Viaje al paraíso donde se han descubierto 3.400 nuevas especies

Pescador en el río Mekong. Foto: WWF

Viajamos a un extraordinario y mágico rincón del Sudeste Asiático que discurre por seis países: Camboya, China, Laos, Myanmar, Tailandia y Vietnam. Conocida como región del Gran Mekong, según los expertos de WWF, es uno de los cinco grandes puntos calientes más biodiversos y amenazados del planeta. A pesar de la presión de los múltiples peligros que soporta, en los últimos 25 años nos ha regalado el descubrimiento de casi 3.400 nuevas especies. ¡Conozcámosla y CUIDÉMOSLA!

POR ISAAC VEGA 

En pleno siglo XXI, el Sudeste Asiático continúa siendo un gran desconocido y una fuente inagotable de gratas sorpresas para la biodiversidad. Buena prueba de ello es que, entre 2021 y 2022, nuestro equipo de científicos desplazados a la región del Gran Mekong ha participado en el descubrimiento de 380 nuevas especies.

La región del Gran Mekong recibe su nombre del gran cauce que la atraviesa: el río Mekong que, con una longitud de 4.880 kilómetros, es el octavo más largo del mundo.

Mekong significa “la madre de todas las aguas” (Mae significa madre y Kong agua) y es una súper arteria de La Tierra que nace en la Meseta Tibetana y que, tras regar infinitos arrozales de seis países, su gran delta –uno de los más fértiles del mundo– desemboca en el Mar de la China Meridional.

Es la vía fluvial más biodiversa del planeta, concentrando más especies por unidad de área que el Amazonas, y muchas son endémicas, sólo viven allí. En sus aguas nadan joyas como el delfín beluga del río Irrawaddy y unas 1.300 especies de peces, entre las que está el consumidísimo panga y los dos peces de agua dulce más grandes del mundo: el pez gato del Mekong (uno capturado en Tailandia en 2005 pesó 293 kilos) y una raya camboyana capturada en 2022 midió 4 metros de largo y alcanzó los 300 kilos.

La región hace frontera con China por el Este e India al Oeste y, además de sus hábitats ribereños, sus marismas, humedales, bosques, praderas y montañas sirven de hogar para más de 20.000 especies de plantas, 1.300 de aves como los faisanes forestales, más de un millar de especies de reptiles y anfibios, y más de 500 de mamíferos, entre los que se incluyen el elefante asiático, el tigre, el elusivo salolá y una de las dos últimas únicas poblaciones del amenazadísimo rinoceronte de Java, que se encuentra en peligro crítico de extinción. Aquí viven 44 primates, 19 de los cuales son endémicos.

Casi 3.400 nuevas especies descubiertas desde 1997

WWF lleva trabajando en la zona desde principios de la década de los años 80 y, como no se puede apreciar lo que no se conoce y consciente de su importancia para la conservación de la biodiversidad, en 2007 arrancaron las campañas de investigación.

Así, a finales de 2008 WWF lanzaba su informe ‘Primer contacto en el Gran Mekong que presentaba por primera vez 1.068 nuevas especies descubiertas entre 1997 y 2007: 519 plantas, 279 peces, 88 ranas, 4 tortugas, 3 aves y 15 mamíferos. Entre ellas estaban la araña de la madera más grande del mundo, con unas patas de 30 cm y el asombroso “milpiés rosa”, un invertebrado tóxico de color chillón.

Aunque la mayor parte de las especies fueron descubiertas en junglas inexploradas, algunas se hallaron en lugares insospechados. Como la rata de roca laosiana, que se consideraba extinguida desde hace 11 millones de años y fue localizada en un mercado local de alimentos, o un crótalo siamés que apareció deslizándose por las vigas de un restaurante en el Parque Nacional Kaho Yai (Tailandia).

Las campañas prosiguieron y la “mina de vida” continuó dando frutos. A finales de 2018 publicamos otra actualización de nuevos hallazgos: New Species on the Block, que recogía las 157 nuevas especies descubiertas y descritas en 2017. Entre ellas destacaban dos muy singulares: el gibón Hoolock Skywalker, uno de los 25 primates más amenazados, y un sapo diminuto con cuernos afilados, bautizado como elfo al ser descubierto en un pequeño, montañoso y neblinoso bosque vietnamita cubierto de musgo; su hábitat y sus cuernos le llevaron a ser conocido como “el sapo de la Tierra Media”.

Agama crestado azul camboyano descubierto en 2022. Foto: Hentik Bringsoe.

El goteo de nuevas especies no ha cesado y esta primavera hicimos público el último gran informe, Nuevas especies descubiertas en el Gran Mekong 2021 & 2022.

En él documentamos el trabajo realizado por cientos de científicos de universidades, organizaciones de conservación (entre las que se encuentra WWF) e institutos de investigación de todo el mundo que han descubierto y descrito 380 nuevas especies: 290 plantas, 19 peces, 24 anfibios, 46 reptiles y un mamífero. ¡Alucinante!

Con estos últimos hallazgos, se amplía el número de nuevas especies descritas en la región del Gran Mekong, entre 1997 y 2022, hasta un total de 3.389.

Estas especies pueden ser nuevas para la ciencia, pero han sobrevivido y evolucionado en la zona durante millones de años, recordándonos a los seres humanos que estuvieron aquí mucho tiempo antes de que nuestra especie se trasladara a esta región. Por ello, tenemos la obligación de hacer todo lo posible para evitar su desaparición y ayudar a su recuperación.

