Porno, ese agujero que nos engulle y taladra

Erotismo en piedra. Foto: Flickr Creative Commons.

Erotismo en piedra. Foto: Flickr Creative Commons.

Erotismo en piedra. Foto: Flickr Creative Commons.

Erotismo en piedra. Foto: Flickr Creative Commons.

“Si el macho no tiene poder o dinero, tiene que taladrar”… Las periodistas y narradoras Analía Iglesias y Martha Zein acaban de publicar ‘Lo que esconde el agujero. El porno en tiempo obscenos’ (Los Libros de la Catarata), un ensayo que plantea que “la pornografía se ha apoderado de nuestra sexualidad y ha colonizado el imaginario colectivo”, que “contamina lo que toca en cualquier cultura y atraviesa iconografías”. En esta civilización del deseo y el hiperconsumo, han querido hablarnos sobre otro de esos aliados del neoliberalismo más machista y sodomizador, que atonta a muchos y humilla a muchas. Para entrar mejor en el ‘agujero’, les hemos hecho tres preguntas bien directas en torno al porno.

Leo en vuestro libro (página 41): “Frente al dolor, frente al desaliento y la falta de tiempo para crear lazos y el vacío acechando al final de cada jornada, el mercado pone en nuestras manos una solución hedonista que no le mueve el suelo ni cambia el sistema que lo sostiene. En esta “civilización del deseo” (término usado por Gilles Lipovetsky en ‘La felicidad paradójica. Ensayo sobre la sociedad de hiperconsumo’), los placeres se exhiben como solución más eficaz que la búsqueda de la justicia o la paz a la hora de atravesar la violencia simbólica y estructural que impera en nuestra cultura”.

¿Es el porno un arma más del neoliberalismo para la dominación de todos y especialmente de la mujer?

Analía Iglesias: La industria de la pornografía se ha apropiado de nuestro imaginario y aquí poco importa si somos hombres o mujeres, intergénero, muy jóvenes o muy adultos. Todos estamos expuestos a la epidemia, aunque los afectados directos son los chicos y chicas que nacieron al porno audiovisual antes que a la propia sexualidad. Los designamos con el término ‘pornonativos’, que juega con la idea del nativo digital, quien, por cierto, ya está en edad de tener hijos (los ‘neopornonativos’)… (Se ha llegado a hablar de que el porno supone un 37% del tráfico total en Internet).

Martha Zein: Nuestro ensayo no obvia la aportación del feminismo a la crítica al porno. Por el contrario, lo retoma pero da un paso más: recuerda que el porno nos pasa a todos, cualquiera que sea nuestra opción sexoafectiva. Defendemos que el porno es una de las caras del neoliberalismo, no es su “brazo armado” sino una de sus poderosas manifestaciones cotidianas. El neoliberalismo lleva el impacto en otras facetas de nuestra identidad (individualismo, competitividad, productividad, etcétera) a nuestras relaciones más íntimas a través de la puerta del porno. El sujeto del porno ya no es objeto, sino mercancía generadora de plusvalías que cotizan en Bolsa. De este modo, el sujeto dominado encuentra su vía de integración en el sistema aunque no se le reconozca los principios más básicos de los derechos humanos, como es el respeto a su salud. Con el relato pornográfico (en la dimensión que ahora existe), el capitalismo financiero ha dado un segundo giro de rosca al añadir a la cadena de producción nuestros fluidos más gozosos, de ahí que hayamos acuñado el concepto de “pornoliberalismo”.

“El porno es también el espacio donde los conflictos afectivos de la sociedad se reflejan, donde estallan las contradicciones de género y quedan al desnudo los mandatos rígidos como penes en horario de trabajo” (página 53).

¿Hay un porno para hombres y un porno para mujeres? ¿Puede haber un porno feminista?

Martha Zein: Cualquiera de las tres posibilidades son nada más que una opción del menú. El porno nunca quiso ser relato y las nuevas tecnologías potencian precisamente ese aspecto. Los algoritmos ofrecen productos pornográficos a la medida, teniendo en cuenta los hábitos del consumidor y antes de que este pueda desear. El porno te llega, ya no hace falta que lo busques. Es más, existe más allá de las películas, los chats y las webs, atraviesa pantallas y formatos, enlaza inversores, crea líderes de audiencia, lleva la talla de los escotes a las clínicas de cirugía estética… En cuanto al pornofeminismo, este tiene trayectoria propia en el seno del feminismo, nos alineamos con sus objetivos, pero cuestionamos sus métodos, sencillamente porque creemos que ya no es el tiempo de transformar el porno sino de trascenderlo.

Analía Iglesias: Quizá ya pasó el tiempo de alimentar este negocio que trasciende culturas e iconografías y se nutre incluso de segundaje de pruebas judiciales por casos de violaciones o del sexting. Los géneros del porno (llámense ‘grannies/abuelitas’, ‘MILF/mom’, ‘prolapso anal’, ‘creampie/pastel de crema’ o bukake) han colonizado también los relatos religiosos: hay pensadores del mundo musulmán que hablan del ‘porno-islamismo’ para definir las ‘peliculitas’ que el salafismo utiliza para convencer a los futuros mártires adolescentes de ir al paraíso. Las 72 vírgenes que allí los esperan son las pornstars que ellos conocen; eso sí, el himen se les reconstruye después de cada coito.

