Primavera muy fría y lluviosa, ¿es que ya pasó el cambio climático?
Pues no. Claro que no. ‘El Asombrario’ estuvo en una nueva cita de los encuentros #vidriosybarras que convoca Ecovidrio, esta vez con uno de los ‘hombres del tiempo’ de La 1. Martín Barreiro explicó qué es lo que está pasando en esta alterada primavera de bajas temperaturas y lluvias muy frecuentes, y qué relación puede guardar este comportamiento tan loco de nuestros cielos con el cambio climático.
El pasado fin de semana, Madrid registró mínimas de 8 grados y máximas de 17. En el norte de Burgos las temperaturas oscilaron entre los 4 y 10 grados. Y el calendario nos dice que estamos a mediados de mayo.
Sí, a partir de ahí hay muchos que, en conversación de ascensor, cuando les explicas que eres periodista especializado en medioambiente, te sueltan eso de: “¡Vaya con el cambio climático con que nos asustáis!; ¿no estaban subiendo las temperaturas y nos íbamos a achicharrar todos?… y resulta que está nevando y helando en pleno mayo”. Hasta el presidente estadounidense Donald Trump se ha permitido chistes con argumentos similares para desacreditar cualquier medida frente al cambio climático y justificar su irresponsable salida del Acuerdo de París: Cómo es posible que estemos en pleno cambio climático y padezcamos históricas tormentas de nieve que hasta han congelado las cataratas del Niágara. Chicago no experimentaba desde hacía 80 años extremos como los de este invierno. Con su habitual patético sentido del humor, Trump llegó a mofarse de los científicos diciendo que a su país le vendría bien un poco de cambio climático.
El meteorólogo y presentador de TVE Martín Barreiro ha sido el nuevo invitado a los encuentros #vidriosybarras de Ecovidrio, la entidad que se encarga de gestionar el reciclado de todos los residuos de envases de vidrio en España, en una edición titulada: ¿Qué está pasando con las precipitaciones? Y viene muy a cuento lo de las precipitaciones, porque nada más arriesgado que precipitarse a concluir que esta primavera irregular sugiere que relativicemos la gravedad de lo que venimos alertando sobre el efecto del impacto de las actividades humanas en el clima: “El cambio climático está ya aquí, con nosotros, en el día a día, y eso no es debatible”, recalcó Barreiro. “La confusión puede venir porque se asocia con demasiada frecuencia con el calor, solamente con el aumento medio de las temperaturas, y no con otras variables meteorológicas, quizá porque existen menos datos. Así, nos olvidamos de subrayar que lo que también provoca es que hará más frecuentes e intensos los episodios extremos de la climatología, algo que responde al patrón que los expertos del Panel de Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC) han previsto como consecuencias del cambio climático”.
Este invierno/primavera han sido anormalmente lluviosos. Martín Barreiro explicó que el pasado marzo Madrid registró el triple de su media de precipitaciones, hasta el punto de ser el segundo marzo más lluvioso de los últimos 53 años. Y ya veníamos de un mes de febrero raro. Antes, el otoño había sido preocupantemente seco, hasta encender la alerta por el bajo nivel de los embalses en todas las cuencas, incluidas zonas como Galicia, que registran generosos regímenes de lluvias. A ello se han unido las bajas temperaturas que seguimos experimentando ya bien entrados en la primavera. ¿Cómo se conjuga esto con el cambio climático?
Barreiro lo repite: nos tenemos que ir acostumbrando a que el ser humano ha metido excesiva mano en los mecanismos de funcionamiento y regulación natural de la atmósfera y eso altera el clima al que estábamos acostumbrados, por lo menos en el último siglo. Y en el origen de esas alteraciones cada vez más extremas y cada vez más frecuentes, nos topamos con el llamado “vértice polar”. Lo dijo el meteorólogo, parafraseando los anuncios de blockbuster cinematográficos: “De los creadores de la ciclogénesis explosiva, llega ahora la rotura del vértice polar”. Como se explica bien en www.eltiempo.es “el vórtice polar es un ciclón persistente a gran escala situado cerca de las zonas polares terrestres, y que se ubica en la media y alta troposfera y en la estratosfera”. “El problema es que la perturbación o rotura del vórtice es algo que está ocurriendo con mayor frecuencia durante los últimos 30 años. Un reciente estudio señala que los vientos que habitualmente contienen al vórtice polar en sus latitudes, en torno al Polo Norte, se han debilitado y esa pérdida de intensidad permite que el aire frío del vórtice descienda hacia el sur afectando a Europa y Rusia, y llegando incluso al Mediterráneo”. Ahí está el origen de estas alteraciones de temperaturas y lluvias, y ahí radica también su relación con el cambio climático. Esta rotura provocó que el pasado invierno en el Polo Norte llegara a haber temperaturas de hasta 30 grados por encima de la media en esa estación, registros bastante más templados que los que se estaban produciendo en latitudes centroeuropeas.
Martín Barreiro insistió además en que lo grave no es tanto que llueva mucho, como que llueva a destiempo, tan avanzado el año climatológico, con todo lo que supone de catastrófico para la agricultura, al estropear las cosechas, como hemos visto en las recientes inundaciones en la ribera del Ebro, con las cosechas ya muy avanzadas y sin margen para recuperación. Las inundaciones de 2015 fueron incluso mayores que las de este año, pero se produjeron a finales de febrero y comienzos de marzo, cuando las de este año han llegado a mediados de abril, con todos los cultivos ya mucho más adelantados, con lo cual el estropicio es mucho mayor. Algo similar a lo que sucede en la Comunidad Valenciana y Murcia, donde ven con preocupación que su gota fría, un fenómeno que solía coincidir con el tránsito del verano al otoño, cada vez llega más tarde; con lo que a los riesgos de las precipitaciones torrenciales se añade que caigan cuando frutales y hortalizas ya están en fase muy avanzada de maduración.
