Plácido Domingo regresa al Real gracias al Universal Music Festival

El barítono Plácido Domingo, el pasado domingo en el Teatro Real. Foto: Universal Music Festival

Después de tres años de ausencia del escenario del coliseo madrileño, vetado por el Ministerio de Cultura tras el escándalo de presuntos abusos sexuales en el que se vio envuelto, el barítono madrileño Plácido Domingo ha ofrecido un recital junto a la soprano Sonya Yoncheva en el Teatro Real de Madrid dentro del Universal Music Festival. 

Terminó la obertura de La forza del destino y Plácido Domingo salió a escena. Sin haber cantado una sola palabra, el público enloqueció. Fueron dos largos minutos en los que el cantante recibió, con la mano en el corazón y visiblemente emocionado, un baño de cariño, aceptación y respeto por parte del público. Domingo se subía al escenario del Teatro Real tras tres años de ausencia, en un recital mano a mano con la soprano búlgara Sonya Yoncheva dentro de la programación del Universal Music Festival (que curiosamente no ha hecho llegar a la prensa ninguna fotografía de Domingo y Yoncheva cantando juntos), la primera convocatoria operística de esta cita musical capitalina que ocupa el escenario del coliseo madrileño en verano.

“¡Viva Plácido!”, “¡eres el mejor!”, “¡bravo, Plácido, bravo!”, “¡olé, maestro!”… El furor sólo se aplacó cuando, casi medido con un cronómetro, el maestro Jordi Bernácer entró en escena para ocupar el podio frente a la orquesta titular del Teatro Real exactamente dos minutos después. En aquellos 120 segundos (Yoncheva fue recibida con solo 20 segundos de aplausos) había una clara declaración de intenciones de un público que no llenó del todo el aforo del teatro (varios palcos y las segundas y terceras filas de las localidades laterales estuvieron vacías), pero en aquellos vítores había una intención de reparación de una lamentable historia que, hasta el momento, ha apartado a Domingo de los escenarios públicos españoles. El ahora barítono ha reaparecido en España, en el Auditorio Nacional de Música, por ejemplo, pero en veladas organizadas por entidades privadas.

El 13 de agosto de 2019, la agencia Associated Press publicó los testimonios de nueve mujeres (más tarde aumentaron a 27), ocho de ellas anónimas, que aseguraban haber sido acosadas sexualmente por el cantante. El músico se defendió explicando que “creía” que todas sus “interacciones y relaciones siempre eran bienvenidas y consensuadas”. En pleno apogeo del #MeToo, Domingo era vetado en las instituciones de Estados Unidos en las que trabajaba, así como en las programaciones de los teatros estadounidenses. Nunca hubo acusación judicial, ni condena con un juicio justo, pero la vida del músico había cambiado para siempre. Tras una investigación del sindicato de músicos de ópera de Estados Unidos que daba la razón a las denunciantes, en febrero de 2020, Domingo emitió un nuevo comunicado: “ (…) estoy verdaderamente arrepentido del daño causado. Asumo completamente la responsabilidad por mis actos y he crecido a partir de esta experiencia”. Aquellas disculpas tuvieron un efecto casi inmediato en España. Pocos días después, el Ministerio de Cultura, que en aquel momento dirigía José Manuel Rodríguez Uribes, cancelaba todos los conciertos de Domingo en España: dos actuaciones previstas en el Teatro de la Zarzuela y la participación del cantante en La Traviata prevista para el verano de 2020 en el Real quedaban suspendidas. Esto llevó a Domingo a asegurar que sus palabras habían sido malinterpretadas y a volver a clamar por su inocencia.

Gregorio Marañón, presidente del Patronato del Teatro Real y presidente del Consejo de Administración de la discográfica Universal Music Spain, durante la presentación de la temporada operística 21-22 en el Teatro Real, en mayo de 2021, a preguntas de los periodistas sobre la presencia o no del cantante madrileño sobre las tablas del Real, aseguró: “No hay ninguna duda de que nos encantaría que vuelva a cantar aquí, pero eso es un futurible que no toca en esta temporada, en la que Plácido Domingo no va a cantar”, señalaba.

