No tomarás el nombre de Alfred Hitchcock en vano
Seguimos repasando joyas que los corresponsales de ‘El Asombrario’ descubren en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Aquí va otra, extraída de la sección ‘Perlas’: el documental ‘Hitchcock/Truffaut’, que muestra la maestría del director de ‘Psicosis’ para moverse entre lo genial y lo comercial, y alcanzar el prestigio de la historia y el favor del público.
Hitchcock/Truffaut (Kent Jones, USA-Francia, 80 min).
El documental se llama Hitchcock/Truffaut y es del norteamericano Kent Jones, guionista y colaborador de la revista Film Comment. Se presentó el lunes en la sección Perlas del 63 Festival Internacional de Cine de San Sebastián, dedicada a títulos que han pasado por otros festivales, en este caso en Sección Oficial de Cannes. La película es un homenaje, 50 años después, al libro de conversaciones entre los directores François Truffaut y Alfred Hitchcock, que el francés propuso con 30 años al inglés (este contaba 63), con el objetivo de demostrar, tal y como registra en la carta escrita a máquina que nos muestra la película, “que usted es el mejor director de cine del mundo”.
Para Truffaut y los colegas que con él impulsaron el movimiento cinematográfico de la Nouvelle Vague (Nueva Ola) a finales de los años 50 del siglo pasado, quien en Hollywood era conocido solo como Hitch era “Monsieur Hitchcock”, director de cabecera. En Estados Unidos el director londinense, con casi 50 largometrajes a sus espaldas, era solamente el “mago del suspense”, el “rey del terror”, un cineasta de prestigio en la industria, pero con frecuencia maltratado por la crítica. Fue el libro de Truffaut, de 1967 y titulado en España El cine según Hitchcock, el que lo convirtió en Dios. Según asegura Scorsese, la publicación “cambió por completo la importancia de la figura del director en el cine norteamericano”, hasta entonces fuertemente subordinado a los productores.
El documental de Jones se apoya en testimonios de directores como Martin Scorsese, Peter Bogdanovich, Arnaud Desplechin, David Fincher, Richard Linklater, Wes Anderson, James Gray, Olivier Assayas, Kiyoshi Kurosawa y Paul Schrader. El trabajo alterna sus palabras con fragmentos de las conversaciones originales entre Truffaut y Hitchcock, imágenes de documentos y fragmentos de películas. Sobre dos películas se profundiza más: Vértigo (1958) y Psicosis (1960). La primera permite reflexionar sobre el valor poético del cine de Hitchcock. También, sobre el peso que Hollywood le da a las películas que produce, sometidas al yugo del rendimiento en taquilla. Vértigo, como explica el filme, no fue “ni bien ni mal“ tras su estreno y, sin embargo, al menos para Fincher, contiene “el momento culminante” de la historia el cine, cuando Kim Novak sale como una aparición del baño y besa a James Stewart.
Psicosis, en cambio, sí removió los cimientos del cine mundial desde su estreno. Lo recuerda Bogdanovich rememorando la famosa secuencia de la ducha. Era impensable la idea de que el personaje que los espectadores identificaban como protagonista, una hermosa y frágil mujer en plena huida por un robo que solo ella conoce, muriera en el tramo inicial del filme dando comienzo a otro filme distinto. “Simplemente, el público no se creía que fuera cierto aquello que estaba viendo, los alaridos en las salas durante el asesinato eran reales y prolongados”. Como se oye confesar a Hitchcock en su grabación con Truffaut, “el reto fue conseguir un impacto emocional que fuera entendido lo mismo en Japón que en la India”.
Lo más interesante de Hitchcock/Truffaut es que reflexiona sobre los bordes en los que se mueve un director-autor como el inglés, alguien que trabajó siempre en la misma frontera entre arte y entretenimiento. Hitchcock rodó su primera película con 23 años. La primera plenamente suya es El hombre que sabía demasiado (1934). Durante toda su carrera se inspiró en el cine mudo, que también conoció, cuando las películas debían contarse apoyándose únicamente en la fuerza expresiva de las imágenes.
Hoy se usa el nombre de Hitchcock con demasiada ligereza por quienes defienden un cine de vanguardia o experimental que apenas llega al público. Los que lo hacen olvidan que el inglés buscó formas de cine puro sin salirse de los márgenes del cine comercial. Como él mismo afirma en el documental, «teniendo en cuenta al público, buscándolo, trabajando para él». Tras la edición del libro El cine según Hitchcock, el director inglés solo tuvo tiempo para hacer tres películas más. Murió en 1980. A los cuatro años de su muerte, fallecía de forma inesperada el francés a los 52 años, víctima de un tumor cerebral.
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