Peter Sellars: “El teatro es una de las armas para hacer frente al fascismo”

El director de escena Peter Sellars en el Teatro Real. Foto: Javier del Real.

El director de escena Peter Sellars en el Teatro Real. Foto: Javier del Real.

Un trío de ases está involucrado en uno de los sucesos culturales del otoño en Madrid: el estreno en España de la ópera Only The Sound Remains, de la afamada y reconocida compositora finlandesa Kaija Saariaho. Cuenta con la voz del cotizado contratenor Philippe Jaroussky y la puesta en escena de ese animal de la dramaturgia que es Peter Sellars. Hemos charlado con este último sobre teatro, espiritualidad, el renacer del fascismo y los misterios del ser humano. 

En cierta ocasión le preguntaron al director artístico del Teatro Real, Joan Matabosch, qué compositor vivo merecería, a su juicio, un Nobel de las Artes de existir ese premio, a lo que respondió: Kaija Saariaho. Mañana la compositora finlandesa estrena en España su última ópera, Only the Sound Remains, en lo que será uno de los acontecimientos culturales del otoño dado el número de figuras artísticas que se concentran para poner en pie esta obra mística, sutil y poderosa. Uno de los papeles principales será interpretado por el contratenor francés Philippe Jaroussky (que vuelve a representar una ópera en Madrid después de su L’Incoronazione di Poppea de 2010) y la puesta en escena corre a cargo de uno de los directores teatrales más transgresores e influyentes de las últimas décadas, el estadounidense Peter Sellars (Pittsburgh, Pennsylvania, 1957).

Only de Sound Remains se basa en dos maravillosos cuentos traducidos por el poeta Ezra Pound, extraídos de relatos orientales que escribió el poeta y japonólogo Ernest Francisco Fenollosa partiendo del teatro Noh japonés. Se trata de dos historias en las que la conexión con lo místico, con el más allá es protagonista. “Son como cuentos de hadas, pero también historias muy sabias. Ambas nos hablan de lo sobrenatural, de eso que para nosotros es un gran misterio”, asegura Saariaho. “La muerte, el amor y la música son misterios que no podemos resolver. Con esta obra quiero ir más allá de las palabras para tratar de explicar estos enigmas a través de la música”.

En el primero de ellos, Always Strong, el espíritu de un joven guerrero virtuoso del laúd, visita, como atormentado fantasma, a un monje que lo invoca para que vuelva a hacer sonar su instrumento. En la segunda, Feather Mantle, un ángel se le aparece a un pescador después de que este encuentre colgada de un árbol una capa de plumas. Sin ella el ángel no podrá regresar al lugar del que ha venido.

Para desarrollar estas dos historias, Saariaho y Sellars disponen, siguiendo la tradición japonesa del teatro Noh, de pocos elementos fundamentales. El bajo-barítono Davone Tines se une a Jaroussky en escena y están acompañados, en el segundo cuadro tan solo, por la bailarina Nora Kimball-Mentzos. La compositora cuenta con un cuarteto vocal, un cuarteto de cuerdas, tres músicos finlandeses y dos ingenieros para el tratamiento y diseño del sonido. La dirección musical corre a cargo de Ivor Bolton, director musical del Teatro Real.

Peter Sellars, por su parte, ha reducido la escenografía lo máximo posible. Cuenta, tan solo, con varios lienzos gigantes de la pintora etíope Julie Mehretu y un diseño de luces aparentemente básico para narrar estas dos obras de teatro con la complicidad de sus cantantes-actores. El Asombrario ha mantenido una interesante conversación con Peter Sellars, del que se podría decir que ha sido pionero en la interpretación contemporánea de los libretos de grandes clásicos de la ópera. Es un hombre tremendamente empático, que saluda con abrazos y con una mente que no parece corresponder a estos tiempos de vértigo, agresividad y violencia que vivimos.

