Pon tu dinero a trabajar para luchar contra el cambio climático
Por LENNYS RIVERA / WWF España
Para lograr los objetivos climáticos es necesario que las instituciones financieras públicas y privadas, los grandes inversores y también los inversores minoristas, es decir, los clientes de los bancos y pequeños inversores, persigan objetivos de sostenibilidad con sus inversiones. WWF ha identificado la necesidad de contribuir a la educación financiera de los inversores minoristas españoles a través de la campaña ‘Pon tu dinero a trabajar para frenar el cambio climático’. Aquí puedes encontrar todas las claves para ahorrar e invertir en verde, pero verde de verdad.
El cambio climático supone un riesgo actual y futuro para nuestra sociedad y nuestra economía. El informe sobre la física del clima del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de agosto de 2021 ha dejado claro que la acción humana influye en el calentamiento de la atmósfera, el océano y la tierra, incidiendo en la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos.
Este informe también señala que, aunque algunos impactos sobre el clima serán irreversibles en el corto plazo, existe aún la posibilidad de lograr el objetivo de no superar 1,5 °C de temperatura media global respecto de los niveles preindustriales.
Las finanzas tienen un rol central en la lucha contra el cambio climático y la conservación de la naturaleza. De hecho, el Acuerdo climático de París de 2015 establece entre sus objetivos la alineación de los flujos financieros con una trayectoria que conduzca hacia una economía descarbonizada y resiliente al clima.
En la COP26 celebrada en Glasgow en noviembre de 2021, donde hubo una amplia participación del sector financiero, también se reconoció la necesidad de incrementar las inversiones para impulsar la transición justa hacia una economía neutra en carbono.
El creciente interés de los clientes minoristas por realizar inversiones sostenibles
Para lograr los objetivos climáticos es necesario que las instituciones financieras públicas y privadas, los grandes inversores y también los inversores minoristas, es decir, los clientes de los bancos y pequeños inversores, persigan objetivos de sostenibilidad con sus inversiones.
A día de hoy, existe un creciente interés de los clientes minoristas por realizar inversiones sostenibles. Según la encuesta realizada por AFI, Allianz Global Investors y FinReg360 en 2020, cerca de un 90% de los inversores minoristas españoles señaló que tiene preferencia por productos financieros sostenibles, aunque no estén familiarizados con este tipo de inversión.
Además, debido a la reforma de la Directiva de Mercados Financieros (Directiva MiFID II, por sus siglas en inglés), a partir de agosto de 2022, los bancos y asesores financieros deberán preguntar a sus clientes sobre sus preferencias de inversión en sostenibilidad como parte del test de idoneidad.
Con la demanda también crece el riesgo del greenwashing o lavado verde en los productos financieros sostenibles
No obstante, la creciente demanda y la nueva reglamentación han provocado, a su vez, una oferta creciente de nuevos productos financieros calificados como verdes o sostenibles, en especial de fondos de inversión, y con ello ha aumentado el riesgo del llamado greenwashing, que podría afectar al logro de los objetivos climáticos.
Una inversión se considera sostenible cuando los recursos económicos que se han invertido se dirigen a sectores productivos o de capitales que han tenido en cuenta criterios ASG. Estos criterios son ambientales, como la reducción del cambio climático; sociales, entre los que se encuentra la protección de los derechos humanos; y de buena gobernanza, que implica, entre otros, políticas para evitar la corrupción. Un subconjunto de estas inversiones son las inversiones temáticas verdes o climáticas, definidas de acuerdo a los objetivos ambientales o climáticos que persiguen.
Europa desarrolla un marco de finanzas sostenibles a través del Reglamento Europeo de Divulgación de Finanzas Sostenibles (Reglamento SFDR, por sus siglas en inglés). De acuerdo a este reglamento, las entidades financieras deben publicar y describir sus políticas de inversión en su página web, y los objetivos de inversión de un fondo en el Documento de Datos Fundamentales para el Inversor (DFI).
Este documento indicará si el fondo está clasificado como “Artículo 8” (aquel que promueve características ambientales y sociales) o “Artículo 9”, que tiene objetivos concretos de inversión sostenible, como la reducción de emisiones de dióxido de carbono. Por tanto, un producto Artículo 9 es más exigente en sostenibilidad que uno artículo 8. Si las entidades consideran que los riesgos de sostenibilidad no son significativos para un producto ofertado, deberán incluir una explicación clara y concisa.
Dadas las dificultades iniciales de la puesta en práctica de este Reglamento y dado que los fondos calificados como “sostenibles” no ofrecen suficiente transparencia sobre los cálculos y métricas ASG de las empresas en las cuales invierten, WWF considera importante mejorar la elaboración de la legislación de segundo nivel, es decir, las Normas Técnicas de Regulación.
De igual forma, otro de los desarrollos legislativos centrales es la Taxonomía Europea de Actividades Sostenibles, una clasificación que informa a los inversores sobre las actividades económicas que pueden ser consideradas verdes en tanto contribuyen a alcanzar objetivos medioambientales, cumplen con las salvaguardas sociales y de derechos humanos y no causan un perjuicio significativo a otros objetivos ambientales y sociales.
