Ricardo Darín, vuelve «el marido por excelencia»

El actor Ricardo Darín. Foto: Gabriel Machado.

El actor Ricardo Darín. Foto: Gabriel Machado.

Ricardo Darín, Andrea Pietra y Norma Aleandro son viejos conocidos, entre ellos y para el público teatral. El trío presenta ahora en Madrid un texto de casi 50 años, escrito para la televisión por Ingmar Bergman. De la pequeña pantalla a la más grande, ‘Escenas de la vida conyugal’, se convertía en la película, ‘Secretos de un matrimonio’, y más tarde, siempre con Bergman a los mandos, saltaba con éxito al teatro. Es la tercera vez que Darín hace de Juan, ahora con Pietra como Mariana, dirigidos ambos por la también actriz Norma Aleandro. Hasta el 20 de octubre en los Teatros del Canal.

Dicen que los padres siempre procuran lo mejor para sus hijos, especialmente cuando se trata de planear el porvenir. Pero también es cierto que la sola condición de ser progenitores no garantiza la posesión de la verdad. Los padres de Ricardo Darín (Buenos Aires, 1957) soñaban con tener un médico o un abogado en la familia. Curiosa aspiración siendo Darín, hijo, hermano, padre y hasta suegro de artistas. O, quizás por eso. Pero aprovechando, ¿por qué no?, una sonrisa seductora y unos ojos azul claro casi transparente, arrancó perfecto como actor de culebrones televisivos, rentabilizando igual su buena planta que un talento congénito para la interpretación.

Cuatro décadas después de su debut, tiene entre sus galardones un premio Goya y una Concha de Oro en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, ambos por la película Truman, que dirigió Cesc Gay en 2015. Más de 40 películas inolvidables: Nueve Reinas, Perdido por Perdido, Luna de Avellaneda, El hijo de la novia, Un cuento chino, Kamchatka, El secreto de tus ojos, El amor menos pensado, Todos lo saben… ¿En cuántas de ellas hace de marido?, le preguntamos durante la presentación del montaje teatral Escenas de la vida conyugal¸ que lleva declamando desde 2013.

“Soy marido desde que me recuerdo actuando, casi desde que tengo uso de razón. No sabría decirte cuántas veces me ha tocado interpretarlo y por esa misma razón no sabría con cuál de todos quedarme. Soy el maridón por excelencia”, bromea.

Refrescamos su memoria con dos que nos vienen de golpe a la cabeza. Aquel que le emparejó con Cecilia Roth en Kamchatka (Marcelo Piñeyro, 2002), o, más recientemente, el Marcos de la pareja en crisis del nido vacío, que plantea El amor menos pensado (Juan Vera, 2018). “Kamchatka es una de las historias más bellas y poéticas que he leído en mi vida. Pero lo cierto es que no me identifico con ninguno de ellos, porque a ninguno me parezco, aunque por razones obvias ahora me quedo con el Juan de Escenas de la vida conyugal”, cuenta Darín al referirse al personaje que junto a la actriz Andrea Pietra le trae hasta el escenario de Los teatros del Canal.

Un momento de la obra ‘Escenas de la vida conyugal’ en los Teatros del Canal . Foto: Jorge Ochagavía.

Desamores momentáneos, peleas, facturas acumuladas

Extraña la relación de cada actor con su papel, por el que de alguna manera están obligados a dar la cara siempre. “Empecemos por aclarar que no hay ningún actor o actriz en este mundo cuya producción sea buena al cien por cien, ni siquiera los que más admiro. Eso no es de este mundo. Todos, hasta los más grandes, hacen malas películas, obras de teatro mediocres, o tienen proyectos fallidos. Respecto a la empatía con los personajes, reconozco que con el tiempo he aprendido a no ser tan duro con algunos. Por ejemplo, el Juan de la actual versión [Darín ha interpretado tres veces estas Escenas de la vida conyugal], tiene una carga de honestidad que me costó reconocer al principio, cuando me parecía un tipo tremendamente egoísta. Andrea y yo representamos a una pareja que, aun amándose, atraviesan una serie de obstáculos. Desamores momentáneos, peleas, facturas acumuladas… Y es ahí donde este hombre, que podría optar por una de tantas alternativas a la sinceridad, pone las cartas sobre la mesa para confesar que ha sido infiel. Ten en cuenta que se trata de un texto de 1973. Hace nada menos que casi 50 años”.

Escenas de la vida conyugal nació como una miniserie de televisión, dirigida por Ingmar Bergman, con Liv Ulman y Earland Josephson como protagonistas. «Tardé dos meses en escribir estas escenas y toda una vida en experimentarlas», confesaba entonces Bergman. Seis capítulos que reunieron ante la pequeña pantalla al 50 % de la población sueca. Su inmediato éxito también internacional llevó a Bergman a rodar una película, Secretos de un matrimonio, solo un año después, que se hizo con una colección de premios, incluidos un BAFTA y un Golden Globe. El propio autor firmaría enseguida la adaptación teatral, estrenando la función en 1981, mientras vivía en Múnich, exiliado voluntariamente en Alemania tras haber sido acusado en su país de evasión de impuestos.

Inocencia y pánico, El arte de meter asuntos bajo el tapete, El valle de lágrimas, En plena noche en una casa oscura… son parte de los títulos originales de la miniserie para televisión, lo que permite hacernos una idea de por dónde transita el argumento. “Cuando empezamos a trabajar con Norma Aleandro en la dirección, nos puso bien al tanto de una sorpresa. Era más que probable que el público rompiese a reír en escenas absolutamente trágicas. Y así sucede”. No es que Darín esté acusando al respetable de ser impermeable al infortunio. “Son tantas las capas que tienen estas historias, que a menudo acaban por ponernos a todos muy nerviosos”.

Como una familia, como en casa

La cuadrilla de trabajo que sostiene este montaje teatral es lo más parecido a una familia. Darín ha sido parido varias veces por Norma Aleandro. Con ocho años interpretó a su hijo en un serial radiofónico, y en 1993 repitió papel de retoño en la inolvidable El hijo de la novia. Andrea Pietra también tuvo a Norma de madre en Agosto. Y, para que haya una coincidencia más entre la parentela, resulta que la propia Aleandro interpretó a la Mariana de Escenas de la vida conyugal en 1993. De ahí que no solo conozca minuciosamente al personaje, sino que sabe lo que se siente arriba del escenario respecto a las emociones que recorren el patio de butacas durante la representación.

Durante la presentación, Ricardo y Andrea comentaron que al disfrute de hacer esta función se añade la circunstancia de pisar un escenario con todas las posibilidades de convertirse en un hogar para ellos. En una ciudad, Madrid, que recorren con auténtico placer, disfrutando hasta de los trayectos en metro. No es extraño que el equipo de Escenas de la vida conyugal asegure sentirse como en casa. O, incluso, mucho mejor que en casa.

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