¿Y tú qué haces con los aparatos eléctricos y electrónicos que retiras?
El pasado verano, un nuevo informe del Instituto de las Naciones Unidas para la Formación Profesional e Investigaciones, The Global E-waste Monitor 2024, volvía a destacar lo lejos que estamos de conseguir un efectivo tratamiento de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE). A nivel global, solo el 22,3% se recogió y recicló correctamente en 2022; eso sí, cinco puntos por encima del informe con datos de 2019, y España, con un 42%, dobla casi la media mundial. Pero sigue siendo claramente insuficiente. Como insuficiente es, según se desprende de una encuesta que hemos hecho en ‘El Asombrario’ a 104 personas a través de Google sobre sus experiencias en la gestión de RAEE, la información que hay al respecto para, a partir de ahí, realizar un correcto tratamiento de esos aparatos. Más de la mitad desconoce que la tienda donde compras uno nuevo está obligada a recoger el que desechas.
No es una encuesta validada como instrumento de investigación, pero es relevante lo que han contestado 104 personas sobre sus experiencias en la gestión de sus aparatos eléctricos y electrónicos (AEE) una vez que han concluido su vida útil, se han estropeado y no consiguen repararlos o simplemente optan por uno nuevo frente al que usaban hasta entonces. Es importante la conclusión sobre el desconocimiento que impera en torno al correcto tratamiento de esos aparatos, porque muchas de las personas que han participado en la encuesta están concienciadas y pertenecen a un entorno que maneja habitualmente información sobre cómo mejorar su compromiso ambiental.
“Apenas existe información entre los consumidores”, comenta una de las personas encuestadas. Otra, en esta misma línea, se alarga algo más: “Demasiada ignorancia respecto al tema del reciclado de productos. No sabemos ni qué hacer. Parece más un paripé que algo que se tome en serio por parte de instancias superiores y por eso al final el ciudadano no le damos, tristemente, mucha importancia“. Preocupa que haya un 2% de personas que siga tirando a la basura, sin más, los aparatos que ya no usa.
Tiendas física y online, obligadas a recoger gratis los RAEE
Por ejemplo, llama la atención que el 57% de quienes han contestado la encuesta desconozca que la tienda en la que adquieren un aparato, sea del tamaño que sea, está obligada a recoger el que desechan. El porcentaje sube más cuando se trata del desconocimiento sobre esa misma responsabilidad del distribuidor cuando la compra se realiza a través de Internet. En este caso, nada menos que un 75% no sabe que dicho distribuidor está obligado a retirar el aparato antiguo, sea un móvil o un frigorífico, y a velar por que siga el camino adecuado para su gestión y tratamiento.
El real decreto sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2015-1762 es taxativo en su artículo 22: “Los distribuidores, con independencia de la superficie de la zona de venta, aceptarán, cuando los usuarios adquieran un nuevo AEE doméstico, la entrega, al menos de forma gratuita, de un RAEE de tipo equivalente o que haya realizado las mismas funciones que el aparato que se adquiere”. Y en cuanto a la venta online: “Los distribuidores que lleven a cabo la comercialización de los productos a través de venta a distancia deberán cumplir con todas las obligaciones del distribuidor a través de la recogida gratuita –algunas personas de la encuesta afirman que les han cobrado por este servicio– de un RAEE de tipo equivalente, bien en el punto de entrega del AEE o en el domicilio del comprador al que se suministre el AEE”.
Es más, según la misma normativa, los distribuidores con una zona destinada a la venta de AEE que abarque un mínimo de superficie de 400 m² deberán prever la recogida en sus puntos de venta de carácter minorista, o en su proximidad inmediata, de RAEE muy pequeños de modo gratuito y sin obligación de compra de un aparato equivalente. Lo cierto es que en la encuesta, solo el 6% opta por llevar esos aparatos a la tienda cuando le resultan ya inservibles, bien donde compra uno similar o bien porque sea pequeño y no adquiera otro.
Los obstáculos para reparar y reutilizar
El destino mayoritario de los RAEE entre las 104 personas que han contestado nuestra encuesta es el punto limpio (47%), seguida de la opción de guardarlo si no es muy voluminoso (17%). Esto último está en consonancia con un reportaje anteriormente publicado en El Asombrario sobre los aparatos que tenemos en casa y que en muchos casos no utilizamos, principalmente teléfonos móviles, cargadores, mandos a distancia, radios, relojes y calculadoras. El tercer destino (12,5%) es el de buscar a otras personas, asociación de algún tipo u ONG que puedan reutilizar o dar otro destino al aparato que desechan. El 8% consulta si su ayuntamiento tiene servicio de recogida de RAEE y el 6% exprime al máximo las posibilidades de reparación y reutilización.
