TBA21: arte para buscar la paz con la naturaleza

Carlos Urroz, director de TBA21.

En la semana de ARCO Madrid, entrevistamos a Carlos Urroz, conocido y reconocido gestor cultural que estuvo al frente de la gran feria de arte internacional entre 2010 y 2018, pero lo entrevistamos ahora como director de TBA21 (Thyssen-Bornemisza Art Contemporary), el proyecto cultural puesto en marcha por Francesca Thyssen, hija del Barón Hans-Heinrich.

Cuéntanos, Carlos, qué es TBA21, sus principios, objetivos…

TBA21 es una fundación creada por Francesca Thyssen que cree en el arte como agente de cambio, que confía en el valor transformador del arte. Y para ello se dedica a producir, exponer, coleccionar obras de artistas contemporáneos con un contenido social y medioambiental. Normalmente son producciones interdisciplinares que persiguen crear una obra que transmita unos valores y que luego se muestre en colaboración con otras instituciones, como el Museo Thyssen en Madrid, con quien tenemos ahora un acuerdo a cuatro años. En Madrid y Venecia tenemos programas expositivos estables, pero coproducimos piezas, por ejemplo, con bienales, como la de Shanghai, que ha comisariado Andrés Jaque.

¿Ese sentido multidisciplinar?

Desde el principio, Francesca, que es la cuarta generación de coleccionistas, quería algo más que comprar una obra de arte, buscaba ayudar al artista a llevar a cabo proyectos que quizá el solo, por sus propios medios, no puede desarrollar. Y desde el principio se pusieron en marcha muchos proyectos en los que un artista plástico crea su obra en colaboración con un arquitecto o un músico o un cineasta… Luego se ha ido evolucionando hacia una mayor colaboración con investigadores, con biólogos marinos, sociólogos…, de manera que se produzca un beneficio mutuo; por parte del artista, en el acceso a contactos y contenidos que le sirvan para su creación; en la parte científica, encontrando otras vías de comunicación, otros lenguajes, para dar a conocer sus trabajos, sus investigaciones, de manera que lleguen más al corazón del público, o a públicos más amplios. Y siempre ha sido nuestra intención aportar proyectos que traigan un poco de esperanza y fe en el futuro.

Muestra el interés de Francesca en darle continuidad a la tradición familiar, pero desde una perspectiva actual.

Francesca hereda la tradición coleccionista de sus padres, pero dándole una actitud contemporánea, implicándose con los artistas en la producción de la obra y en compartir con ellos esos momentos del proceso creativo.

TBA21 sigue siendo poco conocida en España; explícanos su estructura.

La fundación es austriaca, creada en 2002 en Viena, con una sede legal en Madrid y otra sede física en Venecia. Francesca es la presidenta, yo soy el director; pero luego hay distintas partes con distintas funciones. Una de ellas es TBA21 Academy, con su propia línea de actuación, que dirige Markus Reymann y que está enfocada a los océanos; cumple ahora 10 años de actividad con una dedicación quizá menos objetual que la fundación. Tiene su propia sede en Venecia, Ocean Space, gracias a un acuerdo con la ciudad de Venecia. Otro proyecto de TBA21 es st_age, una nueva plataforma lanzada durante los tiempos del covid como ayuda a la creación de los artistas produciendo obra en formato digital que luego pasa a la plataforma, y que comisaría Soledad Gutiérrez, también con los mismos valores ecosociales de la fundación, y que a lo mejor en el futuro se convierte en algo independiente.

Francesca también entiende TBA21 como un vivero de proyectos que luego pueden ser autónomos. Ahora estamos además trabajando en la idea de un centro de estudios de ecología/social que se va a llamar Remedios, en colaboración con la Universidad Complutense y el Museo Thyssen. Remedios, con la idea de remediación post-pandemia, y de superar todos los traumas en que estamos inmersos, y que el mundo, la sociedad, la naturaleza hemos ido viviendo en las últimas décadas y que ahora necesitan un poco de cuidado, de análisis, de remediación.

En Madrid, en el Museo Thyssen, estáis ahora exponiendo a Claudia Comte. ¿Qué trata de contarnos esta artista en ‘After Nature’?

Es una coproducción con TBA21 Academy, de ahí que la temática sean los océanos. Parte de una serie de expediciones oceánicas de esta artista con biólogos marinos que estudian la bioluminiscencia. Claudia Comte se queda fascinada con el mundo submarino y los corales, y a partir de ahí es invitada a participar en otro proyecto en el que está involucrada Francesca, para proteger un espacio de cinco kilómetros de costa de Jamaica, para reservarlos de la pesca más agresiva y que la biomasa y los fondos marinos se recuperen. A raíz de esa residencia, Claudia profundiza en el mundo de los corales, y crea una serie de esculturas basadas en sus formas. Con toda esa experiencia de primera mano, crea una propuesta expositiva en un entorno inmersivo con ese dibujo de pared con colores basados en la bioluminiscencia y las formas de los corales las traslada a una serie de animaciones con corales y esponjas. Es una instalación superlúdica y alegre, con muchos niveles de apreciación, desde la estética y hedonista a la reflexión sobre las barreras coralinas y la necesidad de preservar los océanos.