En 1990, la soprano Elisabeth Schwarzkopf, después de ver sus aproximaciones a tres óperas de Mozart, declaró a la revista ‘Newsweek’: “Hay nombres que no quiero que se mencionen en mi casa. No pronuncies ese nombre en mi presencia. He visto lo que él (Peter Sellars) hace, y es criminal. Como solía decir mi marido: hasta ahora nadie se ha atrevido a ir al Museo del Louvre a pintar un graffiti sobre la Mona Lisa, pero algunos directores de ópera están haciendo un graffiti sobre obras maestras”. ¿Se ha dulcificado usted un poco últimamente?

(Ríe a carcajadas durante bastante tiempo antes de contestar). Te diré que cuando yo era joven el rechazo era mutuo. La verdad es que no podía soportar mucho a Elisabeth Schwarzkopf. Odiaba sus interpretaciones. (Vuelve a reír a carcajadas). Con ella todo era tan cuqui, tan bien hecho, tan ‘yo ahora canto y tú debes quererme para siempre’… Oh, ¡por Dios! ¡Para! ¡Sé una adulta!

Todo era tan exagerado con ella. Mozart escribió sobre cosas terribles, sobre sentimientos horrorosos, sobre abusos sexuales… Hay una gran parte de Mozart que no es bonita ni cuqui. Tras la Segunda Guerra Mundial hubo una generación de músicos y cantantes que decidió que Mozart es amable, que Beethoven es amable, que Richard Strauss es amable y ¡para nada! No son amables en absoluto. Son humanos y como son humanos, en ocasiones, pueden ser crudos, brutales y terribles.

Ahora trae usted a Madrid una ópera contemporánea repleta de espiritualidad y con una propuesta escénica nada discutible. ¿Qué sentimientos le produjeron las dos obras de teatro en las que está basada ‘Only The Sound Remains’ la primera vez que se aproximó a ellas?

Algo muy especial. El teatro Noh japonés data del siglo XIV. Así que estamos tratando con algo que está cargado de tanta belleza y sabiduría que ha sido capaz de sobrevivir durante siglos hasta llegar a nosotros. Hablamos de algo tremendamente delicado y hermoso.

¿Qué lo convierte en tan especial?

Cada obra está escrita en no más de cinco páginas de texto. Son como el poema más exquisito que puedas imaginar. Cuanto más miras dentro de él, más enseñanzas te revela. Es como admirar el interior de un diamante desde cada una de las caras de su talla: cada una te transmitirá una dimensión diferente. Son obras en las que una simple frase puede acompañarte para el resto de tu vida. Querrás aprenderlas, memorizarlas… Que esas emociones tan potentes que transmiten se conviertan para siempre en parte de ti.

Usted ha vivido en Japón, ¿cómo descubrió el teatro Noh?

Desde 1981, la primera vez que fui a Japón, tuve mucha curiosidad por el teatro Noh. Por acercarme a él en su contexto real. Así que me pasé meses viajando por todo Japón a la búsqueda de los mejores intérpretes de este arte. Tenía 21 años. Y ya sabes, lo que te sorprende y atrapa cuando tienes 21 años, te perseguirá para el resto de tu vida.

¿Podemos decir que es algo que definió parte de su estilo en alguna manera?

En los años ochenta ya hice versiones teatrales de estas obras. Me obsesionan. Recuerdo especialmente una representación de Always Strong en la que el guerrero Tsunemasa era interpretado por el gran actor beckettiano David Warrilow. Beckett escribió papeles para él en sus últimas obras y en aquel momento yo quería hacer un análisis muy beckettiano de la obra. La montamos en una de las habitaciones del Kennedy Center de Washington DC. Una habitación vacía que tiene, en la pared del fondo, unas enormes cristaleras sobre el río Potomac.

¿Y la escenografía?

No dejábamos entrar al público hasta la hora precisa del atardecer, de tal forma que, durante la representación, la escena se llenaba muy lentamente de oscuridad por el mero hecho de que moría el día. No utilizamos ningún tipo de luz artificial. El vestuario de los actores pasaba por incontables tonalidades de color por culpa del sol. Desde el amarillo azafrán hasta todos los tonos del naranja y el rojo. Era la misma sensación que transmite una llama cuando se está consumiendo. Y entonces, de repente, todo acababa…. (Hace un silencio dramático y rompe a reír a carcajadas). El estado de ánimo, la atmósfera, la emoción que proporcionaba ese atardecer eran indescriptibles.

