Objetivo: que la residencia de mayores sea el pueblo entero
Que la residencia de mayores sea el pueblo entero, entendido no solo como espacio físico, sino también humano. Es decir, que se forme una comunidad de cuidados para que las personas mayores envejezcan en sus pueblos, y a ser posible en sus casas, de forma activa y saludable, rodeadas del vecindario de toda la vida. No es una utopía. Esto ya se practica en varios puntos de España, con experiencias como las de Pescueza, en Cáceres, que va camino de los 15 años. Su réplica en más pueblos y su extensión a otro tipo de población (infancia y adolescencia tutelada, personas con discapacidad, migrantes…) permite dignificar aún más la vida en el mundo rural.
En las zonas rurales, donde los lazos comunitarios siempre han sido muy estrechos y necesarios, estos se pierden poco a poco porque el círculo más íntimo, el familiar, se rompe con la marcha de muchos o casi todos sus miembros a la ciudad, y con ello se rompen las conexiones que cada uno tenía con su entorno: escuela, agricultura, ganadería, bar, centro social… De esta manera, quienes se quedan y se van haciendo cada vez más mayores se encuentran más solos, con prestaciones sociales insuficientes y más dependientes de unos servicios institucionalizados como las residencias, que en ocasiones rompen completamente ese vínculo físico y emocional.
España cuenta con una Estrategia estatal de desinstitucionalización, que está previsto que se ponga en práctica este año y cuyo objetivo principal es pasar de un modelo de cuidados basado en la atención asistencial de personas en instituciones, por ejemplo las residencias de mayores o centros para niños, niñas y adolescentes tutelados, a otro de atención comunitaria y personalizada, donde las personas pueden elegir dónde vivir y hacerlo integradas en su comunidad.
“Aquí tenemos residencia en el pueblo, pero las personas mayores prefieren quedarse en sus casas, con buenos servicios de comida a domicilio, por ejemplo. Pretendemos que la gente aguante al máximo en sus viviendas”. Habla Iluminada Martín, presidenta de la asociación de mujeres La Flor del Cerezo, de Casas del Castañar, Cáceres. Fue una de las personas que asistió hace un año a las jornadas de un proyecto, Comunidades de Cuidados. Experiencias de cohousing y otras redes vecinales de apoyo, del que forma parte su pueblo, y que incluyó una visita a uno de los pueblos pioneros en este campo: Pescueza.
Pescueza, un referente
Conviene no perder detalle de lo que cuenta José Vicente Granados, concejal de Servicios Sociales y Mayores y uno de los impulsores de la asociación Amigos de Pescueza : “La asociación la creamos en 2010 como entidad del tercer sector, acreditada en el cuidado y dependencia de personas mayores, y en lugar de crear un centro de día al uso, apostamos antes por cubrir sus necesidades sin salir del pueblo, a veces ni de sus casas, lugar del que dimanan los servicios: lavar la ropa, comidas… Esto último es muy importante de cara a tener una dieta sana y equilibrada, porque detectamos que personas que vivían solas cocinaban para comer dos o tres días lo mismo, o por la noche se contentaban con un yogur o un vaso de leche migada”.
“El centro de día”, prosigue José Vicente, “se utiliza para que esas mismas personas hagan ejercicio físico, jueguen, charlen entre ellas. Empezamos de lunes a viernes, de 5 a 9 de la tarde, y ahora abrimos de lunes a domingo, de 9 de la mañana a 9 de la noche. Esto es un compromiso de los socios, un paso más. Al igual que vimos que la situación de dependencia de algunas personas iba a más y construimos cinco habitaciones para cubrir la parte residencial de esas personas, pero con unidades de convivencia para que sigan teniendo contacto con sus vecinos y sus casas. No hay que aislar, como marcan las residencias, no hay que romper el vínculo emocional con personas y espacios de su vida”.
Carril Azul y Quédate con Nosotr@s
Todo este trabajo, concretado no solo en el centro de día, sino también en el Carril Azul –con preferencia para personas mayores con andadores– y en los proyectos Soledad y Quédate con Nosotr@s, lo vivieron de cerca en un encuentro celebrado entre Coria y Pescueza (Cáceres) hace un año personas y localidades enmarcadas en el proyecto Comunidades de Cuidados , que coordinan la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España (UDP) y la asociación Andecha, Participación y Trabajo Comunitario. Desde 2022 se busca crear dinámicas parecidas en seis municipios: Fresnedillas de la Oliva (Madrid), Muñoveros (Segovia), Maranchón (Guadalajara) y Santa Cruz de la Sierra, Casas del Castañar y Eljas (Cáceres).
Cristina Martín, coordinadora de la línea de trabajo en entornos rurales de Comunidades de Cuidados, corrobora lo que apuntaba Iluminada desde Casas del Castañar: “La mayoría de las personas nos dicen que quieren permanecer en sus casas y sus pueblos hasta el final, pero que no existen los recursos socio-sanitarios suficientes. Por eso hay que informar que desde los ayuntamientos, entre la propia población y con otras entidades competentes se pueden alcanzar más servicios y facilitar ese marco de permanencia”.
