‘Nuestros actos ocultos’: una huida hacia el amor frustrado

Carmen Machi, Macarena García y Santi Marín en ‘Nuestros actos ocultos’.

El thriller teatral ‘Nuestros actos ocultos’, escrita y dirigida por Lautaro Perotti, puede verse en las Naves del Español hasta este fin de semana. La obra cuenta una historia familiar de relaciones rotas y soledades encontradas protagonizada por Carmen Machi, Macarena García y Santi Marín. 

La tenue luz de la Luna y unas frías farolas de carretera iluminan un viejo coche, a priori abandonado. Sobre el asfalto, un cuerpo cubierto con una manta presagia un suceso macabro del que vamos a ser testigos. Así da comienzo Nuestros actos ocultos, un thriller teatral contado a través de saltos temporales que nos presenta a una familia rota que se embarca en una huida desesperada a través de la gélida noche.

Sobre el escenario, Elena, interpretada por Macarena García, nos revela una historia que explora las relaciones rotas y las soledades encontradas. Su madre, Azucena (encarnada por Carmen Machi), es una pianista frustrada con problemas con el alcohol que no cumple con los roles de madre tradicional. A ella se une su fiel acompañante, Patri (Santi Marín), dispuesto a ser el nexo de unión entre madre e hija, cuya relación se encuentra más oxidada que el motor del vetusto coche que los transporta.

Lautaro Perotti, autor y director de la pieza, la describe como un “desafío teatral que combina elementos diversos como el suspense, la falta de hogar y el humor negro y sarcástico”. En sus propias palabras, la obra es la crónica de «tres personas que no pudieron, no supieron o no quisieron construir un entorno, unos vínculos y unas relaciones afectivas». Así, Macarena García encarna a una joven necesitada de cariño y afecto que está dolida por la ausencia de amor de su madre, el cual intentará suplir llegando hasta las últimas consecuencias, aunque tenga que dejar un cadáver por el camino.

Según su autor, la obra encuentra sus raíces en Yerma, de Federico García Lorca. “Siempre tuve la duda de qué pasaría con Yerma después de matar a su marido. Eso me inquietaba y quería indagar en ello”, explica. Partiendo de esa premisa, Nuestros actos ocultos se erige como una oda a la frustración, a intentar conseguir los deseos que tenemos enterrados y que nunca se van a cumplir. Sueños frustrados que nunca llegarán, y que se transforman en rencor hacia el otro; una forma cruel de despojarnos de esa culpabilidad por no haber sido capaces de lograr nuestros anhelos.

De ahí nacen tres personajes que no han tenido la oportunidad de demostrar lo que son ni lo que sienten, y que tampoco han sabido cómo, que viven aislados, como dice su autor, “en lo que pudo ser y no fue”. “Personajes solitarios, con muchas carencias, que no saben pedir ayuda, pero que se necesitan entre sí, aunque apenas conozcan a quien tienen enfrente, a pesar de ser familia”, comenta Machi.

De esta forma, la obra nos presenta un concepto de familia poco habitual; rota, desestructurada, que rompe los esquemas de lo que sería una familia natural, y que buscan ser aceptados. “Son tres personas desesperadas por ser felices, pero que no saben cómo hacerlo. Que buscan el amor, que lo tienen delante de ellos, pero no lo ven, porque no consiguen encontrarse. No tienen herramientas para ello”, apunta Macarena.

Y de esa necesidad de encuentro para lograr entenderse, Lautaro Perotti congrega a tres intérpretes que, según él, “comparten la misma forma de trabajar” y a los que admira profundamente. Con Carmen Machi y Santi Marín ya había trabajado anteriormente; en el caso de Macarena, fue la propia Machi quien la propuso para que interpretase el personaje de Elena, después de que recientemente hayan trabajado juntas en La Mesías, la exitosa serie de Los Javis donde ambas actrices también hacen de madre e hija con una relación complicada y tormentosa.

“Para mí está siendo una de las experiencias de mayor crecimiento y de las más placenteras de mi carrera”, revela García. “Me da la oportunidad de encarnar a un personaje muy complejo, diferente a lo que ya he hecho, y que me permite expandir por otros lugares”.

Si por algo destaca esta obra es por la veracidad y frescura que el elenco de actores dota al texto, quienes parecen subirse al escenario descubriendo la historia a la vez que el público. “Cuando escribí el texto, lo hice pensando en estos actores. Y por eso dejo que ellos puedan trabajar desde la más absoluta libertad creativa”, dice Perotti. Por su parte, Machi explica que el autor les dejó “total libertad para aportar frases o modificar algunas para así transmitir la mayor verdad posible. Es una maravilla trabajar con directores así, que siempre te escuchan”.

De igual forma, Santi Marín apunta que ese proceso de búsqueda constante del personaje le ha permitido estar siempre en alerta, “lo cual supone un reto aún mayor al contarse esta historia a través de flashbacks. Tienes que saber muy bien dónde estás”, dice el actor, quien también pone en valor “la importancia de trabajar con actores y actrices que son amigos, a veces familia, donde la confianza ya existe”.

Un hecho que resulta fundamental al tratarse de una función “que habla de la vida, con personajes de carne y hueso”, comenta Machi, quien destaca el gran talento del director a la hora de crear personajes completamente humanos y reconocibles, “capaces de borrar la línea entre personaje y su intérprete”.

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