Salvemos a los orangutanes: podrían desaparecer en 30 años

Hembra de orangután y su cría en Sumatra. Foto: WWF

Hembra de orangután y su cría en Sumatra. Foto: naturepl.com / Anup Shah / WWF

Hace 100 años, más de 300.000 orangutanes deambulaban por las selvas tropicales del Sudeste asiático, pero la deforestación, los incendios, la proliferación de cultivos, la caza furtiva y su captura para ser vendidos a zoológicos, a laboratorios o como mascotas ha mermado su población a menos de 120.000 ejemplares. En esta situación y si no nos hacemos responsables de ellos, podrían quedar al borde de la extinción en sólo tres décadas. Hoy en ‘El Arca de la Tierra’, la sección de WWF-España y ‘El Asombrario’ os hablamos de los más solitarios de los primates.

Por ISAAC VEGA / WWF España

El orangután es el mayor mamífero arborícola y el único de los grandes simios que pasa la mayor parte de su vida en las copas de los árboles. En malayo, orangután significa hombre del bosque y aunque los dayak le atribuyen la capacidad de hablar, dicen que no la utiliza para no verse obligado a trabajar. Mitos aparte, la realidad es que tienen un papel esencial en la conservación de sus selvas: son los jardineros del bosque tropical, excelentes dispersadores de semillas para muchas especies de árboles y otras plantas que podrían desparecer si estos primates se extinguieran.

Habitan bosques tropicales de baja altitud (500-1.500 m) y dedican casi la mitad del día (46%) a recolectar comida y alimentarse, el 39% a descansar, un 11% a desplazarse y unos pocos minutos a confeccionarse el nido. Cada día construyen un nido a unos 20 metros de altura con ramas y hojas en la horquilla de un árbol. Evitan el agua y, cuando ocasionalmente bajan al suelo, caminan a cuatro patas sin apoyar los nudillos. Viven en grupos familiares de hembras y crías alrededor de un macho fuerte y solitario que emite sonoras llamadas para mostrar su presencia y atraer a las hembras. Su dieta, vegetariana y fundamentalmente frugívora, está formada por hasta 400 elementos diferentes, incluyendo cortezas, flores, hojas y algún insecto; y pueden utilizar hasta 54 herramientas para capturar insectos y 22 utensilios para recoger fruta.

Tres especies En Peligro Crítico

Los primatólogos diferencian tres especies de orangutanes: el de Borneo (Pongo pygmaeus), de Sumatra (Pongo abelii) y una tercera descrita a finales de 2017, el orangután Tapanuli (Pongo tapanuliensis), que vive en los bosques de Batang Toru (provincia de Sumatra Norte), aunque sus poblaciones eran ya conocidas desde hace dos décadas. Hace 100 años, más de 300.000 orangutanes deambulaban por las selvas tropicales del Sudeste asiático, pero la deforestación, los incendios, la proliferación de cultivos, la caza furtiva y su captura para ser vendidos a zoológicos, a laboratorios para pruebas de experimentación o como mascotas redujo su existencia a casi una tercera parte (menos de 120.000 ejemplares): 104.700 orangutanes de Borneo, menos de 14.000 de Sumatra y tan solo 800 tapanulis, que viven aislados en un espacio forestal de unos mil kilómetros cuadrados de una región montañosa y abrupta amenazada por la construcción de una central hidroeléctrica.

Mucho antes de que los europeos llegasen a Borneo y Sumatra en el siglo XVI, el hombre ya los cazaba para consumir su carne y adiestrarlos como animales de compañía, pero con la invasión de colonos las persecuciones se multiplicaron. Mataban a las madres y enjaulaban a las crías, que en su mayoría morían durante el traslado y adaptación a su vida en cautividad. Aunque protegidos, la persecución continúa y los furtivos siguen cazándolos para traficar con su carne y sus cráneos como trofeos decorativos, especialmente en Borneo. A principios de los 90, una investigación de WWF denunció que en Taipei (Taiwán) había mayor densidad de orangutanes en zoos, restaurantes, clubes nocturnos y casas particulares que en su hábitat natural. Los controles de la red TRAFFIC (WWF y UICN) y de CITES (que incluye a todos los orangutanes en el Apéndice I, el más restrictivo) y las campañas de sensibilización están dando frutos, pero la última evaluación de la UICN incluye a las tres especies conocidas en la categoría de “En Peligro Crítico” de su Lista Roja.