Las comunidades de cuidados echan a andar mediante un diagnóstico previo, la elaboración de un plan de acción priorizado por la propia comunidad de cada pueblo y la creación de grupos motores formados por vecinas y vecinos con un alto grado de implicación en el diseño y elaboración del plan. Las acciones se agrupan en dos grandes campos: socio-sanitarias, como psicoterapia, terapia ocupacional, psicología, podólogos…; y dinamización, con espacios de socialización y encuentro y ocio participativo (jardinería, escritura creativa, gimnasia…). Y lo más importante, siempre teniendo en cuenta las propuestas que hacen las personas mayores.
Aguantar, sujetar, agarrar
Otro modelo de referencia es EUTSI, que en euskera significa aguantar, sujetar, agarrar, verbos muy asociados al trabajo que realiza esta microcooperativa de la economía social en diversos valles del Pirineo navarro, como Salazar, Roncal, Aezkoa y Erro. Desde 2017, su programa Envejecimiento Activo cumple con el objetivo de lograr una sociedad más inclusiva, integradora y más justa, haciendo que las personas mayores vivan activamente su bienestar, tanto físico como emocional, intelectual o social, y dentro de una vida segura, saludable y participativa.
Para comprender la labor de EUTSI no hay nada como escuchar a Ambrosio: “Quiero ser feliz y disfrutar de las pequeñas cosas, como esto de la gimnasia, un poco de huerta o almorzar en compañía”. A Carmen: “Bajan a buscarnos dos veces por semana, porque no tendría con quien subir”. A Marisol: “Es más difícil que haga ejercicios yo sola, soy un poco perezosa, y gracias a esto pasamos mejor el invierno, porque, si no, son pueblos muy pequeños y estaríamos muy solas en nuestras casas”. O a Felicidad: “Me gusta estar y hablar con personas, de mi misma edad y de edades más jóvenes, me da vitalidad. Un poco tarde para haber conocido esto, pero más vale tarde que nunca”.
Los jóvenes de ahora serán mayores y necesitarán a la comunidad
Virginia Mikeleiz, trabajadora social y socia de EUTSI, explica: “Tenemos dos furgonetas para trasladar a la gente y el equipo lo formamos cuatro personas, todas de la zona y asentadas aquí. Desde la primavera de 2017 hemos ido variando las personas y ampliando la zona de actuación, ya que al principio comenzamos solo en el valle de Salazar. Cada persona usuaria paga 37 euros al mes por todos los servicios, que incluyen transporte, materiales y las diferentes sesiones”. En la actualidad EUTSI da servicio a 95 personas.
Como apuntaba Felicidad Pérez, vecina de Uztárroz, la participación intergeneracional, y muy especialmente con jóvenes, asienta aún más la integración. Así lo piensa también Paz Sánchez, del grupo motor de Comunidades de Cuidados de Fresnedillas de la Oliva: “Los jóvenes también se van, buscan su ocio y su trabajo fuera del pueblo, por eso nuestro centro de día también está pensado para jóvenes. Pero cuesta mucho sacarlo adelante. Se tienen que mentalizar que es lo mejor para todas las personas, aunque aún no sean mayores, pero lo serán, y será vital que estén integrados y mental y físicamente activos”.
Biocuidados
Comunidades de Cuidados está dentro de los 20 proyectos piloto de la Plataforma VIDAS, que los agrupa en cinco ejes temáticos donde, además de a las personas mayores, se tiene en cuenta la discapacidad, infancia y juventud tutelada y el sinhogarismo. El quinto eje es transversal. Esta iniciativa del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 se basa en el Plan de choque para la economía de los cuidados y refuerzo de las políticas de inclusión del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España. Aunque no todas parten del medio rural, muchas lo tienen en cuenta.
Biocuidados. Nuevos modelos de cuidados prestados por la comunidad, centrados en la persona en entornos rurales es otro de esos 20 proyectos piloto. Está coordinado por la Confederación de Centros de Desarrollo Rural (Coceder) y en él participan 19 de estos centros de siete comunidades autónomas. Uno de ellos es el Centro de Desenvolvemento Rural O Viso de Lodoselo, en Ourense. Carmen Bohórquez, coordinadora de O Viso, afirma: “Desde hace mucho tiempo tenemos presente que los cuidados en el medio rural tienen que estar adaptados a las personas que viven en él, con el objetivo de que sigan viviendo en su comunidad el mayor tiempo posible, atendiendo a sus necesidades y con una buena calidad de vida”.
Tener casa y trabajo dignos
Gracias a O Viso conocemos historias como la de Susana, emigrante venezolana a la que han ayudado a encontrar una vivienda en buenas condiciones, alejándola de la pobreza energética de su anterior hogar. “Vivía en condiciones inadecuadas”, relata Susana, “pasaba mucho frío, las manos se me agrietaban. Ahora con calefacción y buena cama, me siento mejor, camino mejor. Y gracias a Biocuidados he conocido a más gente, me relaciono con ellas y vienen a tomar un café a mi casa. Puedo hacerles un bizcocho y compartirlo”.
