Olga de Dios monta la gran fiesta del spray y la tolerancia
De sus exitosísimos cuentos ilustrados poblados de personajes que nos hablan de la importancia de la diversidad, la tolerancia, la colaboración y la energía vital, a su incursión en la pintura de gran formato. Olga de Dios, autora de best seller infantiles como ‘Monstruo Rosa’, ‘Pájaro amarillo’, ‘Leotolda’, ‘Rana de tres ojos’ y ‘Los tres hermanos de oro’, distribuidos en 20 países, nos invita ahora a su gran fiesta del spray, una exposición en el barrio madrileño de Lavapiés para abrir una etapa de vitalidad, solidaridad y optimismo en nuestras vidas.
La exposición (una veintena de piezas más 15 dibujos) se llama Spray Cocktail Party y, desde el comienzo, Olga de Dios nos explica que es un homenaje a los trabajos más vitalistas del pintor Antonio Saura, su lúdica serie Cocktail Party, que pueden verse en el Museo de Arte Abstracto de Cuenca. De la misma manera, los habitantes de los cuadros de Olga de Dios, que pueden visitarse en la Swinton Gallery, en Madrid, hasta el 15 de julio, son una explosión de color y descarada expresividad en sus caras.
Componen un universo de espontaneidad y aceptación de la diversidad –algo muy presente en toda la obra de esta mujer–. Desprenden ganas un poco gansas de hacer cosas. Y en los tiempos que corren no es poca cosa. Es el resultado del trabajo de los últimos dos años, en los que Olga, siempre obsesionada con seguir aprendiendo, con seguir investigando vías de comunicación y expresión, se sumerge en la experimentación de formatos y técnicas, ahora sobre todo con el spray, las pinturas flúor y fotoluminiscentes, la cobertura por capas.
Trabajo de los dos últimos años y, claro, en pleno proceso creativo de la party, de la fiesta, le sorprendió, como a todo el Globo, la brutal pandemia. “Llegó ese momento en que todo se paralizó; yo justo esos días me iba de gira a Brasil para dar a conocer mis trabajos, tenía otros tres viajes preparados, y todo se paró de repente. La pandemia me hizo encerrarme en casa, como a todos, y estar más tranquila. Por un lado, perfecto para seguir pintando, pero, por otro lado, sí me planteé si tenía sentido que yo siguiera haciendo esta fiesta, ¿cómo iba a terminar todo esto?, ¿íbamos a volver a lo de antes, cuándo, cómo? Y es que eran momentos de mucha incertidumbre, que no sabíamos cómo íbamos a salir de todo esto”.
Afortunadamente, Olga es de talante positivo, optimista y decidido. Y las dudas le duraron poco. Además, no estaba sola. En el proceso creativo, y para disipar incertidumbres, estaba la comisaria de esta expo, Semíramis González, bien conocida por su constante reivindicación del papel de la mujer en el arte contemporáneo. Y aquí está el resultado. Nos lo cuentan así: “Trazos rosa flúor, nubes visionarias, esquejes de cactus, piedras con lágrimas de purpurina, arcoíris invertidos, estrellas fugaces, salpicaduras bicéfalas… Personajes que inundan las obras y desbordan felicidad y vida. Grandes formatos a color de pintura a spray en madera y dibujos a tinta negra sobre papel. Entrar en el universo de Spray Cocktail Party es asumir que el optimismo se convierte en nuestra forma de mirar”. “Esta experiencia es una celebración colectiva, diversa, abierta y muy divertida”.
“Por eso”, nos cuenta Olga de Dios a El Asombrario, “Semíramis, la galería Swinton –que desde el primer momento me apoyó en este proyecto, sin desfallecer nunca a pesar de las dificultades del último año– y yo decidimos que había que continuar, ¡que era necesario hacer la fiesta!”.
Olga de Dios parece partir de las salpicaduras de un Pollock, para, a partir de ahí, sumergirse en un ejercicio de espontaneidad en el que los seres le piden salir, asomarse al público desde las capas de pintura para mostrar sus rostros, su necesidad de comunicar, que es, a fin de cuentas, lo que persigue su autora continuamente. Y como esos escritores que relatan que sus personajes van tomando vida propia más allá de los planteamientos del autor, aquí también parece que ha llegado un momento en el proceso creativo en el que los personajes deciden independizarse de Olga de Dios, adquirir identidad propia para desarrollar sus propias gamberradas, reivindicaciones o travesuras. Para comunicarse con el espectador, niño o grande con alma de niño, que les observa en esa locura de universo multicolor. Personajes que se van improvisando, que, en un momento dado, dejan de ser manchas para convertirse en seres que te están transmitiendo algo y con los que es posible empatizar.
Así lo cuenta la comisaria: “Esta fiesta es una celebración de la diversidad, con multitud de personajes que, progresivamente, van adueñándose de las escenas y los lienzos”, “seres diversos que han crecido con ella, tomando expresión y volumen”…
Pero Olga volverá de la pared al libro. Esta Spray Cocktail Party culminará con una publicación que reafirma su posición subversiva: un libro publicado con licencia libre. “Un libro”, añade la comisaria, “para leer y para arrancar sus páginas, para dibujar, para crear. La fiesta de la diversidad no tendría sentido si fuera finita; de ahí que los personajes que cada uno incorpore en este baile son bienvenidos, son parte de la misma familia”.
“Mira, como mujer y lesbiana, me he enfrentado a muchas adversidades en la vida, y no quería renunciar a la fiesta, que la entiendo como una actitud ante la vida, para no quedarte paralizada, para seguir siempre adelante con la vida y la lucha y las reivindicaciones”. Pinturas de spray y purpurina, flúor y locura, que mantienen la misma frescura –expandida– de sus libros, sus monstruos, pájaros, ranas y leotoldas.
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