Vetusta Morla: “Estamos perdiendo el centro de las ciudades”

La banda madrileña Vetusta Morla. Foto: J. Álvarez.

El combo madrileño regresa tras ‘Cable a tierra’ (2021) con ‘Figurantes’, su sexto disco dedicado a los ‘valientes’ (sus seguidores), con portada de Boa Mistura: un disco que respira libertad creativa y que exhibe un sonido rico y poderoso. Arrancan su gira veraniega (de 17 conciertos) mañana, 8 de junio, en Madrid hasta el cierre el 6 de septiembre en Granada. Hablamos de esta nueva etapa de Vetusta Morla con Guille Galván (guitarra), David García ‘el indio’ (batería) y Jorge González (percusión), en un moderno café del centro de Madrid, cercano a la Plaza de Cascorro.

Los madrileños Vetusta Morla llegaron casi por sorpresa, rodaron su tiempo, convencieron y supieron reinventarse con cada nuevo paso. Hace unos años se acercaron a las raíces, al folclore, con Cable a Tierra (2021), con colaboraciones en directo de los formaciones El Naán y las gallegas Aliboria. El último paso al frente, y en firme, es Figurantes: una colección de canciones radiantes, que transmiten la savia nueva a la par que la esencia de Vetusta Morla.

‘Figurantes’ es el disco donde os sentís más libres creativamente. Creo que gana con cada escucha, que eso es bueno siempre. Pero sí que noto unos Vetusta regenerados. ¿Cómo os sentís vosotros en ese sentido?

David García el indio: Esos Vetusta siempre estuvieron ahí, yo creo. Lo que pasa es que han aflorado ahora. Estas canciones, con su origen, hemos dejado que sean lo que son, que crezcan como crezcan, las hemos juntado y las hemos dado su sitio en este disco para que tengan un paraguas conceptual. Así que hemos juntado en un mismo álbum canciones sin ningún tipo de prejuicio y que tengan esas esquinas y esas cosas que no son tan habituales en el grupo, pero que están presentes igualmente.

¿Sí que hay un concepto?

Guille Galván: El mero hecho de juntar cosas que hemos hecho los seis en un tiempo determinado. Pero es verdad que te encuentras con un concepto, aunque lo hayamos descubierto a posteriori. Era un disco que empezamos a hacer simplemente con la intención de ir grabando canciones que estaban a punto de terminar, o que teníamos terminadas, en huecos de la gira. En principio iban a ser tres, luego iba a ser un EP y luego dijimos: tenemos ahí a la vuelta de la esquina el disco, si apretamos un poco.

En ese sentido nos encontramos con el disco cuando terminamos esas canciones, no en la fase previa de preproducción de un disco como ocurrió con Cable a tierra, para tocar ese límite del folclore, de la música popular con lo que hacemos. Entonces nos hemos dado cuenta que sin tener ese concepto, es verdad que ha aflorado un poso de todo lo que hemos venido haciendo durante los últimos 15 años que teníamos incorporado, y que te sale de una manera muy fluida. Yo creo que todas las canciones han salido de una manera muy fácil, aunque tienen formas distintas de ser compuestas y grabadas. Hay canciones que son los seis tocando, como cuando estamos en directo, como cuando grabábamos antes, donde se ve esa energía de banda. Y otras canciones que son mucho más experimentales, que se han terminado de hacer en el estudio y han tenido un trabajo de producción y de detalle sónico mucho más fino, que es algo que hemos aprendido a hacer los últimos años, que a lo mejor no hacíamos antes. Entonces, ha cogido grandes momentos de Vetusta.

Era impensable en los 90 esa mirada con respeto y con cariño a nuestra música de raíces. ¿Cómo ha surgido en vosotros ese acercamiento, en ‘Cable a tierra’ o anteriormente, a ese folclore, sea español o latinoamericano?

Guille: Nosotros venimos de una tradición que tiene mucho más que ver con lo anglosajón desde el punto de vista de nuestra educación musical. En Madrid, creo que el único instrumento típico es la gaita serrana. Porque el organillo es alemán, tiene un mecanismo alemán. La gaita serrana es como un cuerno de pastoreo, une dos cuernos. Y oficialmente dicen que es el único instrumento típicamente tradicional de Madrid. Te lo ponen así de difícil, sólo hay un instrumento típico, y no lo conoce casi nadie.

