¿Se reciclan las máquinas que nos sirven café, billetes de tren y dinero?

Un cajero automático. Foto: Creative Commons.

Un cajero automático. Foto: Creative Commons.

Un cajero automático. Foto: Creative Commons.

Un cajero automático. Foto: Creative Commons.

Las máquinas expendedoras crecen como las setas en otoño. La mecanización y robotización del comercio y el ocio hace que crezcan por doquier aquellas que permiten sacar dinero, comprar un billete o tomar un café. Se trata de grandes aparatos eléctricos y electrónicos que usamos a diario pero no son de nuestra propiedad, como fotocopiadoras, tragaperras o aparatos de ejercicios en los gimnasios. El reciclado es la asignatura pendiente si se parte del casi medio millón de unidades (unas 22.000 toneladas) que se ponen anualmente en el mercado.

Según la patronal europea de las máquinas expendedoras de alimentos, bebidas y otros productos que no sean tabaco ni preservativos (libros, periódicos, películas o música), hay aproximadamente cuatro millones de ellas en Europa, y la mayoría, 2,5 millones, dispensan bebidas calientes, esencialmente café. La European Vending and Coffee Service Association (EVCSA) estima también que hay alrededor de una máquina por cada 190 europeos. Si lo extrapolamos a España, salen 250.000 distribuidores automáticos, el 80% de ellos ubicados en los centros de trabajo.

Otro dato de la EVCSA destaca que en Europa las máquinas expendedoras venden más de 95 millones de productos de alimentación y bebidas cada día. Y se trata de un solo ejemplo de aquellos grandes aparatos eléctricos y electrónicos (AEE) que, sin ser nuestros, usamos a diario para servirnos alimentos y bebidas, ya que existen también las cafeteras automáticas instaladas en muchos centros de trabajo, los surtidores autónomos de agua fría y caliente o los grandes refrigeradores y congeladores de los supermercados. Solo en Italia hay actualmente más de 810.000 distribuidoras automáticas de café.

Pero a diario utilizamos una mayor variedad de AEE de este tipo. Algunos de ellos son los expendedores de billetes, como los cajeros automáticos, que en España llegaron a los 52.236 en el primer trimestre de 2018, según el Banco de España. Pero también están los de tren, metro o autobús. Solo el metro de Madrid, con 301 estaciones y 392 vestíbulos, a una media de dos expendedores por cada uno de estos, llega a los 800. Aquí también hay que hablar de decenas de miles si se añaden las numerosas estaciones de autobuses y trenes urbanos y de cercanías, más las de media y larga distancia y los aeropuertos repartidos por España.

De tabaco se calcula que hay 150.000 máquinas también en España, pero las que crecen a un ritmo vertiginoso son las que expenden boletos de apuestas, debido al continuo incremento de salones de este tipo, que según los últimos datos de la Asociación Española de Empresarios de Salones de Juegos y Recreativos suman ya 2.700 en nuestro país. Estos establecimientos además están plagados de tragaperras, también presentes en bares, de las que se ponen cada año en el mercado más de cien mil al consultar el registro de aparatos eléctricos y electrónicos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo (MICT).

La lista casi interminable de grandes AEE que usamos a diario sin ser propietarios de ellos suma las grandes fotocopiadoras e impresoras (52.000 y 258.000 vendidas respectivamente en 2017) instaladas en los puestos de trabajo; los diferentes aparatos situados en otros establecimientos que crecen también a buen ritmo, los gimnasios; todos los vinculados a centros de salud u hospitales; más aquellos que, tanto en verano como en invierno, climatizan lugares de trabajo, estudio, ocio o comercio.

A todos ellos, tarde o temprano, les llega su final, y hay que estar preparados para su correcto tratamiento como residuo, que superan el millón de unidades y decenas de miles de toneladas. Como en otros apartados de los AEE, queda mucho por hacer. El real decreto que regula el correcto tratamiento de los residuos procedentes de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) marca los objetivos estatales de recogida que deberán cumplirse a partir del 1 de enero de 2019. Una de las opciones es que, como mínimo, se recoja el 65% de la media del peso de los aparatos introducidos en el mercado en los tres años precedentes.

La incompleta aportación de datos de las administraciones y empresas hace imposible calcular a día de hoy con exactitud si se está en condiciones de cumplir este objetivo para cada una de las categorías. Además, la reciente modificación del real decreto lo complica algo más, al agrupar en una sola categoría (la 4 de grandes aparatos con una dimensión exterior superior a medio metro) los que antes estaban repartidos en siete: grandes electrodomésticos (categoría 1), equipos de informática y telecomunicaciones (3), herramientas (6), juguetes o equipos deportivos y de ocio (7), productos sanitarios (8), instrumentos de vigilancia y control (9) y máquinas expendedoras (10). Sendas guías de Ecolec y el MICT ayudan a no perderse en este laberinto.

Mientras, el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) ofrece datos de recuperación para este tipo de RAEE de 2015, ya que aún no dispone de los de 2017 y los de 2016 facilitados por las comunidades autónomas todavía se están revisando al detectar alguna anomalía entre los RAEE recogidos y los tratados. Al menos en un caso, la categoría referida a las máquinas expendedoras, se puede ir al detalle de saber lo que se trata con respecto a lo que se pone en el mercado.

Según el Miteco, durante 2015 se recogieron 3.023 toneladas de RAEE de máquinas expendedoras, la mayoría (2.596) procedentes del sector profesional, no doméstico. De ellas, 2.733 toneladas se valorizaron con posterioridad, siendo la reutilización y el reciclado, sin especificar, el destino principal: 2.692 toneladas. Extrapolando estos datos a la actualidad, España no cumpliría con los objetivos mínimos marcados por la ley, ya que entre 2015 y 2017 se puso en el mercado una media de 9.362 toneladas. Es decir, se recoge menos del 30%, cuando el real decreto marca un 65% para el año 2019. No obstante, conviene decir que, al igual que en el ámbito doméstico se suele desechar un aparato por cada uno que se compra, aquí el incremento de la venta, a veces asociado a nuevos negocios, no va tan en paralelo.

Ecolec, que sí tiene datos propios de 2017, afirma que sus empresas incorporadas pusieron en el mercado 3.612 toneladas, aproximadamente un tercio de las 11.276 toneladas totales, y que gestionó como residuos de máquinas expendedoras 1.160 toneladas. Como ocurre con los datos extrapolados a escala global, aquí también sale casi un tercio de lo puesto en el mercado. Otros sistemas colectivos de responsabilidad ampliada del productor, como Recyclia y Ecotic, afirman que durante 2017, en total, gestionaron 10.000 y 3.800 toneladas, respectivamente, de AEE profesionales.

El Miteco también ofrece datos de grandes electrodomésticos (1), equipos de informática y telecomunicaciones (3) y aparatos médicos (8). Aunque en estos casos es más difícil discernir qué RAEE se reutilizan y reciclan procedentes de los canales profesionales y domésticos, sí se sabe que, centrándonos en los primeros, sobre 15.000 toneladas puestas en el mercado de la categoría 1 en 2015 se recogieron 3.095; de la 3, sobre 33.000 toneladas se recogieron 4.821; y de la 8, sobre 5.600 toneladas, solo 625.

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