¿Así que usted recogió ese estado de ánimo y esa emoción para su propuesta para esta ópera de Kaija Saariaho?

Esa representación fue tan especial en mi vida que le propuse a Kaija hacer una ópera. Ella había compuesto una obra sobre los dos últimos Cantos de Ezra Pound para que se estrenase en la capilla Rothko en Houston. Dos poemas en los que el escritor se disculpaba por haber colaborado con el fascismo. De alguna manera aquella fue la primera gran obra de Kaija en inglés.

¿Por qué especifica lo de ‘gran obra’?

Porque todos los años, por su cumpleaños, Kaija compone una canción con texto extraído de La Tempestad de Shakespeare y se la dedica a un amigo.

¿En serio?

(Ríe a carcajadas). Sí. Lleva haciéndolo años y años. Así que, a estas alturas, se ha compuesto una buena parte de La Tempestad (vuelve a reír). En serio, ella había compuesto en francés, finlandés, pero no grandes obras en inglés y aquella fue una de las primeras.

Así que ahí está el germen de ‘Only The Sound Remains’.

Sí. Le dije que me parecía una buena idea que compusiera una ópera de cámara con pocos instrumentos y para dos cantantes y, por supuesto, con estas dos pequeñas obras de teatro Noh japonés traducidas por Ezra Pound. Y así lo hizo. Las escribió cuando estaba viviendo en Nueva York. Su marido, en aquel momento, era profesor en la universidad de Columbia, así que ella era la ‘esposa desocupada’. (Ríe a carcajadas).

¿Pero cómo llegó la compositora a Pound? ¿Eso también fue culpa suya?

Ya sabes que cuando uno pasa un tiempo en Nueva York, por supuesto subarrienda el piso de alguien y, con toda seguridad, tendrá acceso a la biblioteca de ese alguien. Pues en la biblioteca de ese alguien Kaija encontró The Cantos de Ezra Pound. Así ocurren las cosas. Era un momento en el que ella podía componer libremente sin la presión de otras fases de su vida. Y esa libertad se nota en esta partitura.

De izquierda a derecha, el bajo barítono Davone Tines, el contratenor Philippe Jaroussky y la bailarina Nora Kimbal-Mentzos. Foto: Javier del Real.

De izquierda a derecha, el bajo barítono Davone Tines, el contratenor Philippe Jaroussky y la bailarina Nora Kimbal-Mentzos. Foto: J.D.R.

¿Qué hace al teatro Noh tan único como para proponerle a una compositora de éxito mundial que emplee su tiempo y esfuerzo con él?

Sobre todo su espiritualidad y su atemporalidad. Son obras que fueron escritas por grandes expertos en filosofía zen y, de inmediato, uno comprende que son el resultado de una profunda meditación. Incluso su estructura tiene algo singular. Normalmente transcurren de tal forma que un personaje emprende un viaje que le hace transportarse a un estado profundo de meditación. Se trata de buscar lo que hay debajo, dentro, escondido más allá del mundo real y una vez que se ha completado ese viaje, regresar al mundo real de nuevo.

¿Cuál es esa estructura?

Es una armazón preciosa y coincide, una vez más, con el esqueleto dramático que solía utilizar Samuel Beckett: el mundo al que se regresa después de una profunda meditación ya no es el mismo. Tras comprender este tipo de teatro, puedes sentir que estás tocando el infinito. El espacio infinito que reside dentro de todos los seres humanos. Las limitaciones las recordamos, lamentablemente, todos los días, pero al infinito accedemos en muy contadas ocasiones. Y estas obras están constantemente recordándonos que todos somos una parte del infinito.

Después de ver esta obra no sé si el mundo está realmente preparado para afrontar un viraje tan pronunciado hacia la espiritualidad.