“Falos eternamente erectos, vulvas abiertas e hinchadas, libres de toda mácula, anos blancos y pulidos y, sobre todo, mucho esperma, mucha eyaculación, más fluido, más rápido, más fuerte, más duro. Follad, follad, malditos, hay barra libre para todos: aquí damos tres por dos (o seis por uno, nunca se sabe), este es el reino del ‘happy end’. ¡Te doy la bienvenida!” (página 57).

¿Cuál sería la salida a menú tan fácil y tentador, aunque sea poco nutritivo? Leo las últimas líneas de ‘Lo que esconde el agujero’: «Nuestra última propuesta consiste, entonces, en ensayar otro deseo, desde el amor, que no es romántico ni tiene otros adjetivos… Fundar un deseo amoroso”…

Martha Zein: Aunque no damos soluciones, sí ofrecemos propuestas. Una de ellas es incorporar nuestras sombras en el relato pornográfico, la herida, lo fallido; es decir, hacer presente esa fragilidad que nos hace interdependientes y nos enlaza con la vida. Apostamos por una representación de la sexualidad no exenta de humanidad, que pueda estar presente lo que es y lo que no es, realizada con la alegría de las ganas y fuera del circuito del porno.

Analía Iglesias: Reivindicamos el erotismo y no su obligada monetización en la sociedad de consumo de experiencias. Creemos que sí existe una ética del placer y, desde luego, pasa por encontrarle a Eros un refugio en nuestro cuerpo.

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Comentarios

  • Ricardo

    Por Ricardo, el 12 abril 2018

    Interesantísimo y muy necesario artículo. Nada más decir que me ha dado muchas ganas de leer el libro de Analía y Martha. Comparto con ellas tanto la visión general como las propuestas, sobre todo la de incorporar nuestras sombras en el relato.

  • Lucía

    Por Lucía, el 12 abril 2018

    Me parece estar leyendo la revista Atalaya.

  • c

    Por c, el 12 abril 2018

    lo del emppotramiento que algunos cuentan como lo ultimo en tecnicas sexuales, no esconde mas que eyaculacion precoz
    es lo mas que ha inventado el «civilizado» occidente para el placer aparte del BDSM…
    en Asia hay Kamasutra tao te tantra control eyaculacion y de lo que hay aca mejor

    Pporno…
    por algo el PP con el apoyo de C$ no ha subido el IVA al PPorno cuando se lo ha subido incluso a los pañales…
    El porno no es una buena escuela : nunca usan condon, los polvos son montajes,
    sobretodo se ve falta de empatia en videos normales que no son BDSM y muchas actrices agarran infecciones ETS o desgarros en partes intimas, los polvos de 15 min son montajes, etc etc
    Como todo en el cine , es ficcion.
    http://vos.lavoz.com.ar/tv/actriz-porno-demanda-brazzers-por-ataque-sexual-en-un-rodaje

    se dice en los entornos machistas como critica demoledora contra el feminismo,
    que las mujeres no quieren igualdad sino el poder, como si fuera para acaparalo,
    ¿ pero acaso el poder no es lo que tiene, acapara y quiren conservar los machistas ?
    De todos modos cuando el feminismo dice que quiere la igualdad ,
    quiere decir que quiere el poder compartido en igualdad,
    asi que no hay nada malo ni contradictorio en que las mujeres quieran el poder .
    Todo el mundo quiere , tiene poder y derecho a manifestarlo y usarlo si le hace falta ,
    pero a las mujeres se les recrimina por ello.

  • Rascallú

    Por Rascallú, el 12 abril 2018

    Debe ser que el neoliberalismo en lugar de el siglo XIX nace en el paleolítico, porque las venus talladas en formas generosas hay teóricos que defienden que tenían usos más prosaicos que los de representaciones de diosas de la fecundidad. Las pinturas de Pompeya o las vasijas helénicas,Los capiteles románicos, los templos hindúes de escultura erótica, La pintura muy explícita de desnudo del XVIII, todo manifestaciones del neoliberalismo. Hay que traer al diablo a colación para no parecer lo que parecemos, puritanismo y meapilismo de pseudoizquierda.

  • Anduriña

    Por Anduriña, el 13 abril 2018

    Creo que usted está confundiendo lo que se critica (porno denigrante) con la expresión de la sexualidad que es algo muy natural y sano. Que tendrán que ver las Venus de Willendorf o las pinturas de desnudo con el porno extremo en el que se denigra, golpea y humilla a las mujeres? me está comparando arte clásico con películas porno, en serio?, lo peor es que si se toma la molestia de leer un poco sobre el tema hay numerosas quejas sobre los abusos que se cometen en esa industria. El porno cada vez va menos de sexualidad y más de poder y humillación. El sexo es algo natural, por supuesto, y la sexualidad también, y no debería estigmatizarse, pero utilizar a los seres humanos como objetos si, lea usted bien el artículo antes de hablar de mojigatería.

  • Jordi

    Por Jordi, el 16 abril 2018

    Porque ha tenido y tiene éxito? Es el reflejo o salida de algo,, que es i ha sido reprimido por el poder por la hipocresía. Está mal vista la libertat amplia,, aún somos covardesel porno és una indústria cómo tantas,,y claro lo natural está targibersado ,, pero hay siempre algo que se cuela,algo de natural que se cuela,, el orgasmo,, ahí está la pasión lo que nos lleva a que una- uno igual a lo que sienten…

  • Luis

    Por Luis, el 08 junio 2018

    Estimado Sr.:

    El Liberalismo no tiene nada que ver con la nueva ética que la extrema izquierda pretende imponer tras aguantar la moral de las religiones.

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