Dentro de los comentarios que algunas de las personas realizan está precisamente el de la imposibilidad de reparar y/o reutilizar: “La reparación no está contemplada, supongo que es muy difícil en unos casos y en otros el propio fabricante ya lo ha imposibilitado. En ocasiones hemos intentado alargar la vida del AEE, con muy poco éxito y mucho esfuerzo”. Otra respuesta en este sentido recuerda: “Muchas veces la propia tienda de reparación no tiene acceso a las piezas que hay que reponer, o te invita a cambiar el aparato porque la reparación es más cara que comprar uno nuevo”.
Algunos comentarios se alargan más en la misma consideración: “Soy de la generación en la que una lavadora podía durar 30 años o más. Si se estropeaba no había problema para repararla, había muchas personas que vivían de esto y con ello aumentabas su ciclo de vida. El final de esa lavadora era el reciclaje del metal y de las piezas, prácticamente no había residuos. También me enseñaron a comprar solo aquello que realmente necesitaba, lo tenía que meditar bien y esperar a tener el dinero suficiente para poder comprar aparatos de buena calidad y que duraran el máximo posible. Ahora, en la era de la tecno-religión, cuando más falta hace ahorrar recursos y energía, circulan por el mundo millones de AEE mal diseñados y con un final programado”.
Puntos limpios a mejorar
El mencionado The Global E-waste Monitor 2024 aborda también ese ahorro de recursos y energía que desaparecen por la mala gestión de la gran mayoría de los RAE: “Se dejan sin contabilizar recursos naturales recuperables por valor de 62.000 millones de dólares, y aumentan los riesgos de contaminación para las comunidades de todo el mundo”. Un ejemplo del mismo informe: solo el 1% de la demanda de tierras raras, presentes en numerosos aparatos y baterías y cuya extracción supone un impacto ambiental y social muy importante, se cubre con el reciclaje de residuos electrónicos.
Para que los aparatos y sus componentes acaben en el circuito adecuado para su reparación, reutilización o reciclado, es importante que los lugares de recogida, sea el ayuntamiento en la calle, el punto de venta o el punto limpio, realicen una recogida adecuada. En el caso de estos últimos, los puntos limpios –destino principal para las personas que han respondido a la encuesta– hay una proporción similar que contesta que la recogida y depósito del aparato en los mismos se hace de forma adecuada (43%) o que piensa lo contrario (41%). Hay respuestas tanto en positivo: “En los dos puntos limpios que frecuento son muy exigentes con la separación”; como en negativo: “Siempre he visto todo mezclado, y se rompen las pantallas”.
Está claro que cuando en un punto limpio tiran, o te mandan tirar, sin más, un aparato en un gran contenedor es más difícil recuperarlo totalmente o en parte, una vez que se han roto o desprendido sus piezas. La mayoría cuenta con una recogida selectiva de monitores y televisores, en jaulas aparte, para que las pantallas de cristal líquido o de otro tipo no liberen sustancias nocivas e irrecuperables tras su rotura. Obliga a ello además el real decreto mencionado: “Las actividades de recogida, manipulación y transporte de aparatos con pantalla plana se deberán realizar de manera que no afecten a la integridad de las pantallas. No estará permitido triturar ni compactar aparatos con pantalla plana antes del tratamiento”.
Según algunas respuestas, el problema con los puntos limpios radica principalmente fuera de las grandes ciudades: “La eficacia de los puntos limpios no siempre es la misma. No funciona igual uno en una ciudad que en un pueblo. De hecho, hay pueblos que carecen de él”. La gran mayoría tienen esta carencia, que se extrapola incluso a algunas ciudades. Ni siquiera se salvan las grandes. “La recogida de residuos de todo tipo en general en ciudades grandes como Madrid deja mucho que desear”, añaden en otra contestación.
A principios de este año, la Junta de Andalucía anunciaba la dotación de 5,5 millones de euros en ayudas a 12 ayuntamientos andaluces de entre 5.000 y 50.000 habitantes para la instalación y construcción de nuevos puntos limpios, al carecer de ellos. Más recientemente, la asociación ecologista Silvema denunciaba: “Los conocidos como ‘mini puntos limpios’ de los pequeños municipios de la Serranía de Ronda (Málaga) incumplen toda la normativa sobre recogida de residuos, incluyendo los catalogados como peligrosos. Estas instalaciones se han convertido en auténticos vertederos incontrolados en los que se depositan residuos que la legislación ambiental obliga a su recogida separada”.
Parece claro que sigue siendo necesario un esfuerzo conjunto entre administraciones, fabricantes y distribuidores y ciudadanía para mejorar esta situación, que, por otro lado, es similar en otros pueblos y ciudades del resto de comunidades autónomas.
En The Global E-waste Monitor 2024 también señalan los puntos que contribuyen a agrandar el problema: progreso tecnológico, mayor consumo, opciones de reparación limitadas, ciclos de vida más cortos de los productos, creciente tecno-dependencia de la sociedad, deficiencias de diseño e infraestructura inadecuada para la gestión de los desechos electrónicos.
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