Cuanto peor se ponen las cosas más necesidad se genera de volver a la profundidad. De encontrar algo que no sea decepcionante. Y, por supuesto, cuanto peor se pongan las cosas, más espiritualidad necesitará la gente. Necesitará lugares donde refugiarse. Espacios protectores en los que, para empezar, puedan encontrar ecuanimidad entre lo malo y lo bueno. Muchas de estas obras de teatro se escribieron en momentos terribles de la historia de Japón, con guerras civiles, ciudades quemadas y arrasadas… Cuando estas obras se escribieron, Japón era sencillamente una pesadilla. Y durante las pesadillas siempre es necesario encontrar espacios de calma.

La tempestad y la calma, el yin y el yang, lo blanco y lo negro, las tinieblas de la primera obra y la luz de la segunda. Todo eso está en ‘Only de Sound Remains’.

Sí, pero, ojo, no se debe reducir la vida a lo bueno y lo malo. Hay que mirar las cosas como un todo. Como luz y oscuridad al mismo tiempo. La luz que surge tras la oscuridad, ¿no es la luz más poderosa? Todos los días tenemos ese milagro. El día se torna noche y una vez más se torna día. Una cosa evoluciona en su opuesta. Por eso amo los atardeceres y los amaneceres. El yin y el yang están ahí, claro, pero el budismo va más allá y propone vivir dentro de la dualidad.

Es precioso eso que dice, señor Sellars, pero es que uno abre un periódico o se pone un informativo últimamente y se le cae el alma a los pies.

Hace tres noches acudí a uno de los ensayos de Nuria Espert recitando el Romancero gitano de Lorca y salí profundamente emocionado. Vi a aquella mujer de 83 años hablando por la boca del poeta al que el fascismo no le permitió hablar… Y entonces me di cuenta de que el teatro es una de las pocas armas que tenemos para hacer frente al fascismo. El fascismo solo puede crecer entre seres que no son humanos y el teatro es un asunto de personas de carne y hueso, en un tiempo y un espacio reales y no una cuestión de pantallas planas.

Vivimos momentos que parecen fotocopiados del comienzo de los peores años del mundo en el siglo pasado.

Ya sabes, la historia siempre se desarrolla en ciclos. Ahora nos ha tocado una pesadilla, una terrible pesadilla. Vienen y van, es cierto, pero cuando vives en el periodo en el que vuelven a aparecer efectivamente tienes el terrible privilegio de ver crecer los monstruos.

Bajo su punto de vista, ¿qué es lo que está disparando toda esta locura de extremismos de terror en medio mundo?

Es paralizante. Te deja en shock. Lo que hay que comprender es que el fascismo resurge porque es un movimiento organizado. Si algo nos ha enseñado la historia es que su aparición nunca ocurre por accidente. Están extremadamente organizados y saben que el resto de los seres humanos nos encontramos muy ocupados viviendo nuestras vidas. Esa gente terrible es de la que se levanta dos horas antes de lo que tenía previsto y le gana tiempo al día para planear cualquier barbaridad de esas que tengan en la cabeza. Como encerrar a niños en jaulas en el desierto de Texas. Niños en jaulas en el desierto de Texas, In the land of the free [‘En la tierra de los libres’, dice parafraseando la letra del himno estadounidense].

Dicho así, da todavía más pánico. 

Es más terrorífico de lo que podamos imaginar porque algunos de esos fascistas que están surgiendo acarician los mecanismos del poder con la punta de los dedos. Otros ya lo tienen directamente. Cuando llegan al poder es complicadísimo luchar contra ellos, por eso lleva tanto tiempo que el ciclo se los lleve por delante. Pero la razón de que esos regímenes nunca, nunca, nunca jamás sobrevivan es que son sistemas cuyo medioambiente no es sostenible y por lo tanto no tienen futuro. De hecho, cualquier cosa que hacen destruye literalmente cualquier posibilidad de futuro. Ellos terminan por destruirse a sí mismos. Son sistemas dolorosos, inútiles y estúpidos.

Plano general de una representación de Only The Sound Remains. Foto: J.D.R.

