Un paso de peatones de museo

Una agencia de publicidad china une arte y medio ambiente para intentar concienciar sobre el calentamiento global. Crearon una obra gigante y participativa; un paso de peatones que terminó expuesta en un museo.

Es de suponer que cuando algo creado por el hombre termina por ser expuesto en un museo, a aquello se le puede otorgar la denominación de arte. Pues bien, en este caso, además de lo artístico, en la propuesta, se unen publicidad y una buena causa: la protección del medio ambiente. Los culpables de que un simple árbol pintado en un lienzo de 12,6 metros de largo por 7 de ancho se exhibiera en el museo Zheng Da Art de Shanghai al año pasado, son los creativos de la empresa de publicidad DDB China group. Un puñado de personas que ha hecho suya la máxima del publicista Estadounidense William Bernbach: “Una idea puede transformarse en polvo o magia dependiendo del talento que se pone en ella”.

Desde luego, ellos la han convertido en magia. La premisa mayor o los antecedentes eran los siguientes: “El 40% de las emisiones de monóxido de carbono a la atmósfera proviene de los coches. De acuerdo con el ministerio de comercio chino, el país posee el parque automovilístico más grande del mundo con más de 500 millones. La fundación para la protección del medio ambiente de China necesita una táctica urgente para que cada persona tome conciencia y actúe, aunque sea un poco, en favor del medio ambiente. Le piden a la gente que ande más y conduzca menos, así que decidimos crear un anuncio en la calle para impulsar este mensaje”.

Y aquí viene la idea que se convirtió en genial. ¿Cómo lograr que un peatón tenga la impresión de que a cada paso que da puede contribuir a un medio ambiente más limpio? El primer paso consistía en encontrar un cruce muy transitado en la ciudad tanto por peatones como por coches. “Entonces fijamos un enorme lienzo en el suelo en el que habíamos dibujado el tronco y las ramas de un árbol sin hojas y justo la copa del árbol coincidía con el paso de peatones.

En ambos lados de la calle, entre los semáforos, colocamos grandes esponjas empapadas en pintura verde lavable, ecológica y de secado rápido. Cuando los peatones cruzaban la calle las suelas de sus zapatos dejaban impresas sus huellas en el lienzo. Cada una de las huellas se transformaba en una de las hojas de nuestro árbol gigante”, explican dese la oficina de DDB China group.

El paso de peatones se llevó entonces a siete de las calles más importantes de Shanghai y más tarde creció hasta 132 calles en 15 ciudades de toda China. Los organizadores de la propuesta calculan que casi 4 millones de personas pasaron por encima del árbol que, volviendo al principio, se expuso en el Shanghai Zheng Da Art Museum.

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