Quique González: “Reconforta que tu padre se haya ido orgulloso de ti”

El músico Quique González. Foto: Fernando Maquieria.

El músico Quique González. Foto: Fernando Maquieria.

El músico Quique González. Foto: Fernando Maquieria.

Quique González regresa con su noveno trabajo de larga duración que ha titulado ‘Me mata si me necesitas’ y vuelve con la misma calidad y orfebrería en sus letras, pero con un paisaje musical tal vez más luminoso y vitalista que en sus últimas entregas.

Dice el músico -que hace 10 años decidió autoexiliarse a una casa aislada en una montaña de la comarca del Valle del Pas (Cantabria)- que estas 10 canciones son el retrato del último año de su vida. Un año convulso en el que le han ocurrido cosas “fuertes”: amor, desamor, soledad y la muerte de su padre se han convertido en los ingredientes de este nuevo mapa emocional de uno de los músicos más honestos y brillantes de la música independiente española.

Tras dos LPs grabados y producidos en Nashville (Estados Unidos), Daiquiri Blues y Delantera mítica, en esta ocasión Quique González se decanta por Ricky Falkner para producir este nuevo trabajo. Falkner es uno de los productores más solicitados por el indie español. Ha trabajado con The New Raemon, Love of Lesbian, Sidonie, Iván Ferreiro, Lori Meyers, Niños Mutantes y Mucho. Además, es cantante y bajista de Egon Soda y batería del supergrupo Mi capitán, junto a miembros de Standstill y Love of Lesbian.

Quique González ha embarcado a los músicos que le han acompañado en sus últimas tres giras en la grabación de este disco y la sensación de pertenencia a una banda le ha llevado a elevar a Los Detectives –así se llama el grupo- a la cabeza del cartel cofirmando este nuevo trabajo. Salvo Charo -un tema al más puro estilo de los dúos de Lucinda Williams y Steve Earle, que canta junto a Carolina de la banda Morgan y que el músico reconoce que comenzó a componer como un juego-, canciones como Se estrechan en el corazón, Sangre en el marcador o No es lo que habíamos hablado ofrecen una nueva perspectiva de lo que ha sido el último año en ese intrincado poliedro que es Quique González.

‘Me mata si me necesitas’ es un título muy traicionero… Dice muchas más cosas de lo que parece. ¿Por qué lo elegiste?

Soy muy fan de la novela negra y del cine negro. Quería que el disco tuviera esa estética. Elegí ese título porque parece más el de una novela o peli que el de un disco. Me gusta porque depende desde donde lo mires, me mata puede tener un significado u otro. Puede ser en el sentido de aniquilar o de desarmar. Con la gente a la que queremos, nuestras parejas, familia, amigos, todos tenemos esa distancia en la que nos sentimos cómodos incluso dentro de una convivencia. Me gustaba eso de que, a veces, el estar cómodo en un lugar, en una relación, ese confort puede, sin embargo, significar el principio del fin.

Parece que no te gusta nada la dependencia emocional en ninguno de los sentidos.

Ojo. También está la otra cara de la moneda, que es: ‘Me vuelvo loco si me necesitas’… Muchas veces hay que decidir por qué camino tirar en las relaciones humanas. Yo trato de no quedarme con ninguno de esos caminos. Me gustan las dos interpretaciones. He vivido o he sufrido o he hecho que otras personas sufrieran ambas cosas. Supongo que tiene que ver con mi forma de vivir. He sido siempre un tipo muy solitario y he tenido muy pocas parejas estables. En los últimos 10 años he estado el 90% del tiempo solo y viviendo allí arriba solo.

¿En cuánto tiempo han sido escritas estas 10 canciones? ¿Cuánto tiempo de tu vida nos estás contando?

Un año justo. Salvo Charo, que la escribí como un juego, las otras nueve las he escrito una detrás de otra durante 12 meses y están, por supuesto, impregnadas de todo lo que me ha ocurrido durante ese año.

Incluida una ruptura sentimental.

Sí. Fue hace relativamente poco, pero este no es un disco de ruptura. No es un disco que se escribiera después de un fracaso sentimental, sino durante. Está ahí porque fue escrito mientras estaba sucediendo.

‘Me mata si me necesitas’ es un verso de la canción ‘Esto no es lo que habíamos hablado’, que se las trae…

Me he dado cuenta de algo muy curioso. Muchas veces estás escribiendo sobre lo que va a pasar, sobre lo que crees que va a pasar, pero que no quieres ver realmente. Me ha pasado un montón de veces… En ocasiones escribes y no te das cuenta de que la persona que está contigo está escuchando algo fuerte o tremendo para ella. Uno lo enfrenta desde el punto de vista del oficio, quieres terminar la canción a toda costa, pero realmente estás contando lo que va a pasar… Lo estás adelantando. Anticipando. De esto te das cuenta normalmente más tarde. Cuando ha pasado el tiempo y comprendes que durante el proceso de creación de una canción has estado contando o adelantado cosas que iban a suceder.