En una comunidad autónoma limítrofe, Asturias, José Manuel cuenta una situación similar gracias al trabajo de otra participante en Biocuidados, la Fundación Edes, entidad sin ánimo de lucro formada por personas con discapacidad psíquica e intelectual, familias, profesionales y personas voluntarias: “Estoy en el ayuntamiento de Navia, de jardinero, es la primera vez que tengo un trabajo y estoy muy contento. Desde que estoy en Biocuidados juego al ping-pong y quedo con amigos, y otras cosas que no podía hacer. Antes me ayudaban a hacer la compra, pero cada vez la hago más yo solo. He vuelto a estudiar competencias claves y estoy sacándome el carnet de conducir. Acabo ahora en Joven Ocúpate (programa de inserción laboral para jóvenes del Principado de Asturias), pero tengo ya dos ofertas laborales”.
De 17 años sin nacimientos a 17 peques en el pueblo
Biocuidados y Comunidades de Cuidados, como proyectos piloto de la Plataforma VIDAS, tienen fecha de caducidad. Isabel Cartón, portavoz de Comunidades de Cuidados, aclara: “A lo largo de este año el proyecto finaliza su fase experimental y comienza la transferencia, difusión y sistematización de conocimientos. Uno de los objetivos de los 20 proyectos piloto es ofrecer orientaciones de política pública al Ministerio para favorecer un cambio de modelo de cuidados. Otro elemento importante es lograr su sostenibilidad en los pueblos una vez que finalice el proyecto financiado, para lo cual se está buscando el apoyo de ayuntamientos, diputaciones y gobiernos autonómicos, algo que resulta complicado”.
La botella medio llena se ve desde O Viso. Carmen Bohórquez habla de Biocuidados, pero también de otras iniciativas en las que se involucran: “La vivienda comunitaria, el centro de personas mayores y todos los servicios de proximidad que se presta a los hogares, donde llevamos desde el año 1998 repartiendo comidas a domicilio. Trabajamos con todos los sectores de
población y hacemos actividades inter-generacionales. En el centro de mayores hay también una casa nido con niñas y niños de 0 a 3 años”. Son iniciativas que tienen un efecto positivo contra la despoblación y a favor del asentamiento de población.
Este efecto positivo lo explica José Manuel desde Pescueza: “Llevábamos 17 años sin nacimientos y ahora hay 17 peques corriendo por el pueblo; porque trabajar un nuevo modelo de envejecer también trae familias al pueblo. Contamos con 11 profesionales, tres de Pescueza y el resto de pueblos cercanos. Rosa, una de las auxiliares, ya ha aportado dos peques al pueblo. Angélica es una retornada. Amaia, una neo-rural. Y contamos con el Festivalino desde 2007, el festival más pequeño del mundo, e incluso con una iniciativa para construir casas por parte del Ayuntamiento preparadas para personas con discapacidad”. Fortalecer los cuidados y las redes de apoyo mutuo fortalece también a la España rural.
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Cuidados rurales por toda España
Hace poco, el escritor Use Lahoz publicó un artículo en El Asombrario sobre los bares-tienda de Asturias. Estos establecimientos han jugado –y todavía juegan los que siguen abiertos– un papel importante en el mundo rural como puntos no solo de compra, sino también de encuentro y esparcimiento, de socialización, en definitiva. Es una iniciativa no sujeta a un programa o línea de subvenciones, sino al impulso de particulares, pero que potencia igualmente los cuidados colectivos en el medio rural, como es el caso del grupo de teatro Punto y Aparte y de Jóvenes Peñacaballera, que organizan en este pueblo salmantino obras de teatro, carreras y comidas populares, concursos de decoración en Navidad o pasajes del terror en Halloween.
De vuelta al ámbito de los proyectos impulsados desde instituciones o con ayudas públicas, destaca Rompiendo Distancias, de los ayuntamientos de Taramundi, San Tirso de Abres y Castropol (Asturias). Y se pueden rastrear muchos más en el Visor de Buenas Prácticas de la Red PAC del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, como la escuela El Golimbreo de formación en cocina a jóvenes en riesgo de exclusión social (Ronda, Málaga); Accesibilidad Cognitiva, impulsado por los seis grupos de desarrollo rural de Albacete; Envejecimiento Activo, de la Sociedad para la Promoción y el Desarrollo del Valle del Jerte (Cáceres); el proyecto de escuela rural Interpreta Natura en Vall de Almonacid (Castellón); Oportunitat500, para personas migrantes y refugiadas, de la Associació de Micropobles de Catalunya; o Apoyo a familias y de promoción de la calidad de vida infantil de la Asociación Colectivo para el Desarrollo Rural Tierra de Campos (Valladolid).
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