Llega un momento donde si te dedicas a la música y te interesa un poco la historia y las diferentes culturas musicales de los sitios, te empiezas a preguntar: ¿por qué estoy investigando tanto en culturas musicales que son más ajenas y no conozco la mía? O no existe o la tengo que desarrollar. Igual que ese ejercicio que hicimos en Cable a tierra en lo musical, creo que ha tenido mucho desarrollo, y hemos llegado a ese punto de decir que probablemente nuestro folclore es esa mezcla de lo que somos: gente que vivía en los 90 en esa promesa de cosmopolitismo que luego se cortó de golpe.

Madrid es una ciudad donde el folclore creo que está muy lejos de que sea poder tomarte cañas hasta altas horas de la noche en cualquier momento. ¿Dónde estamos? ¿Qué ciudad se nos está quedando? ¿Nos están echando del centro de la ciudad por pisos de fondos de inversión, fondos buitres, Airbnb. La gente se tiene que ir cada vez más fuera. Y a medida que se va yendo más fuera, va echando a otra gente, porque el nivel de renta no es sostenible ¿Qué ciudad queremos? Al mismo tiempo nos iríamos todos, pero hay un lugar donde dices: “yo pertenezco aquí”, aunque no sepa muy bien qué quiere decir pertenecer aquí. Hay una necesidad de resistencia y de defender lo tuyo, que yo creo que tiene que ver con ese planteamiento de la raíz y del sitio al que perteneces, sea el sitio al que perteneces, tu familia, tus amigos y la gente a la que quieres cuidar.

¿Hay algo de desencanto en el single ‘Ay Madrid’, un poso, también en ‘Drones’? Sí hay un punto de cuestionamiento crítico que siempre ha existido en Vetusta.

Jorge: Yo creo que es un poco la deriva a la que nos está llevando la sociedad actual. Nosotros lo sufrimos y lo vivimos en Madrid, pero realmente esa pérdida de identidad que se está sintiendo, yo creo que sucede en muchas ciudades. En Barcelona, en Canarias está habiendo manifestaciones por un turismo salvaje… Nosotros lo vemos en primera mano porque somos de Madrid, vivimos en Madrid. Yo mismo estoy ahora más a gusto fuera de Madrid, en Extremadura, que aquí. Y yo que siempre me he movido por Lavapiés, ahora Lavapiés empieza a ser para mí un poco una desconocida. Yo creo que tiene que ver mucho con esa parte de pérdida de una identidad que se forjó de gente que vino de fuera, de la zona rural. Con esa vergüenza que había antes de lo rural, por eso a lo mejor no calaba lo que podían traer. Ahora mismo Madrid es internacional, tenemos gente de todos los países. Usera parece Chinatown. Pero yo creo que la magia de Madrid está precisamente ahí. Y queríamos cuidarlo y alimentarnos todos de todo eso. Y al final queda todo disipado en multinacionales que venden hamburguesas, cafés, etcétera… Y a veces no sabes si estás en Londres o estás en París…

David: Yo creo que, en general en las ciudades, pasan muchas más cosas interesantes en los márgenes y en estos barrios, donde ves que realmente sucede algo y que era lo que veías que sucedía hace 30 años en el centro de una ciudad. Ese lugar de encuentro donde pasan cosas, donde la gente distinta intenta sacar cosas adelante. La sensación es justo que hemos perdido el centro de las ciudades. Hay que buscar otros centros.

¿Qué aporta la figura del figurante?

Guille: La idea de llamar este disco Figurantes tiene que ver con cómo ha sido grabado. Eran canciones que en principio se estaban grabando por separado, que no iban a tener un peso dentro de un disco mayor y poco a poco fueron armando todo. Y nos parecía bonito llamarlo así, y pensando quiénes eran los figurantes de nuestra historia, vimos que era el público y esa gente anónima que literalmente da la cara por nosotros. Ahí Boa Mistura conceptualizó muy guay; además, curiosamente ellos vienen de un trabajo que tiene mucho que ver con las líneas geométricas y con el color. Y cuando nos hicieron la propuesta de una portada con fotos, y que ellos mismos (los Boa Mistura) aparecen con ese puntito de color, nos sorprendió mucho.

Con ‘Cable a tierra’ percibo cierto paralelismo con ‘Atlántico’ de Xoel López. Hay artistas que me gusta cómo evolucionan. Xoel, cómo pasa de Elephant Band, de un sonido 60’s, a Deluxe, en inglés, luego en castellano. Y luego cómo Xoel López se convierte en un cantautor del siglo XXI. Vosotros también de alguna manera habéis tenido distintas etapas. Con la música uno empieza con una energía, pero luego va ganando ciertas capas y yendo hacia ciertas complejidades. En ese sentido yo creo que sois una banda con personalidad. Y me gusta que en nuestro panorama musical haya esa riqueza de gente que haya evolucionado de esa manera.