Vamos, que escribiendo canciones has contado cosas a personas muy cercanas que probablemente tendrían que haber sido habladas con tranquilidad y frente a un café… 

Sí, sí. Desde luego. De alguna forma parece inofensivo. Es algo que no se hace con mala intención, pero luego, a posteriori, comprendes que estabas contando muy claramente el lugar en el que te encontrabas en ese momento. Y estás diciendo cosas fuertes y duras. No estás explicando tu relación a través de las canciones, pero sí te explicas con la vida… Y esa persona que en ese momento comparte la vida contigo podría ver y ser capaz de entender mejor que tú lo que estás diciendo.

El disco está terminado desde el final del verano pasado. ¿No te has vuelto loco todo este tiempo pensando que podrías haber retocado mil cosas? 

Le tengo mucha fe al disco porque ha pasado todo ese tiempo y no se me ha caído, cosa que podría haber sido muy normal.

¿Por qué lo has hecho así?

Cuando terminas una gira, normalmente estás medio o un año escribiendo canciones y luego te vuelves a juntar con los músicos para entrar a grabar. Y volver a arrancar esa maquinaria cuesta. Pero cuando has enlazado casi tres giras y has logrado una química especial con la banda, quieres que eso se traslade al disco. El hipismo ese setentero que me gusta tanto… (Ríe) Hemos querido ir a por ese color… Es más fácil encontrar todo cuando la inercia de tocar y tocar mantiene un poco las cosas en su sitio.

¿Por qué has puesto a Los Detectives junto a tu nombre en la carátula del disco?

Cuando te sientes parte de una banda es muy inspirador. Estar a gusto en una gira con una gente haciendo música es un motor que me empuja. Esa confianza es uno de los ingredientes del disco. Lo hemos hecho de una forma grupal. Aunque Ricky Falkner (productor) ha ejercido de director, todos han contribuido con lo bueno y con el talento que tienen… Y yo quería que sonara a la banda y que sonara en el estudio con todo lo bueno que tenemos en el directo. Y era justo que al ser un disco de banda ellos estuvieran allí.

¿Has echado de menos la forma de hacer de los americanos, de Nashville? 

Me gustaría mucho repetir la experiencia, pero quería hacer algo distinto y, además, económicamente hubiera sido un suicidio. Pero, aparte de eso, quería hacer algo diferente.

¿Cómo conociste a Ricky Falkner, que parece ser uno de los productores de moda en el indie español?

En el Costello privé después del concierto de alguien que no recuerdo… La primera vez que lo vi fue tocando con Egon Soda en la sala Sol de Madrid. Y flipé. Luego escuché lo que había hecho con Zahara, con Ivan Ferreiro, con Love of Lesbian y sabía que íbamos a hacer una cosa distinta y para él también significaba un reto. Es un tipo que sabe llevar los grupos de gente muy bien. No tiene que meter ni un grito a nadie, es un potenciador del talento; coge exactamente lo mejor de cada uno y va a por ello. No se distrae con imposibles. Él trabaja con lo que tiene y con mucho sentido común.

¿Y el resultado? 

Creo que este disco tiene más luz o que se recrea menos en la pérdida que otros de mis trabajos. Me parece que hay más una sensación de encajar y de tirar hacia delante que de regodearse en la pena. Aunque también hay un tipo de canción honda o triste o melancólica que lo que hace es conectarte con tus alegrías.

En la era del humor ácido, de Facebook, de los ‘memes’, parece que ser sensible no vende mucho.

En el mundo indie últimamente se tira demasiado de ironía. A mí me gusta, pero no sé si ese exceso de acidez, ese tono, aguantará el paso de los años como lo harán otro tipo de canciones. No estoy en contra de la ironía, ni del machaque continuo, ni de la oscuridad absoluta. Tiene que haber de todo.

El músico Quique González. Foto:

El músico Quique González. Foto: Fernando Maquieria

Hace ya 10 años que te retiraste a vivir a una casa aislada en una montaña del Valle del Pas. ¿Qué has aprendido allí arriba?

