su técnica, los paisajes se construyen con hilos de vidrio en un mosaico casi microscópico que componen las ramas. Hasta 2.000 hilos ha utilizado en obras de no más de 17 por 12 centímetros.

Gran maestra, como otras muchas de las reunidas en Alcorcón, su pensamiento es un compendio de conocimiento sobre el vidrio y sobre su enseñanza, pensando en el futuro: “Un alumno mío no necesita practicar 200 años, sino que tiene que hacer exactamente lo mismo que hice yo. Ser docente significa sembrar tecnología y buen sentido en la cabeza y en las manos, de forma que cuando se vaya de la clase no salga el mismo ser que entró, que se lleve una valija de información que aporte nuevas oportunidades a su creatividad. No puedo enseñar a hacer cosas bellas, pero sí a hacerlas bien con la materia que has elegido. Una vez en el taller es el material el que manda”.

“Lo mejor de estos encuentros es precisamente que compartimos cómo las artistas suplimos con ingenio, tesón y mucho amor las dificultades que se nos presentan. Estamos haciendo redes que perdurarán en el tiempo y eso es lo más importante”, afirmaba la también argentina Andrea Da Ponte, cuya obra para la exposición en el museo de Alcorcón quedó retenida, para su disgusto, en la aduana.

Si bien no llegó su obra al evento en Madrid, explicaba que una pieza suya fue la única de una artista latinoamericana que fue seleccionada para la exposición que en 2020 se hizo en el Corning Museum of Glass de Nueva York. Fue elegida como una de los 100 mejores creadores en vidrio del mundo. “No, no nos lo ponen fácil a las mujeres, pero yo siempre he buscado abrirme espacios para poder seguir con lo que me gusta, y me voy a las fábricas donde hacen vidrio soplado y les convenzo de que me dejen trabajar con mis piezas. Me encanta experimentar. El vidrio tiene infinidad de posibilidades”, decía mientras mostraba en su móvil esa escultura retenida que consiste en una bola abollada de vidrio, presa entre cuerdas que con sus fuerzas la distorsionan, como nuestro mismo planeta. Da Ponte ha desarrollado una técnica propia que permite traspasar una imagen fotográfica al vidrio con una calidad excepcional, plasmándola a todo color.

Otras autoras nos trasmiten su delicadeza. El viaje, de la panameña Gladys Sevillano, es una pieza en la que queda de manifiesto la sutil belleza del vidrio, su frágil fortaleza. “Lo que más me gusta de este material es la ligereza, la suavidad que transmite y que nunca se termina de aprender sobe su manejo, pero también soy de las que piensan que nos falta mucho para que se valore lo que hacemos si lo comparamos con otras facetas del arte. Una escultura como ésta me lleva seis o siete meses de trabajo”, aseguraba Sevillano, que tiene el único taller de vidrio artístico abierto en su país.

Entre las artistas maestras estaba también la venezolana Luisa Dunia, profesora en la Universidad de Carabobo. Viajó hasta Madrid con un “pedazo del mar” en forma de olas, Ondulaciones. “Para mí el vidrio es transparencia y es luz”, nos decía. “Eso es lo que intento transmitir a mis alumnos”. De hecho, es autora de varias vidrieras para iglesias y otros edificios en su país, donde son muchos los arquitectos que recurren a sus diseños.

Obras de Cecilia Muñoz en el Museo de Arte Contemporáneo en Vidrio de Alcorcón. Foto: Rosa M. Tristán.

Pero además de artistas-investigadoras, también estuvieron quienes recopilan la información sobre ellas para transmitirla, como la uruguaya Beatriz Amorín, que intenta que el legado de otras grandes que marcaron una época con sus trabajos no se pierda, como el caso de la uruguaya Agueda Dicancro, fallecida en 2019. Su obra, explica Amorín, estuvo marcada por la creación de nuevas técnicas, y el reconocimiento la llevó a las bienales de Venecia y de São Paulo, además de ganar un buen número de premios. Sus esculturas se caracterizan por ser grandes instalaciones en vidrio como material protagonista, junto con la madera y el hierro. La conjunción de colores, las opacidades y las transparencias, unidos a otros recursos, como los espejados y la luz, definen un trabajo que ha pasado a la historia. “Se trata de que las técnicas que son fruto de investigaciones previas no se pierdan”, concluía Amorín. “Si alguien ya lo hizo antes, lo mejor es saber cómo lo logró y aplicarlo. En general, las artistas del vidrio son también grandes investigadoras, que quieren conseguir efectos concretos. Conservar ese legado técnico es importante para compartirlo con las que vienen detrás”.

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Comentarios

  • Luisa Dunia

    Por Luisa Dunia, el 29 agosto 2022

    Gracias por la entrevista

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