Un olmo español de 380 años compite por ser el Árbol Europeo del Año
¿Logrará un olmo de plaza castellonense, un sencillo árbol de la palabra, seguramente bilingüe, vencer a una haya-santuario belga, a un roble turco que crece en Bulgaria, a un tilo croata a cuya sombra se gestó una revolución e incluso a un pájaro-árbol francés? No lo tiene nada fácil el olmo centenario del pueblo de Navajas (700 habitantes), pero tampoco lo tenía cuando el pasado noviembre se enfrentó y venció con más de 95.000 votos nada menos que a la archifamosa Palmera Imperial de Elche. Y ahí está ahora, camino de Europa (pero sin moverse del sitio), flamante representante español en la novena edición continental del concurso internacional Árbol del Año, cuyas votaciones duran todo este mes.
Tan peculiar certamen podría denominarse el Festival de Eurovisión de los árboles. De hecho, también habrá una ceremonia de entrega de premios en el Parlamento Europeo, pues la iniciativa cuenta con el apoyo de Bruselas, a pesar de que este año podría ganar el representante de Rusia, para satisfacción de Putin, o el británico, para escándalo de los del Brexit; que, por cierto, es un haya muy británica con el tronco en negativa forma de N, ¿estará también el árbol en desacuerdo con la salida de su país de la UE?
La decisión final (del concurso, que no del Brexit) está en nuestras manos. Porque la votación es popular y on line. Tan solo es necesario entrar antes del próximo 28 de febrero en la página web www.treeoftheyear.org y elegir el olmo de Castellón junto con el segundo candidato que más nos guste entre los otros 15 árboles singulares de Bélgica, Croacia, Bulgaria, República Checa, Francia, Hungría, Lituania, Países Bajos, Polonia, Portugal, Rumanía, Eslovaquia, Reino Unido y Rusia.
Un abuelo con la salud de hierro
Este olmo de Castellón es muy, pero que muy especial. Se trata de un imponente árbol de 380 años, pero lo más singular no es su edad sino que siga vivo. Como recuerda Susana Domínguez, responsable de Bosques Sin Fronteras, la ONG organizadora del concurso español, el de Navajas es “uno de los pocos olmos singulares en España que han logrado sobrevivir a la grafiosis, una grave enfermedad que acabó con buena parte de los olmos del continente y lo convierte en un ejemplar único en Europa”.
El olmo de Navajas está acostumbrado a la fama. Su silueta forma parte del escudo oficial de la población. Y en 2011 la ONCE le dedicó un cupón de su sorteo para celebrar nada menos que su cumpleaños número 375; casi cuatro siglos escuchando las confidencias de los vecinos del pueblo, que siguen eligiendo su acogedora sombra para jugar, hablarse, prometerse y hasta amarse.
A España le va bien con esos fabulosos abuelos supervivientes. En la edición del pasado año, siete olmos centenarios de la localidad extremeña de Cabeza del Buey quedaron segundos en el certamen europeo, superados por apenas 4.200 votos por un alcornoque de la región portuguesa del Alentejo conocido como El silbador.
Le pregunto intrigado a Susana Domínguez, una experta en la materia, por qué esta fascinación nuestra por esos olmos viejos, hendidos por el rayo y en su mitad podridos que cantara Machado. Para ella no hay duda: “El olmo siempre ha sido un árbol unido a los pueblos, cercano a la gente. Muchos fueron plantados en las plazas donde se hacían todas las fiestas y actividades lúdicas. La gente recuerda cómo se sentaba a la sombra del olmo en verano o los bailes o celebraciones. Hay muchas personas que se hacían las fotos familiares al lado de ellos. Eran un símbolo y eso todavía perdura”.
Monumentos vivos
Al margen de quién venza finalmente en esa Eurovisión botánica, este premio trata de sensibilizar a los españoles respecto al inmenso patrimonio biológico, etnográfico, paisajístico y hasta social y turístico que representan los árboles singulares. De su fragilidad y necesidad de protección.
Lo confirma Gonzalo Anguita, director de FSC España, la ONG que certifica la sostenibilidad de los productos forestales y que defiende la importancia de consumir madera certificada para garantizar la conservación de los bosques y de estos grandes ejemplares. “Esos árboles tan especiales, estén en el bosque o en el centro de una gran ciudad, son valiosos reductos de biodiversidad que ayudan a mejorar la vida de los seres, humanos y animales, que vivimos cerca de ellos. Por eso es importante garantizar su conservación”. Patrocinadores del certamen español, Anguita destaca cómo los estándares de FSC incorporan zonas de reserva para espacios forestales de alto valor biológico que garantizan la supervivencia de este tipo de especímenes grandiosos.
Un galardón avalado por la Dirección General de Medio Ambiente de la Comisión Europea está muy bien, pero ¿sirve para algo? Como reconoce Susana Domínguez, gracias a este premio se nota un mayor interés por ellos, tanto de los políticos como de los vecinos. “Aunque todavía queda mucho por hacer. El estado de conservación de los árboles singulares en España es en general malo. Hay muchos inventarios y catálogos, pero poca gestión. Se les hace poco caso y la mayoría de las veces suelen ser poco más que un número. Con el concurso estamos intentando que eso vaya cambiando, llamando la atención”.
¿Ganaremos este año? Desde Bosques sin Fronteras reconocen que la cosa está difícil. Los húngaros y rusos son candidatos muy fuertes porque tienen muchos apoyos institucionales y eso se nota. “En España todavía no hemos conseguido que esto se entienda como un proyecto global, de todos”, se lamenta Domínguez.
Aquí la lista de los nueve candidatos de este año, tan importantes y venerables como el olmo ganador:
- Olmo de Navajas (95.130 votos)
- Palmera Imperial de Elche (77.182 votos)
- Almendro Real de Valverde de Leganés (29.543 votos)
- Pino de la Virgen (La Palma) (4.198 votos)
- Pino del Roble de Peñascosa (2.335 votos)
- Pinsapo de Grazalema (2.286)
- Pino araucano del Castelo de Soutomaior (1.642 votos)
- Olivo milenario “la Farga del Arión” (1.531 votos)
- Algarrobo de Foia Brell (Alfas del Pí) (1.109 votos)
- Pino Laricio de La Yesa (389 votos)
La decisión final, el nombre del Árbol Europeo del Año 2019, se conocerá el próximo 21 de marzo, Día Forestal Mundial, en una ceremonia que tendrá lugar en el Parlamento Europeo. Crucemos dedos y ramas para que el ganador sea el olmo de Navajas.
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