El Pirineo no es un circo: contra el destrozo de Canal Roya

Canal Roya, fotografía de Eduardo Martínez de Pisón.

El proyecto –‘Sky Circus’– de enlazar dos estaciones de esquí en el Pirineo aragonés por el valioso valle de Canal Roya, y con fondos ‘Next Generation’, moviliza en contra a la ciencia, el ambientalismo y la población. Se han levantado contra el destrozo de un paraje único por un deporte con poco futuro por el cambio climático. “Una barbaridad ambiental”, promovida por el Ejecutivo socialista de Aragón.

“El gobierno de Aragón quiere convertir el Pirineo en un circo, en un lugar más a explotar como un negocio, obviando su riqueza paisajística, sus valores naturales, que son únicos, su historia. Es un absoluto despropósito”. El catedrático emérito de Geografía Eduardo Martínez de Pisón no puede creer lo que está pasando en una de las zonas mejor preservadas de la cordillera: el Canal Roya.

Ni él, ni cientos de científicos, ni las cinco grandes organizaciones ecologistas, tampoco parte de la población de los valles aragoneses cercanos dan crédito. El proyecto, bautizado como Sky Circus, quiere enlazar por este paraje las estaciones de esquí de Formigal y Astún, y además financiarlo con los fondos europeos Next Generation, lo que ha despertado todas las alarmas. “¿Pero es que no podemos dejar nada sin tocar, por valioso que sea?”, se preguntan muchos en Aragón y en el resto del país.

El resumen del proyecto, que el gobierno del socialista Francisco Javier Lambán está empeñado en sacar adelante contra viento y marea, se conoce por lo publicado en algunos medios, dado que se ha aprobado su presupuesto sin que haya salido a información pública ni se conozca informe alguno de impacto ambiental. El lunes 20 de marzo el Consejo de Gobierno lo ha declarado “de interés autonómico y general”. Consistirá, si sigue adelante, en la instalación de 37 gigantescas pilonas que atravesarán Canal Roya, entre el valle del Tena y el de Aragón, entre los que se moverán telesillas que quieran disfrutar en Formigal, Canfranc o Astún sin coger el coche. En medio de Canal Roya, una subestación servirá de enlace en esos 4,3 kilómetros, con 23 torres en los 2,7 kilómetros que van de Astún a Canal Roya y otras 14 en los 1,5 que unen esta zona con Formigal. Anuncian que este “proyecto sostenible” moverá hasta 2.500 esquiadores por hora. En total, una inversión de 34 millones de euros. Todo ello debería estar terminado en 2025; de ahí las prisas.

Más de cien científicos, instituciones y empresas han firmado un manifiesto contra un proyecto que se considera “una barbaridad ambiental”. Entre los firmantes, el propio Martínez de Pisón, biólogos como Juan Luis Arsuaga, Javier Benayas, Eloy Revilla, Unai Pascual y Fernando Valladares; botánicos como Leopoldo García Sancho; geólogos como Jerónimo López; ecólogos como Pedro Pérez Olea; arqueólogos como Eudadl Carbonell –Canal Roya también tiene restos arqueológicos megalíticos– y documentalistas como Sebastián Álvaro; además de activistas, educadores y profesionales ambientales que se oponen tajantemente a esta obra. “Que se pague con fondos europeos destinados a la próxima generación, como su nombre indica, es el colmo de la hipocresía”, señala Rosa Fernández, portavoz de la Red Montañas, quien reniega de lo que denomina “monocultivo turístico” mientras se abandonan sin apoyo otras actividades agrícolas y empresariales relacionadas con el mantenimiento de la naturaleza que, asegura, es lo que realmente asienta población.

Entre los últimos acontecimientos en relación con Sky Circus, la denuncia ante el Parlamento Europeo de las cinco grandes ONG ambientales (Amigos de la Tierra, Greenpeace, WWF, Ecologistas en Acción y SEO/BirdLife) para informar de lo que se quiere hace con los Next Generation. También el informe desfavorable de la Dirección General de Vertebración del Territorio de Aragón, en manos de la Chunta Aragonesista, si bien es una resolución que no es vinculante. Y mientras Lambán reclama que los que están a favor se hagan oír, proliferan las manifestaciones en los valles y municipios: en Aínsa, Barbastro, Jaca o Huesca se están publicando decenas de testimonios de la zona en la web La Voz de la Montaña y se llevan recogidas 50.000 firmas en Change.org.

Dibujo de Anayet y Canal Roya, realizado por Eduardo Martínez de Pisón.

Para entender cómo se ha podido llegar a esta situación en un lugar tan emblemático para los aragoneses a favor de unas pocas empresas de esquí, hay que hace un viaje al pasado. ¿Cómo es posible que no tenga ninguna protección, pese a lindar con un parque nacional, en Francia, que comienza a escasos metros de la futura infraestructura? Todo indica que la idea de unir las estaciones viene de antiguo. Ya hace dos décadas que se comenzó a hablar del asunto, si bien no se ejecutó, porque no había dinero disponible.
Sin embargo, desde los años 90 se había pedido, con avales científicos, la declaración de Canal Roya como Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA) y como Lugar de Interés Comunitario (LIC), pero no se consiguió; tampoco que fuera declarada Red Natura 2000, ni Reserva de la Biosfera. En definitiva, que tuviera algún tipo de protección. En 2006, sí se aprobó un decreto para convertirlo en un parque natural, el Anayet-Partcua, pero su desarrollo quedó en un cajón y ahora según unos (Diego Bayona, director general de Medio Natural y Gestión Forestal aragonés) sigue vigente y según otros (Miguel Gracia, presidente de la Diputación Provincial de Huesca) ha caducado.