Un vistazo al catálogo de las nuevas estrellas

Entre los nuevos descubrimientos se encuentran un agama camboyano que cambia de color para defenderse, una serpiente venenosa con el nombre de una diosa mitológica china, una orquídea rosada en forma de abeja, un murciélago con orejas de ratón, una salamandra cocodrilo tailandesa amenazada por la medicina oriental y una rana arbórea cuya piel tiene el aspecto de un musgo. Acerquémonos un poco a algunas de las más curiosas:

El agama crestado azul camboyano: una lagartija agresiva que cambia de color como mecanismo defensivo y que fue identificada estudiando las lagartijas que viven cerca de un yacimiento arqueológico de la era de Angkor.

El murciélago de pulgares gruesos de Hayes: un quiróptero de orejas de ratón con pulgares carnosos e inusuales que fue catalogado como una nueva especie tras permanecer un ejemplar 20 años y olvidado en las colecciones de un museo húngaro.

La rana musgosa de Khoi: presenta un aspecto y color verde musgo que le ayuda a camuflarse en cualquier fondo rocoso, frondoso y cubierto de líquenes y musgos.

Una pequeña orquídea (Dendrobium fuscifaucium): se asemeja a una abeja y tiene un brillante color rosa y amarillo.

Rinoceronte de Java.

La serpiente Suzken’s krait: un ofidio extremadamente venenoso, bautizada así en honor a Bai Su Zhen, una diosa de las serpientes proveniente del mito chino conocido como ‘’La Leyenda de la Serpiente Blanca’’.

La salamandra cocodrilo tailandesa de Vietnam: amenazada por algunas comunidades que la usan como cura tradicional para el dolor abdominal e infecciones parasitarias.

El gecko de dedos doblados de Tailandia: nombrado así en honor a Rukha Deva, una ninfa que vive en los árboles y protege los bosques. Descubierto en las montañas Tenasserim que limitan con Myanmar, abre agresivamente la boca y agita su cola lateralmente cuando se siente amenazado.

Una serpiente semiacuática (Hebius terrakarenorum): procedente de Dawna-Tenasserim, entre Tailandia y Myanmar, pero que aún no ha sido vista viva. Con una longitud de 65 cm, fue identificada a partir de fotografías y de ejemplares atropellados recogidos durante una década.

Un paraíso natural con demasiada presión y un futuro incierto

La región se encuentra en una gran encrucijada. Acosada por un sinfín de amenazas de una huella humana en expansión, con una creciente demanda y un desarrollo insostenible hacen que el trabajo de conservación aquí sea urgente y desafiante.

El rápido desarrollo de infraestructuras, las industrias extractivas, la conversión de bosques y humedales para la producción agrícola amenazan la supervivencia de las especies y el funcionamiento de los ecosistemas naturales, poniendo en peligro los medios de subsistencia de millones de personas que dependen de ellos. Desde los años 70, ha perdido más de un tercio de su cubierta forestal natural y sólo persiste un 30% de sus bosques originales. Mientras tanto, el número de tigres en la región se ha desplomado en las últimas tres décadas.

Todas las nuevas especies que se van descubriendo y las ya conocidas están bajo una intensa presión debido a la deforestación, la degradación del hábitat, el desarrollo de carreteras, la contaminación y pérdida de arroyos y ríos, las enfermedades propagadas por la actividad humana, la competencia de las especies invasoras y los impactos devastadores del comercio ilegal de vida silvestre.

Así, en los mercados del llamado Triángulo de Oro, punto donde coinciden las fronteras de Tailandia, Myanmar y Laos, las especies amenazadas son transportadas y vendidas a países vecinos con mayor demanda de productos derivados de animales salvajes y protegidos, como China o Vietnam.

Cataratas Stung Treng en la frontera entre Camboya y Laos.

Mercado vietnamita en el delta del Mekong.

Trabajando para asegurar el futuro del Gran Mekong

A través del Programa del Gran Mekong, con oficinas en Camboya, Laos, Myanmar, Tailandia y Vietnam, WWF trabaja con gobiernos, empresas y ONG para asegurar un futuro donde las acciones diarias de las personas apoyen la conservación de la biodiversidad y el uso sostenible de los recursos naturales.

Desde principios de la década de 1980, nuestro trabajo ha incluido la protección, el seguimiento y la reintroducción de la vida silvestre, la reducción de la deforestación y la conversión de humedales, y la reducción de la huella ecológica del consumo humano, la producción agrícola y los asentamientos urbanos, así como el establecimiento de áreas protegidas forestales y marinas.

Utilizamos un enfoque regional para abordar las amenazas de forma más integral para poder conservar y gestionar de forma sostenible 600.000 km2 de zonas transfronterizas, bosques y hábitats de agua dulce en esta tierra única y diversa, una superficie similar a nuestra Península Ibérica. Promovemos soluciones basadas en la naturaleza, impulsando la producción y el consumo sostenibles y empoderando a las comunidades locales en la gobernanza de los recursos naturales. Para más info y estar al tanto de nuevos avances AQUÍ.

No hay tiempo que perder. Lamentablemente, muchas especies se están extinguiendo antes de, siquiera, ser descubiertas. Por ello, desde WWF pedimos a los gobiernos de la región que aumenten su protección y la de sus hábitats, para evitar la pérdida irreparable de estos y otros muchos tesoros por descubrir

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