Guille: Yo creo que hay un panorama musical súper diverso y súper rico ahora mismo en España Igual que ha habido épocas en las que se iba por un tipo de música, y todas las bandas cantaban en inglés; o cantautores haciendo no sé qué. Ahora mismo hay un espectro tan amplio que también invita, a los artistas y a las bandas, a evolucionar y a desarrollar dentro de su carrera como distintas micro-carreras. Supongo que también pasa todo tan rápido ahora y estamos tan relacionados con tanta música constantemente, que la música que podías escuchar en el año 95 era la de tus colegas, las cintas que te grababas, o lo que te podías comprar: era mucho más limitado que la cantidad de inputs que tiene un chaval de 20 años que escucha 200 estilos en un mismo día, y que intenta matizar o pasar por su filtro. Y yo creo que la gente que llevamos más años haciendo música, o que tenemos ya una carrera de varias décadas, quizá eso nos sirve un poco de aliciente también para probar otro tipo de cosas.

Noto vuestra evolución desde la primera vez que os vi en el Café La Palma a vuestra actuación, por ejemplo, en el DCode de 2014 en el que tocaba Beck y vosotros. ¿Cuándo fuisteis conscientes de ese cambio exponencial?

Guille: Esa gira de La Deriva fue una apisonadora. Dimos un salto en propuesta escénica también. Hicimos tres WiZinks. Un día en el mundo y Mapas fue un crecimiento constante y estábamos súper empastados, pero es verdad que yo creo que todavía no nos conocíamos tanto. Al final, lo que pasa en el escenario entre seis tocando tiene un montón de intermediarios, tanto personal a nivel técnico como a nivel de conceptos. Entonces yo creo que en esas dos primeras giras, siendo espectaculares también para nosotros, todavía no nos habíamos rodeado de un equipo de gira importante. En ese periodo de crecimiento, muchos de los problemas que surgen y de los agobios surgen de que vas creciendo, pero llegas a lugares que no conoces y en los que no sabes muy bien cómo actuar, y que no sabes muy bien a quién acudir o quién se encarga de arreglar esto, de solucionar lo otro, o de dar el siguiente paso. Y creo que en La Deriva fue cuando nos establecimos como banda tocha de verdad: nosotros, a nivel de equipo y de propuesta. Ha ido creciendo, pero para mí ahí sí que hubo una diferencia con las anteriores giras.

Empezasteis a hacer música para cine. Es una nueva experiencia. Ese cambio de registro ¿es algo que habéis disfrutado? ¿Os gustaría repetir? ¿Es otra vía dentro de Vetusta Morla?

Jorge: Siempre hemos hecho proyectos más allá de los discos. De hecho, este disco nace de la necesidad de no cumplir con los ciclos que hacíamos siempre: grabar, promocionar, girar. Nos juntábamos cada tres años para hacer discos nuevos. Ahí entre medias buscábamos nuestras pequeñas pildoritas, y hemos hecho de todo. Hemos estado en el cine. Pero lo más importante es buscar estos momentos en los que nosotros podemos conectar en lo musical, que es donde realmente nos sentimos los seis a gusto. Evidentemente, cuando inicias un camino, se te da bien, te gusta y te vuelven a llamar, pues lo continúas.

Guille: Coincidió que la primera película la hicimos además el año de la pandemia. Y La Hija fue como una manera de mantenernos unidos trabajando. De otra forma, porque es verdad que no se podía hacer de otra manera, pero también esa imposibilidad de juntarnos le dio cierta personalidad propia a la película. También nos ayudó a saber que se puede hacer música de muchas maneras distintas.

Creo que en Vetusta siempre ha habido un mensaje subyacente, aunque no os posicionéis explícitamente. Cuando el mundo no te gusta también hay que decirlo. ¿Es bueno hacer pensar al público?

David ‘el Indio’: Yo creo que el pensamiento crítico es algo importante y debería estar generalizado en toda la sociedad. Cuando hay cosas que merecen extraer un pensamiento crítico, y una reflexión, y representarlo en una canción, pues así ha sido. Y también, evidentemente eso marca la personalidad del grupo.

Deja tu comentario

¿Qué hacemos con tus datos?

En elasombrario.com le pedimos su nombre y correo electrónico (no publicamos el correo electrónico) para identificarlo entre el resto de las personas que comentan en el blog.

No hay comentarios

Te pedimos tu nombre y email para poder enviarte nuestro newsletter o boletín de noticias y novedades de manera personalizada.

Solo usamos tu email para enviarte el newsletter y lo hacemos mediante MailChimp.