Así acabamos en los fondos Next Generation, de los que llegarán a Aragón 30 millones de euros. Fuentes de la comunidad autónoma apuntan a Gracia como artífice de recuperar el plan de unir las estaciones de Astún y Formigal, dedicando 26,4 millones de ese monto a este asunto. A esta inversión se añadirán otros siete que pone Aragón. En total, los 34 millones que se aprobaron en los presupuestos de 2023, con el único voto en contra de Izquierda Unida. Quedan unos 3,5 millones europeos para el resto de opciones de desarrollo sostenible.

“Lo llamo circo porque es lo que quieren hacer en un paraje tan valioso como el Museo del Prado. Es inadmisible que Lambán argumente que ese disparate mejorará el paisaje o que es sostenible porque evitará unos kilómetros de recorrido, pero también es muy alentador ver la movilización social en contra, tanto en los valles pirenaicos como a nivel nacional. Incluso en Francia ya hay comunicados de protesta”, indica Martínez de Pisón.

Al mencionado manifiesto de los científicos promovido por Red Montañas se suma otro, también surgido del ámbito de la investigación, que ya cuenta con 600 adhesiones de investigadores y especialistas en medio ambiente. Uno de sus firmantes es José Ignacio López Moreno, glaciólogo del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC), que lleva muchos años documentando el cambio climático en esta cordillera: “En la cota a la que se plantea hacer la conexión ha habido un descenso de nieve acumulada y de su duración, con una variabilidad muy grande de año en año. Ningún escenario climático indica que se vaya a revertir la situación a medio plazo; al revés, todos indican un aumento de las temperaturas”, asegura.

En 1958, en Canal Roya. De derecha a izquierda, el filólogo José Manuel Blecua, que después sería director de la Real Academia Española (entre 2010 y 2014); José García, montañero zaragozano, y Eduardo Martínez de Pisón.

Por su parte, el experto en fauna pirenaica Jesús Martínez, también del IPE-CSIC, considera que unir Formigal y Astún para ahorrar unos kilómetros de coche “implica alterar procesos hoy equilibrados en un entono muy frágil y de forma irreversible, en un lugar a 1.600-1.700 metros de altitud”. “Es zona de campeo de quebrantahuesos, alimoche, águila real y otras especies con reproducción muy cercana. Y lo peor es que ni siquiera conocemos el proyecto más que por la prensa en una zona que es de conectividad entre valles, un corredor ecológico por el que hay flujo de conexiones genéticas que se romperán”, augura.

Respecto a la flora, la ecóloga Begoña García, investigadora en el mismo organismo, denuncia: “Justo se va a tocar lo poco que se salva del turismo masivo para al final dejar ahí una chatarra en pocos años”. García destaca que en Canal Roya hay hábitats de interés comunitario, con humedales y turberas, y señala que aún falta hacer una buena prospección para ver si hay algunas de las plantas catalogadas en los Pirineos como amenazadas en la zona, porque no se sabe. “Lo que está claro es que se rompería todo su valor paisajístico y su integridad, con un valle glaciar, un pitón volcánico, ibones.. y en un lugar muy bien conservado”.

Mientras las protestas crecen, la división se hace cada día más patente en el seno del cuatripartito gobierno autonómico, donde ahora tanto la Chunta Aragonesista como Podemos se han posicionado en contra por su inviabilidad ambiental y económica. De hecho, se han presentado varias preguntas en el Congreso de los Diputados sobre este asunto a la vicepresidenta Teresa Ribera. ¿Qué medidas se tomarán para evitar la destrucción de Canal Roya?

Por su parte, Lambán –con el apoyo del PSOE y el PAR– sigue adelante en su intención de iniciar las obras de Sky Circus, e insiste en su mensaje de “impacto cero” de la gran infraestructura entre denuncias de censura y manipulación informativa (no está de más recordar que grandes medios de comunicación aragoneses son propiedad de las empresas de esquí beneficiadas). También hablan de crear entre 235 y 575 empleos con las telecabinas, aunque no se ha especificado cómo.

Paco Iturbe, portavoz de la Plataforma Defensa de las Montañas en Aragón, reconoce que cada vez son más los que no entienden “ese empecinamiento del PSOE”. “Debe de ser por algo que no sabemos. El ocultamiento del proyecto es muy sospechoso, sólo hay filtraciones interesadas. Encima lo califican como plan de interés general para acortar los plazos y los trámites, pero lo que vemos es el interés para las tres empresas privadas dueñas de las estaciones a enlazar, que no ponen ni un euro. Hoy Canal Roya es un lugar muy querido, cuna natural y cultural de Aragón, lugar del acceso al pico Anayet, y vamos a hacer todo lo posible por impedirlo”.

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