Finalmente, no ha sido en la temporada, que terminará el próximo 22 de julio con la última representación de Nabucco, pero sí ha ocurrido en el Universal Music Festival. Plácido Domingo regresó al Teatro Real acompañado de Sonya Yoncheva –ganadora en 2010 del prestigioso premio Operalia, auspiciado por el propio Domingo– y terminó la velada con el teatro puesto en pie y una ovación de más de cinco minutos.

La soprano Sonya Yoncheva, el domingo en el Teatro Real. Foto: Universal Music Festival.

La elección de lo que se cantó esa velada en el Teatro Real pareció no solo estar elegido para ajustarse a las capacidades vocales del barítono español. La primera parte del programa estuvo dedicada a Verdi, salvo la primera pieza que cantó Plácido Domingo. Parecía que el aria Nemico della patria, de Andrea Chénier, de Umberto Giordano, hubiera sido escogida por el cantante para lanzar un mensaje al púbico madrileño. Las primeras palabras que cantó tras tres de los años más difíciles de su vida fueron:

“¿Enemigo de la patria?

Es un viejo cuento

que felizmente el pueblo aún se traga.

(…)

¿Y poeta?

¡Pervertidor de corazones y costumbres!

¡Un día me alegraba pasar

entre odios y venganzas,

puro, inocente y fuerte!

¡Gigante me creía!…

¡Pero soy todavía un siervo!

¡Sólo he cambiado de amo!

¡Un siervo obediente a la violenta pasión!

(…)

¡Qué lleno de gloria

Estaba mi camino!…

¡Despertar la conciencia en el corazón de las gentes!

¡Recoger las lágrimas

de los vencidos y los que sufren!

(…)

¡Hacer de los hombres dioses,

Y en un solo beso y un solo abrazo

Amar a todas las gentes!

¡Ahora yo reniego del santo grito!

Tengo lleno de odio el corazón,

Y quien me ha convertido así, fiera ironía,

¡ha sido el amor!”

En su segunda intervención –tras el aria Pace!, Pace, mio Dio, de La forza del destino, interpretada por Yoncheva–, Plácido Domingo escogió el aria Pietá, rispetto amore, de Macbeth.

(…)

“Piedad, respeto, amor,

consuelo para mis días otoñales,

¡ay!, no arrojarán una sola flor

sobre tu encanecida edad.

Ni sobre tu tumba real

esperes suaves elogios;

¡ah, sólo maldiciones,

oh desdichado,

serán los cantos funerarios que te dediquen!”

Plácido Domingo es un hombre que no puede ocultar que tiene 81 años. Estos tres últimos deben de haber hecho su mella, además. Sale al escenario y se ve a un hombre octogenario que ya no se desenvuelve con la agilidad de antaño, pero es muy sorprendente que con esa edad sea capaz de hacer lo que hace con su garganta. Se acusan algunos problemas de respiración y evidentemente el brillo de su timbre no es el que está en la memoria colectiva, pero es impresionante que todavía sea capaz de emocionar en momentos como los dos dúos seleccionados para esta velada: Madamigella Valery, de La Traviata, para acabar la primera parte, y Ciel! Mio padre!, de Aida, para cerrar el concierto. Ambos con una Yoncheva majestuosa que en todo momento supo arroparlo con una profesionalidad impresionante.

En la segunda parte, la búlgara hizo contener la respiración al público con Pleurez pleurez, mes yeux, de Massenet, mientras que el madrileño eligió el inusual Hamlet, de Ambroise Thomas, para cerrar su participación en solitario.

Entonces llegaron los bises, con zarzuela y ópera española para delirio de los fans del cantante español. Yoncheva se atrevió con Petenera, de La Marchenera. Con una dicción del castellano bastante complicada de comprender. Domingo interpretó la romanza Amor, vida de mi vida, de la zarzuela Maravilla, de Moreno Torroba. Ambos terminaron con Me llamabas Rafaelillo, pieza de la muy taurina El gato montés, de Manuel Penella, momento que Domingo aprovechó para dar, en vivo y en directo, un par de capotazos de toreo de salón sobre el escenario del Teatro Real.

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Comentarios

  • josé manuel

    Por josé manuel, el 19 julio 2022

    Una vez mas los ricos muestran lo violentos que son, y lo peor es que había mujeres que aplaudían a un violador, a desesperar.

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