Plano general de una representación de ‘Only The Sound Remains’. Foto: J.D.R.

¿Hay salida?

Algo en nuestro sistema está muriendo y está muriendo con mucho dolor y estruendo. No nos deja avanzar. Nunca volveremos a los 50 aunque muchos mandatarios quieran volver a los 50. En mi país los jóvenes no votan por esta gente, lo que los convierte, de hecho, en viejos monigotes soñando despiertos que vuelven atrás en el tiempo. Hay mucha gente sufriendo. Hay deportaciones masivas, se envenena todo, se derogan leyes que protegían el medioambiente… Es todo grotesco. Asistimos a los últimos coletazos de una generación que se muere. Lo peligroso es que vemos al gran monstruo gritar y revolverse de dolor mientras muere. Se revuelve, sí. Pero muere. Muere.

¿Qué podemos hacer entonces?

Las personas de bien lo que tenemos que hacer es trabajar, desde ya, para tener preparado lo nuevo que vendrá cuando el sistema fascista se derrumbe. Debemos organizarnos y tener preparado y a punto lo que vendrá después.

Hablamos de una ópera contemporánea y ya sabe que el gran dilema de la ópera consiste en ser capaz de atraer público joven para no morir. ¿Qué cree que tiene ¡Only The Sound Remains’ que pueda convencer a las nuevas generaciones?

Las nuevas generaciones quieren cosas especiales y hechas con cariño. Creo que quieren propuestas en las que todos y cada uno de sus elementos contengan trazas de autenticidad. Quieren intimidad y propuestas artesanales. Y eso es lo que les damos en Only The Sound Remains. Mucha gente, tras pasar gran parte de su día mirando una pantalla, lo que busca desesperadamente es una experiencia táctil e íntima. No tenemos efectos especiales de Hollywood, pero tenemos algo mucho mejor: la magia de descubrir que la propia vida es mágica en sí misma. Estamos rodeados de milagros diariamente, milagros que no se llevan muy bien con una pantalla plana. (Ríe a carcajadas).

Tal vez por eso usted ha recurrido en varias ocasiones a grandes artistas contemporáneos como Bill Viola para su visión de ‘Tristan e Isolda’ o la pintora Julie Mehretu para ‘Only The Sound Remains’.

Aquel Tristan fue uno de los mejores momentos de mi vida. Hace un par de semanas terminaron nuevas representaciones en París, así que estoy encantado de que haya vuelto a mi vida. Con Bill Viola las cosas fueron de la siguiente manera: charlamos, hablamos de la ópera y de lo que significaba para cada uno de nosotros. Nos despedimos y dos años después volvió con ese trabajo tan maravilloso y demoledor. Para Only The Sound Remains pensé en Julie porque su obra está llena de misterio. Es una artista que trabaja con capas y capas y capas y capas de dibujo y pintura hasta que termina una obra.

¿Le costó convencerla?

Le leí unos versos del coro final de Always Strong. (Recita de memoria). ‘El dolor del corazón es una propagación de rápidos fuegos / El fuego se transforma en una intensa lluvia de sangre’. Esa misma noche estaba trabajando. Su trabajo es muy similar al teatro Noh. Cuanto más tiempo pasas contemplándolo, más enseñanzas sacas de él. Y lo bueno es que durante la representación tienes la posibilidad de estar delante de su obra durante casi una hora. Una obra cambiante por la luz y su transparencia que transmite innumerables emociones al público.

‘Only The Sound Remains’ se estrena hoy, martes 23 de octubre, en el Teatro Real de Madrid. Puedes consultar aquí el calendario de funciones.

Deja tu comentario

¿Qué hacemos con tus datos?

En elasombrario.com le pedimos su nombre y correo electrónico (no publicamos el correo electrónico) para identificarlo entre el resto de las personas que comentan en el blog.

Comentarios

Te pedimos tu nombre y email para poder enviarte nuestro newsletter o boletín de noticias y novedades de manera personalizada.

Solo usamos tu email para enviarte el newsletter y lo hacemos mediante MailChimp.