«No seamos hipócritas, necesitamos materias primas minerales»

La directora del Instituto Geológico Minero de España, Ana María Alonso. Foto: Jesús Feria.

La transición energética para el desarrollo de energías renovables y la apuesta por la electrificación necesitan nuevas materias primas. En España es necesario reducir la dependencia de materias primas fundamentales con el uso circular de los recursos y la innovación. La directora del Instituto Geológico Minero de España (IGME), Ana María Alonso, lo dice claramente en esta entrevista con ‘El Asombrario’. Es la segunda mujer y la primera geóloga que ocupa el puesto de directora del IGME (organismo que pertenece al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC), en sus 175 años de existencia.

“Debemos dejar de ser hipócritas y reconocer que tenemos necesidad de materias primas minerales y de explotarlas, si es posible, en nuestro país”. “Hay que buscar nuevas materias primas minerales y reutilizar muchos de los estériles de antiguas explotaciones que pueden ser rentables. Hay que investigar para poder producir esas materias primas que requieren las energías renovables en cercanía, porque es muchísimo más sostenible y produce más riqueza para el país”, nos confiesa Alonso.

La hoja de ruta de las materias primas minerales de España (Hoja de ruta para la gestión sostenible de materias primas minerales (miteco.gob.es)) aboga por la sostenibilidad y la economía circular, y defiende una extracción local frente a la importación. Los argumentos: la extracción sostenible y local reduce el impacto ambiental y social dado que se rige por criterios de sostenibilidad exigentes, incrementa nuestra competitividad, genera empleo de calidad y permite la autonomía de nuestro sistema productivo en su conjunto al reducirse nuestra dependencia y exposición a la volatilidad de la cotización de las materias primas que requieren los distintos procesos industriales y a la situación geopolítica externa; además, la extracción local (con criterios rigurosos de sostenibilidad) reduce la huella de carbono y las emisiones vinculadas al transporte.

Geóloga y catedrática de la Universidad Complutense de Madrid, Alonso está enamorada de los minerales desde pequeña, “porque nuestra vida depende de ellos y porque su estudio nos ayuda a hacer un planeta más sostenible y seguro para la humanidad”.

Las materias primas minerales, las materias primas o estratégicas, son cruciales para hacer la transición ecológica hacia energías limpias. A juicio de la directora del IGME, hay que plantearse: “Si seguimos trayéndolas de otros países, cerramos los ojos ante el impacto ambiental que tienen esas explotaciones en esos países, ante las condiciones de trabajo de las personas en esos países, o apostamos por investigar si nosotros tenemos esas materias primas y si somos capaces de explotarlas de forma más sostenible, segura y limpia”.

Para Alonso, “las condiciones de explotación van a ser mejores para el medio ambiente, no vamos a contar con la huella del transporte, por la cercanía, y las condiciones de trabajo van a ser mejores”.

La tercera posibilidad sería, según Alonso, si estamos dispuestos a renunciar a nuestro modo de vida, a dejar de utilizar móviles, telecomunicaciones y coches.

Los impactos de las actividades humanas no sólo conllevan un cambio climático, sino que la huella se quedará también marcada en la geología. “Estamos dejando una huella a todos los niveles, estamos consumiendo muchos combustibles fósiles y eso hace que los niveles de CO2 de nuestra atmósfera aumenten, lo que puede ocasionar cambios significativos en los procesos climáticos, que a su vez pueden generar cambios significativos en procesos geológicos externos, como la cantidad de sedimentos que llevan los ríos, inundaciones, hundimientos del terreno…”, explica Alonso.

La Humanidad está generando materiales artificiales como hormigones, tejas o ladrillos, que van a formar parte del registro sedimentario que se está depositando en ríos y mares, y eso va a perdurar. Son sedimentos que se convertirán en rocas. “Estamos generando rocas con una composición diferente, son nuevos materiales y forman parte de nuestro registro geológico”.

La geología salva vidas

Hace más de un año, cuando el volcán Cumbre Vieja en la isla de La Palma entró en erupción, un equipo del IGME estaba ya sobre el terreno para estudiar y analizar día a día qué estaba haciendo el volcán; su información fue fundamental para el Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias y salvó muchas vidas. El trabajo realizado durante los más de tres meses que duró la erupción fue galardonado con varios premios, entre ellos, el Premio Vía APIA que cada año concede la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA) a la transparencia informativa.

“Es fundamental conocer la dinámica de nuestro planeta, que parece que no se mueve, pero es un planeta muy dinámico, y tenemos que estar preparados para entender esos riesgos naturales y geológicos y poder mitigarlos, que es lo que hicimos en La Palma”, explica Alonso.

Desde los riesgos geológicos a los geoparques y las aguas subterráneas

En el IGME se encargan de cuatro áreas de estudio. La primera es la de los riesgos geológicos, como el caso de La Palma, en el que se investiga cómo es la dinámica del planeta en volcanes, terremotos, inundaciones, desprendimientos o hundimientos del terreno y cómo pueden afectar a la población. La segunda es la de materias primas minerales para la transición ecológica y la geodiversidad y el patrimonio geológico. La figura de protección de los espacios geológicos de interés reconocida por la Unesco es el geoparque; España cuenta con 15, el segundo país con más geoparques después de China.

La tercera área de investigación del IGME es aguas, para conocer y estudiar las aguas subterráneas, cómo les afecta la sequía, si hay contaminación o qué abastecimiento pueden suministrar. Y la cuarta área del Instituto es geología y subsuelo para investigar la estructura de la Tierra, conocer ubicaciones para almacenamientos subterráneos, y paleontología y registro fósil.

Así queda claro cómo la geología es una ciencia básica para conocer los recursos naturales del planeta, el agua, dar seguridad ante riesgos naturales y con muchas aplicaciones. Alonso anima a los jóvenes a que la estudien, porque es una ciencia que permite conocer los recursos de la Tierra para disfrutar de un planeta más seguro y sostenible para los humanos.

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