Libre, surrealista y dueña de sí misma, así fue Leonora Carrington

Leonora Carrington ‘Down Below’ (Abajo), 1940. Colección particular Mia Kim © Estate of Leonora Carrington / VEGAP, Madrid, 2023.

“No tuve tiempo para ser la musa de nadie, estaba demasiado ocupada rebelándome contra mi familia y aprendiendo a ser artista”. Y lo consiguió, en contra de lo que quería su padre. Leonora Carrington tuvo una vida larga, y por fin podemos ver en Madrid, en la Fundación Mapfre, una gran retrospectiva que recorre su trabajo artístico.

Adentrarse en ella cuando, como es mi caso, ha sido una pintora adorada, es volver a abrir los ojos, este vez a sus cuadros de manera física y no a través de reproducciones. No está toda su producción, pero está ella.

La muestra comienza con las acuarelas realizadas con 15 años. Las pintó en Florencia durante una estancia cuando comenzó a estudiar arte. Esta joven pinta todavía desde la fantasía de un mundo posible. Influenciada por las lecturas de mundos encantados y del género gótico, nace esta primera serie a la que titula Hermanas de la Luna.

Unida más tarde para siempre a México, Leonora Carrington nació en Lancashire, Inglaterra, y como cuentan sus biografías creció rodeada de mitos celtas. Se los contaban su madre, Maureen Moorhead; su abuela y su nana, todas ellas irlandesas y proclives a la fabulación.

Distintos países siguieron conformado su mundo simbólico, que muchos intentan explicar, pero que siempre lleva a preguntarse con sorpresa y envidia la procedencia de su gran imaginación.

“A Carrington no le gustaba descifrar sus obras llenas de mensajes, pero también de emociones. Leonora era pasión desatada, libre de reglas, y su obra refleja el caos, las complicaciones, las paradojas y contradicciones del universo hasta sus últimos confines”, ha escrito de ella Joanna Moorhead.

Leonora Carrington. ‘Garden Bedroom’ (Dormitorio jardín), 1941. Colección Ugarit Panamá © Estate of Leonora Carrington / VEGAP, Madrid, 2023.

Leonora Carrington. ‘Green Tea’ (Té verde), 1942. The Museum of Modern Art, New York. Gift of Drue Heinz Trust, 2019 © Estate of Leonora Carrington / VEGAP, Madrid, 2023.

Consciencia e incosciencia se dan la mano en sus cuadros, como conviven los caballos –su otro yo– con las hienas. Como han dicho de ella: donde está Leonora está el surrealismo. En esta idea confluyen dos de sus biógrafas, Elena Poniatowska y Joanna Moorhead.

188 obras (entre pinturas, dibujos, fotografías, esculturas, tapices y documentos) conforman la muestra que nos llevará de la adolescencia a un episodio crucial en su vida, el encuentro con Max Ernst, con el que huyó para instalarse en la pequeña población francesa de Saint-Martin d´Ardèche. Su interior y exterior se convierten en un gran estudio fotografiado por Lee Miller.

De esta época es el lienzo Los caballos de lord Candlestick (1938).

Pero, como siempre, las guerras suelen truncar las vidas de las personas, y la II Guerra Mundial, la de Leonora, que, tras el arresto de Max Ernst, tiene que huir a España, donde sucederá uno de los episodios más crueles de su vida, al ser víctima de una violación grupal de unos militares del bando nacional. Es posible que este suceso le generara el brote psicótico que le obligó a ingresar en un sanatorio psiquiátrico en Santander. El reflejo en su obra de este episodio puede verse en la obra Memorias de abajo (1940), donde mujeres, máscaras y caballos se encuentran en un lúgubre jardín.

La incomodidad que le producía hablar de estos sucesos, tal como recoge su biografía, solo fue saltada para expresar que estos la llevaron a decidir que nunca más volvería a enloquecer. Para ello creó sus propias normas. Tal vez por eso esta exposición, entre otros motivos, se llama Revelación. Ya que entre lo más importante de Carrington fue su posicionamiento en un mundo de hombres, no dejándose eclipsar por ellos. Anwen Crawford escribió: “Los surrealistas estaban fascinados por las mujeres: mujeres hermosas, mujeres locas, mujeres jóvenes o, preferiblemente, las tres, unidas en la figura ideal de la mujer enamorada, la mujer-niño”. Ella estuvo en contra de todo ello.

Leonora Carrington. ‘Artes, 110’, 1944. Collection of Stanley and Pearl Goodman © Estate of Leonora Carrington / VEGAP, Madrid, 2023.

