El pintor de diosas, unicornios y guardianes de los sueños infantiles

‘Jules y sus amigos’, 2022. Colección Blanca y Borja Thyssen-Bornemisza. Cortesía del artista y cadet capela.

Jordy Kerwick, artista nacido en Melbourne hace 41 años, radicado actualmente en el sur de Francia, captó la atención de Blanca y Borja Thyssen-Bornemisza. Así, este pintor autodidacta, imaginativo y lleno de colorido es el elegido este año por el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza dentro del programa de exposiciones dedicado a la colección de Blanca y Borja. Los cuadros de Kerwick están poblados de diosas, de monstruos y máscaras, de fieras con dientes y garras, de hileras de ojos que son guardianes, y cuya misión es ahuyentar los miedos y proteger los sueños infantiles.

La muestra reúne nueve obras, desde lienzos de gran formato hasta piezas más pequeñas sobre papel. Kerwick no había expuesto anteriormente en España; sin embargo, el Museo Nacional Reina Sofía tiene una obra suya gracias a una donación realizada por el coleccionista Victor Levy. La muestra adquiere así un interés añadido al dar a conocer a un artista emergente de la pintura actual.

En palabras de Guillermo Solana, comisario y director artístico del museo, Kerwick fracasó en varios trabajos antes de obsesionarse con la pintura. En 2016 vendió su primera obra a través de Instagram, pero en 2022 ya se subastaban sus obras en Londres y Nueva York. A lo largo de los últimos años, sus lienzos con naturalezas muertas, sus paisajes repletos de referencias y su abstracción han sido expuestos en numerosos países.

Con ciertos elementos ingenuos, pero con una visión contemporánea, Kerwick empezó a trabajar la pintura explorando el género de la naturaleza muerta, «muy contenida de color e introvertida», señaló Solana en su presentación. También resalto que ahora “el artista ha ido creando composiciones más narrativas y complejas, dejando entrever toda una mitología, en ocasiones protagonizadas por una divinidad femenina”. Con el paso del tiempo, «ha forjado una iconografía muy original que conecta también con culturas remotas”.

En sus obras recientes, los animales depredadores hacen su aparición en el entorno del hogar, como para recordar a los espectadores su naturaleza más primitiva. Los cuadros de Kerwick, están poblados de cobras, tigres, leones, unicornios al aire libre, todos ellos con aspecto feroz y seres con dos cabezas. Según explica Solana, “como el propio pintor ha sugerido a veces, gran parte de su mundo viene de una sintonía especial con sus hijos, de los dibujos que hacen juntos, de las cosas a las que juegan el padre y los niños, de las ‘figuras de acción’ con las que organizan batallas. Los monstruos y las máscaras, las fieras con dientes y garras, las hileras de ojos que pueblan las pinturas de Kerwick son guardianes, cuya misión es ahuyentar los miedos y proteger los sueños infantiles”.

Jordy Kerwick . ‘Este amor moderno’, 2023. Colección Blanca y Borja Thyssen‐
Bornemisza. Foto: Muriel Cavanhac; cortesía del artista y Vito Schnabel.

En su breve y tímida intervención durante la presentación de la muestra, el artista explicó: «Esta obra ha surgido del amor y la necesidad. El amor que siento hacia mi mujer e hijos, y la necesidad de crear algo que sea más interesante que yo mismo”. Inspirado en su vida hogareña, la pintura del artista a menudo presenta elementos domésticos.

Las obras que forman parte de esta muestra pertenecen todas a la producción más reciente de Kerwick y están realizadas ente 2022 y 2023. En ellas emplea una variada gama de técnicas en distintos estratos, desde pintura de spray y acrílicos pasando por el rotulador, el pastel y el óleo, permitiéndole entrelazar referencias históricas de su trabajo.

La exposición incluye también la naturaleza muerta Antes/Después (2023), heredera de sus primeras composiciones, en la que Kerwick presenta un gran jarrón con flores, dos cigarrillos y un cenicero con colillas.

En otras como en Este amor moderno (2023) y La musa (2023), el artista deja patente sus influencias, como el arte cretense, el fauvismo y Henri Matisse. En dos planos (2023), llena de textiles, jarrones, árboles y plantas, como si de un cuento se tratase, podemos ver una feroz figura encapuchada que acecha entre los árboles. Dos mujeres y un lobo con un vestido estampado, en primer término, completan la composición.

La diosa con dos cabezas, una de sus iconografías, se repite en Jules y sus amigos, que porta aquí una gran corona de rayos. Sus animales preferidos, como el dragón, la cobra y el tigre, junto con el arcoíris, completan la composición.

Jordy Kerwick. ‘Sin título’, 2022. Colección Blanca y Borja Thyssen‐
Bornemisza. Foto: Thomas Marroni, cortesía del artista y cadet capela.

El resto de la exposición ahonda en sus preferencias: jarrones, vasijas, máscaras, alfombras y elementos vegetales y animales que también le conectan con pintores como Paul Gauguin, en palabras de Solana.

“En medio del caos de la vida familiar existe un sentimiento de seguridad y comodidad que trato de replicar en mi trabajo. Basándome en mi colección de imágenes de marcas culturales, personas, lugares y cosas, me gusta explorar la belleza en su estado más orgánico y real”, ha declarado Kerwick.

En una corta posibilidad de preguntarle, me interesé por saber si conocía a algún pintor contemporáneo español actual. “Me gusta mucho el trabajo de Marria Pratts, una artista multidisciplinar”. De esta artista ha dicho el museo Macba de Barcelona que su obra transmite “una alentadora sensación de resiliencia”.

La exposición de Jordy Kerwick puede visitarse en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza hasta el próximo 15 de enero.

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