Y por favor, recordó Martín Barreiro, que lo inmediato no nos haga perder la perspectiva, porque, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) , el año 2017 fue el más cálido y el segundo más seco en España desde 1965, cuando comenzaron los registros. El año pasado, la temperatura media alcanzó los 16,2 grados, lo que significa un aumento de 1,1 respecto a la cifra media anual y en 0,2 al anterior récord, que se registró en los años 2011, 2014 y 2015. Fijémonos en esto: si contamos los 50 años con mediciones comparables, de los diez años más cálidos, siete se registraron en el siglo XXI. Y los récord estuvieron en el último lustro (solo se salva 2016). Barreiro señaló que le causa desasosiego que en los últimos años prácticamente todos los días ha de informar de alguna alerta, bien por olas de calor o de frío, por lluvias torrenciales, granizadas, aludes, temporales, fuertes vientos… “Raro es el día que no hay un mapa de avisos, un día que podamos contar un tiempo tranquilo y sereno. Y cualquier día llegarán los 35 grados a Madrid y se instalarán aquí hasta octubre. Nos debemos ir haciendo a la idea”.
Así, según AEMET, en 2017 se produjeron cinco olas de calor. De ellas, destacó, por lo madrugadora, la del 13 al 21 de junio, una semana que terminó con una temperatura media de tres grados por encima de la del mes. Entre el 12 y el 16 de julio se registraron las temperaturas más altas de todo el verano, alcanzando los 46,9 grados en el aeropuerto de Córdoba el día 13, que es la máxima más alta de todo el año. Entre el 2 y el 6 de agosto llegó la tercera.
SÍ, Nos enfrentamos a un tiempo más extremo, irregular, inesperado. Loco.
Para terminar, Martín Barreiro abordó la importancia que pueden tener los espacios de información meteorológica en los medios de comunicación, sobre todo en televisión, para informar honestamente a la sociedad de hacia qué escenarios nos encaminamos y para concienciar de que el cambio en pequeños hábitos cotidianos, como el reciclaje de envases de vidrio –ejemplo que puso aprovechando que nos había convocado Ecovidrio-, multiplicado por los miles de millones de habitantes del planeta, pueden contribuir decisivamente a cambiar nuestro pacto con el planeta y reducir las consecuencias de impactos como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Eso sí, se mostró partidario de no insistir demasiado en los mensajes catastrofistas y pesimistas, porque está comprobado que ocasionan un efecto rebote en las audiencias, que levantan una especie de coraza protectora y se vuelven impermeables a casi cualquier mensaje. Por eso, se mostró partidario de la divulgación con datos científicos y la concienciación aportando siempre alternativas con cierto optimismo, y no dando la sensación de que nada se puede hacer, que está todo perdido. No.
Comentarios
Por Manuel, el 17 mayo 2018
El efecto rebote y las corazas las causan los embustes de los medios y la hipocresía de los políticos y sus falsedades, parece que seamos los consumidores los culpables…. si los fabricantes no fabricasen, nosotros no consumiríamos lo que no existe ¿no?… entonces, ¿donde es donde hay que actuar? ¿por que no se actúa en la producción en lugar de en el consumo? El Cambio Climático no ha dejado de producirse desde que el mundo es mundo, la mentira no nos conduce a buen puerto.
Por Gonzalo Calvo, el 18 mayo 2018
Los escándalos Climategate y NASA mostraron que los datos globales de temperaaturas están falseados al alza. No hay calentamiento global desde 1997, porque el Sol ha entrado en fase de descenso de irradiancia, y porque el CO2 no influencia el clima. Es todo un timo imperial para frenar a Europa, China, India, y emergentes.
En cuanto a la primavera, ni una sola primavera, ni un año, permiten hablar de cambio climático. El clima es una media pluridecadal.
Dicho esto, nuestros científicos institucionales, incluídos los meteorólogos mediáticos, demuestran muy poco nivel a la hora de denunciar abiertamente la corrupción.
Por Juan, el 30 mayo 2018
El escándalo del climagate fue un absoluto escándalo; montado por algunos medios de comunicación. A nivel global la temperatura no ha dejado de subir; a pesar de que el Sol haya entrado en otra fase de descenso. Si la irradiación solar esta bajando y la temperatura planetaria subiendo es porque hay algún otro factor que hace subir la temperatura. Y aparte de la reducción del albedo, el mejor candidato es la composición atmosférica.
No es de extrañar que fuera NASA quién descubriera la importancia de la atmósfera en el clima de los planetas. Si la distancia del Sol a Mercurio es mucho menor que la distancia del Sol a Venus, ¿cómo se explica que la temperatura en la superficie de Venus sea mayor que en la de Mercurio? Venus tiene una atmósfera, compuesta en su gran mayoría de CO2 y Mercurio no.
El cambio climático se ha venido produciendo desde que el mundo es mundo, y las extinciones masivas también.
Si no confrontamos las mentiras de algunos medios, la hipocresía de los políticos en los gobiernos y la codicia desmedida de las grandes corporaciones de la energía, no vamos a acabar bien.