Ocho libros de poesía para tranquilizar los días de los más peques

Ilustración del libro ‘¡Oh Cielos!’, de Xaviera Torres y Natascha Rosenberg.

Cada cierto tiempo os buscamos los mejores poemas para los peques. Libros llenos de versos con la capacidad de sorprender y conectarles con la fantasía, la naturaleza, el ritmo interior de cada corazón. Subamos a la Luna, durmamos en las estrellas, escuchemos a los mochuelos y descubramos qué sueños tenemos cuando dejamos los ojos abiertos. Aquí van ocho recomendaciones para serenar el tiempo. Versos con la Luna y media donde el búho desayuna y nanas que no funcionan porque andan algo averiadas…

Este mes de diciembre nos atiborramos de azúcares, nos pasamos con las grasas, siempre queremos una cucharada más de todo… Pero jamás decimos: póngame un poquito más de poesía, por favor. Somos excesivos, salvo para lo que necesita realmente nuestro corazón.

Con solo un poco más de poesía conseguiríamos tranquilizarnos, bajar nuestros niveles de ansiedad, nos permitiría encontrar un tiempo extra para estar con nosotros mismos. La poesía es belleza en estado puro, es como esa nieve que aún no la ha pisado nadie.

En la lista de buenas intenciones que queremos para nuestras niñas y niños, ponemos de todo, una vez más volvemos a ser excesivos; clases de idiomas, deportes, comida sana con bien de brócoli, muchas lecturas… Luego nos relajamos y, como la vida nos pasa por encima, pronto se nos olvida ponerles las pelis en versión original, en los deportes los volvemos competitivos, el brócoli deja paso a la comida precocinada y, entre las lecturas, se nos olvida que sean variadas y que incluyan poesía.

Para evitar que en El Asombrario nos pase lo mismo, cada cierto tiempo os buscamos los mejores poemas para los peques. Libros llenos de versos con la capacidad de sorprender y conectarles con la fantasía, la naturaleza, el ritmo interior de cada corazón. Y es que precisamente de ese ritmo estamos escasos, escuchamos más el exterior que a nosotros mismos.

La poesía es para leerla en voz alta; es cuando descubres su musicalidad, su intención, es en ese momento cuando dejamos en libertad su ritmo y se hace poderosa. Os invito a leerla en voz alta con vuestras niñas y niños. Vuestra relación y vuestro vinculo se van a hacer más poderosos, porque los sentimientos y los afectos serán los protagonistas de ese encuentro. No hay nada más bonito que leer en voz alta con una niña o un niño. Creo que esos son los mejores recuerdos de mi infancia.

En definitiva, leamos y sintamos poesía. Aquí van ocho recomendaciones:

‘Bebé’. Antonio Rubio y Óscar Villán. Kalandraka.

Nadie necesita más la poesía que un bebé. Y nadie mejor la comprende que ellos. Sus primeros latidos son poemas de por sí, los primeros arrullos que les ofrecemos tienen una cadencia que busca no asustarlos, que quiere darles cobijo, ofrecerles seguridad… Y lo hacemos con rimas sencillas y mimosas, pero sin ponernos ñoños.

Y precisamente así es este libro, sencillo, cariñoso, amable y, sobre todo, nada ñoño. Un poema que se suma a la ya extensa colección de libros de la cuna a la luna. Libros para que los bebés tengan bonitos versos con los que dejarse querer.

‘Una masía’. Alex Nogués y Alba Azaola. Akiara books.

En esta masía hay de todo: gallinas, arañas, mochuelos, urracas, ocas… y siete primos que construyen días y nidos. Siete primos que son un huracán que te arrastran al juego, a las bromas y a los chistes. Son siete pequeños caos en una masía donde van a experimentar las mejores vivencias que luego convertirán en recuerdos. Se dirán cosas apresuradas que luego nunca olvidarán. Un poemario que nos va a hablar de lo que de verdad importa, de aquello que hay que proteger a toda costa: la curiosidad, el despertar de los sentidos al mundo, el juego, la inocencia, la libertad.

