“Soy indígena aymara y estoy amenazado de muerte por mi activismo marica”
“Soy comunicador social desempleado, activista marica discreto, pero no varonil. Soy indígena, del Movimiento Maricas Bolivia y codirector del programa de radio ‘Nación Marica’ en mi país”. Así se presenta Roberto Condori, el periodista homosexual y aymara que junto con su compañero Edgar Solís acaba de recibir el premio ‘Periodista Sin Riesgo’, que le ha permitido viajar a España por primera vez. En Bolivia, por su activismo social y cultural, ambos han tenido amenazas de muerte, pero siguen adelante.
El premio surgió hace tres años por iniciativa de la ONG Alianza por la Solidaridad, dentro de la campaña Sin Riesgo, en marcha en este país latinoamericano para la defensa del derecho a decidir libremente en las interrupciones del embarazo. Este año fue para los dos periodistas, autores de un reportaje emitido en Radio Líder de La Paz en el que se abordó el tema del aborto y las lesbianas. “Queríamos visibilizar esa realidad, porque la gente piensa que las lesbianas no abortan y no es así. Estamos felices de que se haya reconocido nuestro trabajo; gracias al premio, hemos podido venir a España y conocer otras realidades”, afirma Condori, recién aterrizado en Madrid, donde sigue hasta este próximo domingo.
Inevitablemente, llama la atención su reivindicación de la palabra marica, un término utilizado casi siempre con connotaciones negativas, homofóbicas o burlescas. “Es verdad, y por ello me reivindico como gay y marica; se trata de apropiarnos de esa palabra, dejarla sin fuerza y sin sentido para quienes no nos aceptan; en definitiva, redignificar el insulto y que al escucharla deje de doler. El nombre nos ha traído muchos problemas, incluso en los colectivos gays, que no nos entienden, pero seguimos empeñados en defenderlo”.
Y es que ser gay genera complicaciones en la vida cotidiana de decenas de miles de personas en Bolivia, más aun si son jóvenes indígenas. “La idea del programa, que al principio se llamó Soy marica ¿y qué?, surgió a raíz de una convocatoria para dar voz a los marginados de la emisora feminista Radio Deseo. Un grupo de amigos, cansados de la homofobia, pensamos que sería positivo hablar en primera persona de nuestras experiencias. Elegimos además ser nación porque vivimos en un Estado que no ha contado con nosotros nunca y así tenemos voz propia en las ondas”, responde.
Aquello fue su salida del armario. A sus 25 años, las primeras noticias publicadas en medios sobre el recién estrenado Nación Marica abrieron los ojos sobre su identidad sexual en el seno de su familia, un hogar de escasos recursos y muy tradicional. “Pensé que me echarían. Hablamos de una sociedad en la que los homosexuales sólo están en la crónica rosa o en colectivos que fomentan la imagen de gays ricos, guapos, musculosos, rubios, no la de un indígena poco agraciado y moreno que vive en la periferia. Tampoco tenía sus requisitos para ser gay, pero entonces, ¿qué era?”, comenta Roberto Condori, para quien Marica también fue su respuesta a ese estereotipo en el que no cuadraba.
Los retos a los que se enfrenta en Bolivia pasan por derribar muchos muros que aún son demasiado altos: “Para la religión, la homosexualidad es pecado, y para los indígenas es algo de la modernidad que no existe en sus comunidades, una enfermedad adquirida en las ciudades, aunque olvidan que se han encontrado vestigios de cerámica inca en los que hay escenas que reflejan que existía antes de la colonización”. Un esfuerzo en el que parten de sus experiencias personales: “Queremos denunciar casos de discriminación y poder hablar de nuestros problemas con el empleo, del acoso escolar, del rechazo familiar, etcétera. De ahí surge Nación Marica en un momento en el que el activismo gay sigue muy influido por una cooperación internacional que en los años 90 se centró en la prevención del VIH y en eventos de transformismo, pero que invisibilizó los temas cotidianos”.
Para el reportaje premiado este año, optaron por un binomio que es doblemente discriminador: aborto y lesbianas: “La gente se cree que las lesbianas no están en esa lucha, porque les gustan las mujeres, pero no es así, y queríamos sacar a la luz sus reflexiones. Lo emitimos en agosto pasado y lo postulamos a un premio que al final hemos conseguido. No es un reportaje de los maricas hablamos de aborto, sino que solo somos su canal. Eso es lo que nos han premiado”, explica el periodista.
Hoy, tras la radio, está también Movimiento Maricas de Bolivia, que ha protagonizado algunas actividades artísticas y ha publicado dos libros: Diccionario Marica y Gay discreto busca heterocurioso. “Ahora somos un movimiento cultural y social. Un día hicimos una performance en la que Edgar y yo salimos a besarnos a la calle con un agüayo (paño) indígena. Fue una revolución. Las fotos se hicieron virales y brotó lo peor de la homofobia. Decían que nos besábamos usurpando la identidad indígena. Pero no nos rendimos”.
El premio Periodista Sin Riesgo, una de las categorías dentro del X Concurso de Reportajes Periodísticos en derechos sexuales y derechos reproductivos, que lidera Católicas por el Derecho a Decidir, tanto a Roberto Condori como a Edgar Solís les anima a seguir adelante. Dice que se sienten menos solos.
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