Digamos que en todos los proyectos de TBA21 hay un interés ecosocial.

Medioambiente entendido en un sentido amplio, desde la preservación de los ecosistemas a la justicia social, la igualdad de género…

Como gestor cultural de amplia experiencia, ¿crees que esta es ahora una línea prioritaria en el arte?

Creo que sí, que todas estas son desgraciadamente las grandes preocupaciones y retos del siglo XXI, y los artistas interesantes siempre se hacen eco de lo que está pasando en la sociedad de su tiempo. Cuando se haga una revisión de estas primeras décadas del siglo XXI, yo creo que los artistas que han hecho ese llamamiento a un nuevo pacto con la naturaleza, aportando esa voluntad de cambio, serán los más valorados, frente a los que trabajaron solo aspectos más formales.

En toda esta trayectoria, ¿cómo piensas que ha incidido, impactado, la pandemia? ¿Nos ha hecho aumentar ese interés ecosocial, nos ha bloqueado, nos ha hecho sólo cambiar formatos?

La pandemia ha puesto de manifiesto lo insostenible de la vida que llevábamos antes, tan globalizada, con tantos viajes, tanto movimiento de personas, mercancías, materiales… Nos ha puesto delante la necesidad de repensarlo. Todos tenemos que evaluarlo. Si es preciso por ejemplo viajar tanto. Yo creo que lo primero es que nos ha hecho reflexionar sobre cómo trabajamos. Y la necesidad de cambiar. Y la posibilidad, que es posible vivir sin que todo se mueva tanto.

Urroz junto a Francesca Thyssen, creadora y presidenta de la fundación TBA21.

Y ser conscientes de nuestra fragilidad, ¿no?

Es verdad que no lo éramos… Y ser conscientes de las diferencias brutales en el mundo, lo estamos viendo ahora con las vacunas. Que no sirve de nada avanzar si no avanzamos todos, si los demás no tienen esa posibilidad. No todos podemos ser Greta Thunberg, pero es algo en lo que tenemos que trabajar cada uno desde nuestra área, y compartir estas preocupaciones.

Recuerdo una frase de Francesca Thyssen en la presentación de una exposición sobre el centenario de su padre en el Museo Thyssen: “Mi padre buscaba la paz en el mundo y yo busco la paz con el planeta”.

Sí, sí, así es, ella siempre tiene esa referencia de su padre, que entendía la colección como un vehículo de diplomacia cultural en los tiempo de la Guerra Fría y el telón de acero. Ese mismo espíritu lo tiene Francesca en todo lo que hacemos, qué mensaje estamos enviando, que ese mensaje del artista permee un poco la sociedad.

¿Próximos proyectos de TBA21, lo próximo que podremos ver en Madrid?

En julio vamos a estar muy presentes en la feria ARCO, con charlas sobre el arte como agente de cambio, en torno al arte y la ecología. La siguiente exposición que haremos en el Thyssen, en otoño, será del artista libanés Walid Raad, que está haciendo una revisión histórico/ficcional de la colección Thyssen, de la génesis del museo y el mundo en el que vivimos hoy… Con performances del propio artista, siguiendo la interesante tradición oral árabe. Y el año que viene es el 20 aniversario de la fundación, así que haremos aquí una gran exposición de la colección. Con la idea de seguir profundizando en nuestra relación con España. Francesca está con mucha ilusión con España, está muy contenta aquí, en la relación con el ministerio, las instituciones, la Universidad, los agentes culturales… Siempre con la idea de sumar, no de competir. Tanto que la idea es que la fundación finalmente sea una fundación legalmente española, y que parte de la colección se quede aquí. Y en este sentido también estamos trabajando con la vicepresidenta Teresa Ribera, y el Ministerio para la Transición Ecológica, en torno a dar visibilidad al Acuerdo sobre la Antártida que se firmó en Madrid hace 30 años.

***

Hoy, 5 de julio, TBA21 programa una performance en torno a la exposición ‘After Nature’, de Claudia Comte, en el Museo Thyssen-Bornmemisza de Madrid. Con movimiento de la argentina Cecilia Bengolea y música de Egon Elliut. “La mímesis es el lenguaje del devenir y el espacio de la alteridad. ¿Hay mejor manera de entender qué es ser o no ser el océano que cuando se actúa como tal? La actuación de Cecilia Bengolea imita tanto la práctica de Claudia Comte como los propios corales. Sus movimientos absorben las formas de vida del agua para mostrarlos más reales e influir en nuestros cuerpos y que así también nosotros la acompañemos en este ejercicio”.

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