Deforestación en Borneo para plantar cultivo de aceite de palma. Foto: Shutterstock / Rich Carey / WWF-Sweden.

Su mayor amenaza es la deforestación, talas que tienen por objeto conseguir madera o tierras aptas para la agricultura, sobre todo cultivos de soja y aceite de palma. Tras Brasil, Indonesia es el segundo país del mundo con mayor tasa de deforestación y Sumatra es la isla indonesa que más rápido pierde sus bosques. En el Borneo malayo la situación no es mejor: en 1953 los bosques cubrían el 86% de la provincia de Sabah y en 1990 las talas redujeron su masa forestal al 41%. Los orangutanes viven y descansan en los árboles, la deforestación los deja sin alimento ni hogar; si no los ayudamos, podrían extinguirse en tan sólo tres décadas.

50 años defendiendo a los orangutanes

Desde hace más de 50 años, WWF desarrolla una continuada actividad de conservación y educación para proteger el hábitat y poblaciones de esta especie bandera de los bosques tropicales del Sudeste asiático. Ha realizado estudios de campo y censos poblacionales, perseguido su comercio ilegal y, en colaboración con la población y administraciones locales, ha creado espacios protegidos y centros de rehabilitación en su medio natural donde los animales incautados y las crías huérfanas reciben cuidados y enseñanzas para adaptarse a su futura vida en libertad. Para cuidar su hogar, WWF promueve el sello FSC que garantiza la gestión ambiental y socialmente sostenibles de los bosques donde viven y de los que dependen muchas comunidades locales y el conjunto de la humanidad.

Lucha por tu Naturaleza

Su futuro es el nuestro y vivimos en un planeta en crisis con un estado de emergencia climática: las emisiones de gases se han duplicado elevando la temperatura media global de La Tierra 0,7 grados centígrados, amenazando a buena parte de la vida tal y como hoy la conocemos. Nuestro planeta está en números rojos: sobreexplotamos sus recursos y producimos de forma insostenible, contaminamos los océanos, cementamos los ríos y la agricultura intensiva deseca los mejores humedales; uno de nuestros mayores pulmones, la Amazonía, está ardiendo y las selvas donde viven los orangutanes desaparecen por nuestro consumo desmedido.

Según el Informe Planeta Vivo (IPV) de WWF, el 75% de los medios terrestres y el 66% de los marinos están profundamente alterados, y un tercio de los stocks pesqueros están sobreexplotados. La agricultura y la ganadería ocupan una tercera parte de la superficie disponible y consumen tres cuartas partes de los recursos hídricos al tiempo que el 40% de la población mundial sufre escasez de agua. En el último medio siglo han desaparecido seis de cada diez animales vertebrados y caminamos en la senda de la sexta gran extinción a un ritmo 1.000 veces mayor que la tasa de extinción natural; si no actuamos ya, en las próximas décadas podrían desaparecer un millón de especies.

El momento de actuar es ahora. WWF está demandando un Acuerdo Global para la Naturaleza y las Personas, un pacto amparado por la ONU que reconozca el vínculo entre la naturaleza, el clima y las personas, que establezca nuevos y ambiciosos objetivos de conservación que nos saquen del actual estado de emergencia y reviertan la pérdida de biodiversidad antes de 2030. Para impulsarlo WWF ha puesto en marcha su campaña Lucha por tu Naturaleza, con una recogida de firmas  que pide medidas urgentes para frenar la extinción de especies, recuperar los hábitats naturales perdidos y reducir a la mitad el impacto de nuestra huella ecológica.

La biodiversidad, el clima, el desarrollo sostenible y el futuro de la humanidad y el de las especies más amenazadas, como los orangutanes, están íntimamente relacionados e intrínsecamente vinculados. No hay tiempo que perder y todos debemos luchar por la naturaleza, nuestro futuro depende de ello.

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Comentarios

  • Jesús Graciá

    Por Jesús Graciá, el 28 noviembre 2019

    Lo estamos destrozando todo. Somos el cáncer del planeta.

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