‘Versos de calendario’. Juan Carlos Martín Ramos y Teresa Novoa. Kalandraka.

El paso del tiempo a través de las estaciones, de la memoria, de lo cotidiano, de los libros y de la literatura. Versos del día a día para compartir. Y es que pasan los días del calendario, pasan las semanas, los meses y, al final, todo el año. Y es que el tiempo pasa muy deprisa, por eso cada rato hay que disfrutarlo al máximo. Si estamos en otoño, hay que ver cómo el gato desordena las hojas; si estamos en invierno, hay que esconderse del frío bajo una manta de lana. Cuando empiece la primavera, por las casas empezará la enredadera a trepar. Y en verano, en la Noche de San Juan, la Luna saltará la hoguera y todo volverá a empezar.

Tiempo de Haikus’. J.N. Santaeulàlia y Luciano Lozano. Akiara Books.

El haiku es un poema brevísimo, de solo tres versos cortos, originario de Japón. El haiku nos ayuda a sentir plenamente el instante y a descubrir la belleza de los detalles. Y este libro encierra todos esos detalles que la naturaleza esconde y está deseando que aprendamos a descubrir. Como cuando la golondrina pasa sus alas rozando un charco o las caracolas atrapan susurros que solo nosotros podemos escuchar. “Por más que mire, / no caben en mis ojos / tantas estrellas”.

La noche en el bolsillo’. Pedro Mañas y Mariana R. Johnson. Kalandraka.

No podía faltar en esta selección uno de nuestros poeta de referencia. Y aunque es archiconocido por sus brujas y sus princesas Dragón, no podemos desdeñar sus poemarios. La noche en el bolsillo está dedicado a la Luna, las estrellas, las ovejas… a la noche y todos sus habitantes. A esa Luna y media donde el búho desayuna y se peina sus pluma… A esas nanas que nos quieren dormir y a veces no funcionan porque andan algo averiadas… Un libro para acompañarnos a pequeños y a mayores justo antes de dormirnos, justo antes de empezar a tener susto de los monstruos nocturnos… Justo antes del último bostezo.

‘¡Oh, cielos!’. Xaviera Torres y Natascha Rosenberg. A fin de cuentos.

¡Oh, cielos! es un viaje celeste que nos va a llevar de poema en poema, por un cielo que cambia cada día y que siempre es maravilloso. Es tan maravilloso cuando sale azul y despejado como cuando sale nublado y lluvioso. Hasta cuando se tiñe de negro es fantástico porque se llena de estrellas. Gracias a este libro vamos a mirar más hacia arriba, aun a riego de tropezarnos por estar en las nubes. Pero va a merecer la pena.

Puegos y joemas’. Iñigo Astiz y Maite Mutuberria. Litera.

Iñigo Astiz nos trae un poemario con un poquito de todo. Un libro lleno de poemas con los que nos invita a jugar con él, a enredarnos los sentidos, a atascarnos la boca con juegos de palabras casi imposibles y a despertar nuestro cerebro atolondrado de tanta pantalla digital. Unos Joemas muy ingeniosos que van a evitar que te aburras como una vaca de tanto ver pasar el tren. 

‘Con los brazos abiertos’. Antonio Rubio y María Girón. Kalandraka.

Este inmenso poema que se convierte en álbum ilustrado grita a favor de la diversidad. De esa diversidad cotidiana en las jornadas escolares. Donde niñas y niños de distintas procedencias conviven felices y en armonía sin ver las diferencias, donde solo ven lo que hay. Niñas y niños aprendiendo juntos en la escuela.

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Comentarios

  • Mercedes Lominchar

    Por Mercedes Lominchar, el 19 diciembre 2022

    Me encantaría comprar alguno de estos libros para introducir a mis dos nietos en la poesía que, a mí, me da la vida, pero claro al no poner para qué edades están indicados, no puedo decantarme por cuál de ellos es el apropiado.
    Muchas gracias

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