Leonora Carrington. ‘The Pomps of the Subsoil’ (Las pompas del subsuelo), 1947. Sainsbury Centre for Visual Arts, University of East Anglia, UK © Estate of Leonora Carrington / VEGAP, Madrid, 2023.

Pero esto no significa que no se relacionara a lo largo del tiempo con el movimiento surrealista. Con 24 años viaja a Nueva York. Allí estrecha su relación con artistas como Roberto Matta, se reencuentra con Max Ernst, que había sido liberado, y con intelectuales como André Breton. Si con los dos primeros, junto con Marcel Duchamp, realiza su primer trabajo por encargo, como el mural titulado Verano (1942), con Breton colabora en labores editoriales y exposiciones del grupo surrealista. El mural no está en la muestra. Sí está Té verde (1942), donde aparece renacida dentro de una crisálida.

Ya en México, país que tuvo una gran influencia en ella por la variedad de sus culturas, se sigue relacionando con el movimiento surrealista, aunque se podía decir también con inconformistas y revolucionarios a través de exiliados como Remedios Varo y Benjamin Pérez. Estos últimos le presentaron al que sería su marido y padre de sus dos hijos, Imre Weisz Chiqui. Sorprende la cuna expuesta, bellamente dibujada con diversos animales.

Con Varo y Kati Horna se introduce en el mundo de la magia; Carro de Molly Malone (1975), y sus arcanos son representativos de esta faceta. Esta iconografía se repetirá en otros cuadros, pero anteriormente otras deidades serían de su interés, ella misma se pinta como una diosa blanca, o pinta La giganta (La guardiana del huevo) (1947), en el que recurre a distintas mitologías y distintas escalas para reflejarlas.

La diosa blanca fue destruida por el patriarcado. Robert Graves recupera el mito. Esta conciencia feminista fue expresada por la pintora: “La mayoría de nosotras, espero, somos ahora conscientes de que una mujer no debería tener que pedir Derechos. Los Derechos estaban ahí desde el principio; hay que recuperarlos, incluidos los misterios que eran nuestros y fueron violados, robados o destruidos”. Libre, dueña de sí misma, cueste lo que cueste, se ha dicho de ella.

Magia y alquimia se darán la mano a lo largo de la década de los 60 y 70 para reivindicar lo femenino. Toda su obra transita entre lo imaginario y lo real, entre paisajes oníricos y fantásticos poblados por animales, por seres mágicos, por presencias incorpóreas e irreales, cifrados en un lenguaje críptico, mágico o alquímico. Mujeres conciencia (1972) refleja todo ello. Un bello ejemplo también es El mundo mágico de los mayas (1963-1964), donde los distintos planos pictóricos que tanto le gustaban le permiten idear los tres reinos de los mayas, que rebosan de imágenes, como en el icónico cuadro La casa de enfrente (1945).

En 1972 participa en la formación del movimiento feminista mexicano, país que abandona como protesta por dos acontecimientos: el primero en 1968, cuando el movimiento estudiantil fue reprimido violentamente en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolcoy; el segundo, en 1985, por la pésima actuación de las autoridades después del terremoto que destruyó gran parte de la ciudad. Vive en Nueva York y en Chicago, pero regresa definitivamente a México en 1990.

En sus últimos años, se dedicó principalmente a la escultura. Murió en 2011, con 94 años. Nunca dejó de pintar y de escribir.

Sobre Leonora se ha escrito innumerables textos, pero ella también fue escritora. A su primer libro, La dama oval, seis relatos surrealistas de 1938, le siguieron otros. Entre 1937 y 1943, Carrington escribe muchos de sus cuentos más conocidos. En ellos, como afirma Germaine Gómez Haro: los recuerdos juegan un papel fundamental como fuente de inspiración: “No inventa, recuerda”.

Los Cuentos Completos han sido publicados por Fondo de Cultura Económica. Memorias desde abajo está editado por Alpha Decay.

Los visitantes a esta exposición podrán recorre la trayectoria de la artista, que aborda su producción como pintora, escultora, escritora y creadora de tapices y arropada por las distintas personas y creadores que formaron parte de su vida.

Leonora Carrington. Revelación’. Fundación Mapfre, Madrid. Hasta el 7 de mayo.

Otros artículos en ‘El Asombrario’ por la ‘Semana del Arte’ en Madrid:

Pablo Palazuelo en el Museo ICO

Generación 2023 en ‘La Casa Encendida’ 

‘Genealogías documentales’ en el Museo Nacional Reina Sofía. 

‘De Ballenas’, TBA21 en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.

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