Lo que me da aquello me compensa. Me da tiempo, muchas más posibilidades de gestionar bien mi propio tiempo. En Madrid tienes muchos más compromisos y muchas más distracciones y en general allí arriba llevo una vida más sana, no solo a nivel de salir menos, etc. Me gusta mucho la vida en el valle y la gente que hay allí, cómo me cuida y cómo me han adoptado siendo un tipo que estaba condenado a no encajar ahí.

Y me gusta más allá de ser un sitio precioso y por tener la soledad o poder componer a cualquier hora. Si no me hubiera hecho una familia o la gente de allí no me hubiera hecho sentir parte de aquello, probablemente me hubiera ido hace mucho tiempo. Pero al final he establecido conexiones y tejidos con gente que a la postre termina convirtiendose en tu familia. Para mí ahora sería mucho más difícil renunciar a vivir allí que renunciar a vivir aquí. También es cierto que si no tuviera el movimiento que tengo con el oficio que tengo, probablemente las cosas no serían como son. Es un buen sitio al que regresar. Si no tuviera que regresar, probablemente acabaría buscando una salida a eso.

¿Te llevas mejor contigo mismo?

Me llevo mejor conmigo mismo ahora que hace 10 años. He aprendido a aguantarme y a conocerme. Es algo que te beneficia a ti y a tu relación con los demás. A veces es duro. La de allí arriba es, en muchas ocasiones, una soledad extrema. Cuando la naturaleza golpea ahí afuera, a veces sí tienes sensación de desamparo. Se termina pasando, pero sí, hay veces que tienes sensación de desamparo.

¿Se compone mejor desde la tristeza?

Lo importante es que te pase algo y que tengas algo que expresar. En la tristeza, cuando estamos tocados por algo, el viaje suele ser más interior y eso hace más favorable que escribas una canción… Pero cuando estás muy contento es más ganas de celebrar… En general, cuando te pasan cosas fuertes en la vida, buenas o malas, es cuando mejor se compone.

¿Qué otras cosas han pasado este año que te hayan definido?

La muerte de mi padre. Me he quedado sin padres y eso me sitúa en la vida de otra forma. Empiezas a pisar de otra manera, ya no hay esa seguridad de saber que los tenías ahí. Mi madre murió cuando yo tenía 17 años y mi padre, hace un año, ya mayor, con 83. Fue una enfermedad larga con todo lo que conlleva de cuidarlo… Por instinto, a nadie nos gustan los hospitales, pero de repente te ves como cumpliendo el ciclo de la vida y eso te reconforta. Pero este no es un disco que hable de la muerte o sea victimista. Me han pasado muchas más cosas, es una mezcla de enamorarte de alguien, la euforia, sentirte atropellado por el amor, la mezcla de sentimientos, está ahí. El desenamoramiento… Han pasado muchas cosas y muy potentes… Esa mezcla de sensaciones es el disco.

¿Te has reconciliado con algo?

Con la casa de mis padres. Encontrarte con los olores, con el polvo, con recuerdos, con un lugar que fue tu hogar y que ahora está deshabitado. Es lo mismo que encontrar la casa de tus padres como un bosque quemado. Ese lugar te retrotrae a tu infancia. Es muy fuerte pasearte por un lugar que ahora está devastado y que ha sido un sitio en el que tú has aprendido, en el que te has formado… Es duro. He tardado mucho tiempo en poder estar en casa de mis padres.

¿Tuviste suerte con tu padre? ¿Te ayudó? 

Tuve mucha suerte con mis padres. Con mi padre lo he hablado todo, las cosas buenas y las malas. Me ayudó mucho. Él tenía una juguetería en Vallecas. Yo estaba vendiendo juguetes desde los 12 años y me ganaba un dinero para comprar una guitarra. Le echaré de menos en los conciertos. Iba a todos mis conciertos. Con 81 años estaba allí de pie en La Riviera pegándose dos horas y media de concierto de principio a fin. Y le gustaba hablar con la gente que venía a verme, era muy majo con todo el mundo, pero sobre todo es muy reconfortante saber que tu padre se ha ido de este mundo estando orgulloso de ti.

Quique González. Foto: Fernando Maquieria

Quique González. Foto: Fernando Maquieria.

Aquí puedes ver un avance de los conciertos de la gira 2016 de Quique González. 

Deja tu comentario

¿Qué hacemos con tus datos?

En elasombrario.com le pedimos su nombre y correo electrónico (no publicamos el correo electrónico) para identificarlo entre el resto de las personas que comentan en el blog.

Comentarios

Te pedimos tu nombre y email para poder enviarte nuestro newsletter o boletín de noticias y novedades de manera personalizada.

Solo usamos tu email para enviarte el newsletter y lo hacemos mediante MailChimp.