Tres mujeres de cine, tres amorosas tentativas vitales
Atreverse a la curiosidad, como Eva preguntándose por el sabor de la manzana. Tomar decisiones y aceptar las consecuencias son rasgos de mujeres que deben cumplir con mandatos sociales y comprender las cavilaciones de los hombres. Repasamos tres personajes de series y películas recientes que nos muestran sus amorosas tentativas vitales, sin importar lo acertadas que parezcan.
¿Mujeres comprensivas o valientes? Más bien, ambas. Siempre madres, aunque no lo sean biológicamente (por esto de la socialización de género en materia de cuidados), ellas son, además, las eternas interlocutoras de hombres que cavilan. También esas personas curiosas que se atreven a ir hasta el final de cada aventura vital y que, por ello, muchas veces resultan condenadas (en esta jugosa entrevista, la escritora Valeria Correa Fiz habla justamente de los castigos a Eva y a Pandora, por curiosas). Y no hay contestación: a las mujeres nos han enseñado a asumir la responsabilidad de nuestras decisiones.
Frente a ellas (a nosotras), el hombre cuyo arrojo y curiosidad se premia, pero que en muchísimas ocasiones elude la responsabilidad de dar la cara. Ellos pueden jugar en la vida, explorando o apostando, y darse el lujo de ser perennes niños mimados. Jugar a seducir y huir del amor, o, en el fulgor del entusiasmo con un partner, proponer cosas que no están dispuestos a cumplir. Pueden ser planes pequeños o grandilocuentes de los que ellos se bajan, con o sin explicaciones. Porque no midieron y, en cambio, se esforzaron por tentar a la compañera o al compañero, se regocijaron ganándole la partida de las fantasías y, entonces, pues, la concreción es lo de menos.
Ante estas prácticas tan conocidas, puede que las mujeres lancemos una carcajada: cuánto sabemos ya de promesas y arrepentimientos (el ghosting como el epítome de la cobardía). Pero esa carcajada no nos librará de las preguntas: ¿les importamos y tienen miedo a caer en sus propios sentimientos, a que el otro les deje, o al mar de incertidumbre de cualquier relación? Eso, ¿o no les interesamos en absoluto?
Se trata, decía Patricia Highsmith, de encontrar un interlocutor. Eso era una relación de pareja para la autora de Carol y Tom Ripley, y ese es el concepto que mejor encajaría con la idea femenina de un par con quien contar (y a quien contar). Sin embargo, las personas con deseo verdadero de escuchar al otro/la otra se hacen escasas.
Por eso, en este verano de olas de calor encadenadas, rescato tres edades de mujeres en la piel de tres protagonistas de pantallas recientes (tanto de cine como en series), con pellizcos de verdad. Son historias por las que pasan mujeres y hombres con expectativas de amor, y en relaciones.
‘Delante de ti’: por las dudas, no hacerse ilusión alguna (puro presente)
Hay pequeños artefactos cinematográficos que parecen construidos en la distancia, sin conexión con nuestras vivencias y que, en el momento menos pensado (y solo si somos interlocutoras atentas), nos pellizcan como si se tratara de una revelación en una charla de hermanos, o hermanas. Es lo que hace Delante de ti, la penúltima película del coreano Hong Sang-Soo, actualmente en la cartelera española. Una actriz próxima a los 60 años vuelve a su país después de una larguísima residencia en Estados Unidos. Primero, debe aclarar todos los malentendidos de cualquier emigrante que, con 2.000 dólares en la cuenta del banco, se ve obligado a rechazar sonriente las ofertas inmobiliarias de la familia que da por sobreentendido que si se fue tan lejos es porque allí debe de haber cosechado bastante dinero. Después vendrán el resto de sospechas familiares sobre las razones para irse, volver o quedarse (ya sea lejos o cerca) y, por último, el reencuentro con alguien que puede querer ofrecer (o compartir) un proyecto profesional… o sexo.
Nadie acertará en lo que le pasa, ni en lo que necesita, ni en sus razones de emigrante, de hermana o de actriz, pero en ella hay aceptación de ese destino, de sus propios enigmas y de las especulaciones vanas de los demás. Comprensión y curiosidad de ver hasta el final cómo evolucionan las propias expectativas y las del resto. De ahí que negocie y acepte las propuestas del director de cine, que parece querer contar con su protagónico en un paisaje coreano, como sea, porque además la desea y, tras una sobremesa con licor chino, se lo hace saber y la cubre de planes. No sabemos si ella vuelve a creer en proposiciones o no. Lo que sí queda claro es que la experiencia siempre ayuda a convertir la frustración en humor.
‘La peor persona del mundo’: interpretaciones desencaminadas y otros manotazos de ahogado
En La peor persona del mundo, Joachim Trier –una suerte de Woody Allen nórdico, aggiornado y menos sexista– procura ver las perplejidades de la existencia desde los ojos de una mujer joven. Esto es comedia romántica y exploración de neurosis, con buen sentido del humor y bastante tino para mirar a los hombres desde fuera. Así, cuando Julie quiere dejarlo con Aksel –un hombre varios años mayor, que siempre ha ejercido de tutor intelectual en la relación–, este comienza a elaborar interpretaciones, como si fuesen ponencias, sobre la vida y los deseos profundos de ella. Ante el abismo del abandono, Aksel especula con que lo que le sucede a Julie es que no tiene un trabajo profesional creativo y, por eso, intenta compensarlo con otras aventuras vitales menos aburridas que él mismo. Créase o no, las mujeres solemos escuchar argumentos semejantes (o similares manotazos de ahogado) ante las decisiones que tomamos.
‘The Split’: seguir siendo la madre después del divorcio
Esto de que la esposa toma todas las decisiones y carga con todos los engorros del matrimonio (y postmatrimonio) convencional puede verse desde dos puntos de vista. Por un lado, el del hombre casado que, por pura comodidad, siempre ha dejado las decisiones en manos de la esposa-madre, y que, tras el divorcio, continúa esperando que ella ejerza ese rol eternamente. Desde otra perspectiva, la esposa-madre sobreprotectora es quien se resiste a dar independencia a su exmarido o no sabe cómo hacerlo, porque siempre ha estado allí para salvarlo. Como sea, The Split –la telenovela británica creada por la guionista Aby Morgan, que en España ofrecen Filmin y RTVE– ofrece buen material acerca de estos juegos neuróticos matrimoniales.
¡Alerta, spoiler! En esta tercera temporada, Hannah, una abogada de unos 50 años, especialista en divorcios, llega a mediar con la nueva novia de su ex para que esta comprenda las dudas de él. Y todo por su propia cuenta, sin preguntarle a nadie lo que en realidad desea, y acertando, como algunas madres. O enseñando la comprensión…
En fin, ¿qué mujer puede resistirse a comprender?
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