En el caso de la taxonomía, actualmente se debate si la energía nuclear y el gas deben formar parte de la taxonomía europea. En WWF consideramos que etiquetar la energía nuclear y el gas como “verdes” dañaría gravemente la credibilidad de la taxonomía, contradice el principio de “no causar daños significativos” y frustraría los objetivos del Pacto Verde Europeo.
Se necesita más educación financiera sostenible para los inversores minoristas: Pon tu dinero a trabajar para frenar el cambio climático
En este contexto, WWF ha identificado la necesidad de contribuir a la educación financiera de los inversores minoristas españoles a través de recomendaciones para ampliar, valorar y mejorar la inversión en productos financieros sostenibles, elaborando la campaña ‘Pon tu dinero a trabajar para frenar el cambio climático’.
Un proyecto que cuenta con un conjunto de materiales divulgativos para los ciudadanos e inversores minoristas que brindan información clave sobre qué es una inversión sostenible y cómo los riesgos climáticos pueden afectar sus ahorros e inversiones.
Como hemos mencionado antes, al crecer la oferta de productos financieros verdes, como hipotecas, depósitos, cuentas bancarias, fondos de pensión, compra de acciones y, especialmente, de fondos de inversión, crece también el riesgo del greenwashing.
Si un producto financiero es etiquetado como «verde o climático», los bancos deben informar al cliente sobre los criterios en los que se basan para clasificar así esos fondos. En WWF consideramos que un producto verde debe cumplir al menos cinco criterios: 1. Integra valores ASG, es decir ambientales, sociales y de buena gobernanza. 2. Se alinea con los objetivos climáticos del Acuerdo de París, en concreto con el objetivo de no superar 1,5 °C. 3. La inversión se dirige a actividades y empresas que han establecido planes y estrategias de transición hacia una economía descarbonizada a corto, medio y largo plazo. 4. La inversión persigue objetivos ASG concretos y, en el caso del cambio climático, objetivos de reducción de emisiones de carbono o de adaptación al cambio climático (calificado como Artículo 9 por el Reglamento europeo de Divulgación de Finanzas Sostenibles). 5. Cumple con el principio de no causar daño significativo a ningún otro objetivo ambiental
Asimismo, según el ‘Análisis de WWF sobre inversión minorista sostenible: ¿son realmente verdes los productos financieros definidos como tal?’ -desarrollado por nuestra organización como parte de las acciones de educación financiera- hay una necesidad urgente de analizar los impactos ASG. Esto es especialmente importante en la reducción de emisiones de carbono de las estrategias de inversión, siendo necesario el desarrollo de metodologías de medición que permitan comparar el impacto de diferentes productos.
También se requiere de la acción de los supervisores y las entidades financieras
Dada la necesidad de protección del inversor minorista, en el informe de WWF sobre inversión minorista pedimos a los reguladores y supervisores que se aseguren que todo lo que se califique como sostenible realmente lo sea.
También pedimos que se establezca un estándar mínimo para fondos denominados sostenibles reflejado en el folleto de inversión y en el documento Datos Fundamentales para el Inversor (DFI). De igual modo, demandamos a las entidades financieras que comuniquen de manera responsable a sus clientes minoristas la importancia de los riesgos del cambio climático en el ahorro y la inversión, y que aumenten la oferta de productos financieros con objetivos climáticos concretos
Desde WWF, recomendamos a los inversores que consideren los aspectos ambientales, sociales y de gobernanza (especialmente los riesgos y oportunidades del cambio climático) a la hora de elegir una entidad financiera, ahorrar e invertir. Asimismo, los clientes minoristas pueden pedir a las entidades financieras que publiquen de forma clara en su página web el porcentaje del volumen de préstamos e inversión de productos financieros calificados como sostenibles frente al volumen total de préstamos de las inversiones.
La inversión sostenible es una decisión responsable e inteligente para reducir nuestra huella ecológica actual y futura
La inversión minorista cuenta con un importante potencial actual y futuro. La Comisión Europea prepara una estrategia de inversión minorista para el primer semestre de 2022, con el objetivo de promover iniciativas que se adapten al perfil y necesidades del inversor minorista.
No hay que olvidar que el cambio climático nos somete a una prueba como sociedad, pero también nos ofrece una oportunidad para cambiar nuestros comportamientos. El cambio en nuestros hábitos, como reducir el consumo de energía, carne, agua o viajes en avión son importantes, y también lo es dónde invertimos nuestro dinero. No en vano, sin saberlo podemos estar financiando actividades en sectores que generan cambio climático, como el petróleo, el carbón o el gas natural.
Podemos concluir que invertir usando criterios de sostenibilidad es una decisión inteligente, ya que el calentamiento global es un riesgo financiero. Grandes inversores consideran cada vez más los criterios climáticos en sus inversiones, pero, además, es una decisión responsable con la salud del planeta, las personas y las generaciones futuras.
Lennys Rivera es técnica en transición energética en WWF España.
COMPROMETIDA CON EL MEDIO AMBIENTE, HACE SOSTENIBLE ‘EL ASOMBRARIO’.
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