Queremos Ciudades con Bosques: dos campañas en Cataluña

Bosc de Volpelleres.

Por PILAR SAMPIETRO

Dos campañas en Cataluña –‘Salvar el Bosc de Volpelleres’, en Sant Cugat, y la ‘Plataforma Abaceria Respira’– nos hacen ver con claridad la importancia de ‘Salvar Bosques, Crear Bosques’ (Pronto nos ocuparemos de los arboricidios en Madrid). Se trata de no perder el Edén, se trata de entender por qué necesitamos estar en contacto con la naturaleza. Reformular el concepto para conseguir, no ciudades como bosques, sino ciudades con bosques. Decía Robert Wilson, en sus últimos años, que la única solución para el inminente colapso ecológico es consagrar la mitad del planeta a la recuperación de la naturaleza. Su idea de Medio Planeta ha ido fraguando, pero también abriendo brechas entre impulsores del desarrollo  y conservacionistas. Que la humanidad abandone la mitad del planeta y se concentre en la otra mitad ya podéis imaginar lo que puede comportar y necesitamos a los otros seres para nuestra propia salud.

Así que ¿y si conseguimos esa mitad a golpe de revertir y renaturalizar espacios que habíamos degradado o que han quedado atrapados entre el cemento? Está claro que la vida no humana responde rápido, cuando se trata de que vuelvan las plantas, los árboles, la fauna y, por tanto, la biodiversidad; lo hemos visto en pandemia.

La periodista Lucy Jones reflexionaba también sobre la propuesta de Wilson en su libro Perdiendo el Edén (Gatopardo) bajo el convencimiento de que la naturaleza no es solo hermosa, intrigante y asombrosa; es nuestro soporte vital. Saber esto es entender la importancia que tiene para la salud de las personas el contacto diario con los otros seres, ya sean árboles, pequeños huertos con tierra fértil o jilgueros. La falta de esos seres nos sume en estados de ánimo que derivan en depresiones y, después, enfermedades de toda índole. Se trata del Síndrome de falta de naturaleza, como nos enseñó a definirlo Richard Louv.

Vecinos y vecinas de Sant Cugat están por la labor cuando defienden preservar un pequeño bosque, el Bosc de Volpelleres. Bueno, no es pequeño, porque el entorno disfruta de gran biodiversidad que funciona como pulmón cerca de una de las carreteras más concurridas y contaminantes de la pequeña ciudad. Bajo sus árboles, en verano hace menos calor, en invierno menos frío. Grandes y pequeños caminan por el bosque, corren, desconectan, pasean a sus perros y construyen cabañas. Hasta aquí todo magnífico, pero el bosque se ha visto afectado por un plan de recalificación que mantiene dividida a la población. La cosa no es fácil, porque allí debe construirse una escuela pública, La Mirada; niños y niñas llevan años en barracones y el consistorio no se pone de acuerdo en aceptar otra ubicación que no sea el bosque. La Plataforma Sos Bosc de Volpelleres dice Sí a la escuela y Sí al bosque, porque no es imposible conseguir el equilibrio de una escuela pública en condiciones, cerca de un bosque en el que los mismos pequeños puedan disfrutar y aprender sobre su conexión.

Mientras unos y otros se tiran los trastos a la cabeza vía redes sociales, niños y niñas aprenden a desconectar de la naturaleza en sus instalaciones provisionales y el bosque vive amenazado y comienza a ser comido. Ahora una decisión judicial ha tomado una “medida cautelar” para parar las obras porque, a falta de una sentencia firme, los daños colaterales, es decir la afectación a los árboles talados o trasplantados, no se podrá reponer. Seguir los pasos de este conflicto es entender que no podemos sacrificar ni un centímetro más de espacio natural; echad un vistazo a su sitio en la red.

Mercado de Abaceria.

Y mientras la controversia sigue en Sant Cugat, en la cercana Barcelona otro grupo de vecinos y vecinas del barrio de Gracia propone algo a la inversa. Allí existe un mercado, el de la Abacería, ahora en rehabilitación y que ocupa una gran manzana que se debe recomponer. La propuesta municipal es un lavado de cara y adecuación para el mercado y luego instalaciones de gran superficie y otros equipamientos cementados. Al mercado ya no le hará falta tanta extensión, los hábitos han cambiado y con ellos la reducción del número de paradistas.

Los vecinos insisten en que el mejor equipamiento para el sobrante del nuevo mercado es un Bosque Comestible, un jardín donde poder respirar, en un barrio en el que el verde está ausente casi en su totalidad. Se han unido en una Plataforma con nombre claro: Abaceria Respira , para mostrar que el único Refugio Climático necesario es la sombra de un árbol y el frescor que puedan dar las plantas comestibles cuando crezcan en el lugar. En la estructura del viejo mercado han colgado unas cuantas pancartas con un lema contundente: Volem Verd / Queremos Verde, y han recogido cerca de 5.000 firmas del vecindario que apoya el proyecto. Saben que en un momento de emergencia climática es del todo necesario un cambio de modelo urbano, que libere y favorezca espacios en recuperación para la conexión natural de las personas.

Ya lo veis, Salvar Bosques, Crear Bosques. Se trata de no perder el Edén, se trata de entender por qué necesitamos estar en contacto con la naturaleza. Reformular el concepto para conseguir, no ciudades como bosques, sino ciudades con bosques. En eso estamos.

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