‘Vagamundos’ de cine, reunidos en un nuevo festival al pie de los Pirineos

Conexión de Isabel Coixet con este nuevo festival en el medio rural. Fotografía: Vagamundos Festival.

Cuando el productor y sociólogo Javier Selva compró las ruinas del Molino Centenera en La Puebla de Fantova (Huesca), apenas un centenar de habitantes, aún no tenía en mente el Vagamundos Festival, que este año se ha estrenado al pie de los Pirineos, con un programa de lujo. Los pasados días 4, 5 y 6 de agosto, cientos de personas se han acercado hasta el Molino Centenera, cuya historia se remonta al menos siglo y medio, para acudir a una ‘molienda’ muy especial: una cita con películas que nos hablan de grandes viajes y aventuras y con algunos de los protagonistas, en la ficción o en la realidad, de las historias que nos cuentan.

“Hacía tiempo que quería convertir el molino en un lugar de encuentro cultural que ayudara a poner esta zona en el mapa de España. Por esta comarca de Ribagorza pasa mucha gente camino de Benasque, pero pocos se quedan a conocerla, y se trata de revitalizarla y hacerlo con un proyecto, que ya es una realidad, que ponga el foco en la cultura, los viajes y el cine”, explica Selva.

El estreno este 2022 no ha podido ser mejor, pese a que alguna tormenta inesperada amenazó las proyecciones, que finalmente tuvieron lugar cada una de las tres noches. Así, mientras el resto de la Península pasaba noches abrasadoras, en La Puebla de Fantova el clima acompañaba a la proyección en una pantalla de seis por cuatro metros, hinchable, que ha convertido los aledaños del molino en una sala estrellada con cine y actividades, atrayendo a cientos de personas al mundo de los viajes “entendidos como conocimiento”, en palabras de su director.

Ayer, sábado, el cineasta Gerardo Olivares fue el encargado de clausurar el evento pirenaico, en el que se han proyectado 13 películas, entre largometrajes y cortometrajes, algunas de ficción y otras documentales y cine de animación. En concreto, se proyectó su película Cuatro latas, y después hubo un coloquio con el propio Olivares, que recordaba que ha sido su filme más autobiográfico. “El futuro está en el mundo rural, que se está abandonando. Es fantástico que haya iniciativas como ésta que llevan el cine a lugares donde no hay salas o que, cuando llegan películas, son muy comerciales”, señalaba el director de cine.

El Vagamundos Festival se inauguró el pasado jueves con la película Nadie quiere la noche, de Isabel Coixet, que no pudo estar, pero envió un mensaje de apoyo al evento. Para hablar de ese mundo polar que retrata en su trabajo, se acercó hasta el Molino de Centenera el explorador español Ignacio Oficialdegui, que este mismo año ha sido reconocido como uno de los 50 más influyentes del mundo por el prestigioso Explorers Club de Nueva York. Oficialdegui es miembro del equipo del proyecto español del Trineo de Viento, diseñado para viajar a territorios polares, además de experto en las “autopistas del viento” de todo el mundo.

El día siguiente fue el turno de la proyección de Alcarrás, la película de Carla Simón premiada con el Oso de Oro en el Festival de Berlín de este año. Dos de sus protagonistas, Anna Otín (que hace el papel de Dolors, la madre), y la adolescente Xenia Roset (Mariona) acudieron al festival para comentar los entresijos de una filmación que les ha convertido en estrellas con una historia sobre la familia y los conflictos entre el mundo rural tradicional y el de los grandes proyectos de desarrollo, en este caso una planta fotovoltaica. “El éxito de Carla ha sido convertirnos, sin serlo, en una gran familia, y eso es lo que ha hecho posible el éxito de Alcarrás”, reconocía.

Por las mañanas, cada uno de los tres días, ha habido talleres en el mismo molino, con especialistas de primera fila en tres ámbitos relacionados con los viajes. En la primera jornada, Dioni Serrando, redactor-jefe de las revista veterana Grandes Espacios hizo un exhaustivo repaso por la literatura de viajes a través de la historia, desde Herodoto a nuestros días, de los pergaminos al mundo on line, que ha revolucionado el concepto del relato, del mismo modo que la globalización lo ha hecho con el concepto de lo que es un viajero.

El Molino Centenera, en La Puebla de Fantova (Graus, Ribagorza, Huesca), ha sido el escenario de esta convocatoria en torno al cine. Foto: Vagamundos Festival.

En la segunda, la artista Julia Vallespin transformó la sede principal del festival en un estudio de arte, al convertir a los asistentes en privilegiados alumnos de un curso acelerado de dibujo para cuadernos de viajes, en un entorno en el que la naturaleza es la primera protagonista. “Dibujar es adentrarse en el paisaje de una forma muy distinta, porque permite pararse y fijarse en detalles que de otro modo pasan desapercibidos”, declaraba, en oposición a ese devenir de prisas que nos lleva a tratar de capturar la esencia de un lugar a golpe de clic en un teléfono móvil.

En la última jornada, el taller El viaje a través de la cámara corrió ayer a cargo del alpinista y camarógrafo Luis Miguel L. Soriano, recién llegado de la cordillera del Karakórum, y concretamente del K2, donde ha estado grabando un documental sobre la alpinista asturiana Rosa Fernández. En este caso, el viaje visual de los vagamundos reunidos en este festival los adentró en las montañas del Himalaya y las grandes cumbres que Soriano ha captado, acompañando en numerosas expediciones a Carlos Soria, Sebastián Álvaro y otros grandes montañeros y montañeras. “Mi filosofía de trabajo tiene mucha relación con la pintura, porque la luz en una fotografía es como una brocha y se trata de buscar las pinceladas maestras que se nos ofrecen, lo que requiere mucha paciencia y lucha contra la pereza”, señalaba en su clase magistral.

Junto a estos reconocidos cineastas y especialistas, Vagamundos Festival ha contado también con otros profesionales del cine documental y de ficción en el llamado Espacio Joven, en las antiguas escuelas de La Puebla de Fantova. Allí, por las tardes, se han proyectado filmes: el documental Antártida, un velero entre gigantes, del propio Javier Selva y Oscar Pérez; Memory, de la actriz y directora Nerea Barros sobre la desaparición del Lago Aral; Bulit escucha a la naturaleza, corto de animación del conocido dibujante Mikel Urmeneta (ex Kukuxumusu); el largometraje de Gerardo Olivares titulado 100 años de soledad; Coxetas de adentro, de Lola Gracia, y Mama, de Pablo de la Chica, entre otros.

Tras la acogida de esta primera edición, que ha contado con el patrocinio de varias empresas locales de Graus y de Acciona, Selva ya piensa en la organización de una segunda edición el próximo año que, como en esta ocasión, ponga en marcha una molienda cultural en la comarca de Ribagorza con energías renovables generadas en su espacio, gracias a la presa del molino y las placas fotovoltaicas que tiene instaladas, lo que hace de Vagamundos Festival el único de España que tendrá cero emisiones. “Traer eventos culturales a estas zonas de España que se han ido abandonando”, asegura, “es un reto en el que merece la pena embarcarse”.

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