Chiharu Shiota: Vivir y morir, cada uno de nosotros es un universo
Con motivo del centenario del nacimiento de Antoni Tàpies, la Fundació Antoni Tàpies de Barcelona ha organizado un programa de exposiciones y actividades que se extenderá hasta diciembre. Entre las propuestas, destaca la exposición ‘Chiharu Shiota. Cada quien, un universo’, comisariada por Imma Prieto, la nueva directora de la institución. En 2005, año en el que se enfrentó a la posibilidad de morir a causa de un agresivo cáncer, su conciencia se expandió más allá de la desaparición personal, llegando a la conclusión de que vivir y morir pertenecen a la misma dimensión.
La artista japonesa Chiharu Shiota, residente en Berlín desde hace más de 25 años, interviene los espacios expositivos de la Fundació con una instalación site-specific. Su obra establece un diálogo dual: por un lado, explora la arquitectura física, escuchando sus matices, y por otro, resalta sus paralelismos con la obra de Tàpies.
Tras muestras como In the beginning was… (2015) en la Fundación Sorigué, en Lleida, o Imperfect Game (2022), en la galería NF de Madrid, la artista vuelve a reivindicar el vínculo con la tierra, el pasado y la memoria. Así como el intercambio entre presencia y ausencia, permiten a la creadora generar piezas que evocan el pasado, y sus recuerdos, desde el momento presente.
Existencia y muerte
Ante la posibilidad de desaparecer, Shiota percibió un mundo compartido entre su universo interior y el mundo exterior. Incorpora la muerte no como un final, sino como algo equivalente a la vida. Sus creaciones exploran la presencia y la ausencia, la memoria y el trauma, y nos invitan a contemplar la universalidad de la experiencia humana. Chiharu Shiota. Cada quien, un universo representa esta conexión a través de dos instalaciones, dos obras sobre papel y cinco esculturas.
Desde su lucha contra la enfermedad, Shiota incorpora en su obra fragmentos del cuerpo humano, evidenciando la sensación de presencia en la ausencia a través de objetos intermedios como camas, sillas o zapatos. En sus instalaciones, estos objetos representan la existencia de un individuo.
La instalación Everyone, a Universe (2024), que te introduce en el espacio desde la zona de acceso, incluye 43 sillas provenientes de mercadillos y se ha formalizado utilizando 2.000 ovillos de lana. Los hilos rojos simbolizan el micro-universo formado por sangre y vasos sanguíneos que circulan por nuestros cuerpos. Como señala la comisaria de la muestra, “las redes de hilo, que se extienden por el espacio como constelaciones en el cielo nocturno, nos recuerdan la complejidad de nuestras relaciones humanas y la interconexión de nuestras vidas individuales”. Cada hilo de la red, prosigue, “representa un encuentro, una experiencia, una emoción, que se entrelaza con los otros para formar un tapiz de memoria compartida”.
En sus instalaciones, Shiota utiliza objetos cotidianos y domésticos, como camas, sillas y ropa, para crear pasajes evocadores que reviven una sensación de intimidad y vulnerabilidad. Estos objetos, impregnados de la huella de la vida humana, se convierten en símbolos de nuestra existencia terrenal, recordándonos la fragilidad y la transitoriedad de la vida. Cuando están envueltos en las redes de hilo de Shiota, adquieren una nueva dimensión de significado, invitándonos a reflexionar sobre nuestra propia experiencia del mundo y nuestra conexión con los demás.
La memoria es otro tema recurrente en su trabajo. La artista ha dedicado gran parte de su carrera a explorar cómo los recuerdos individuales y colectivos dan forma a nuestra identidad y a nuestra percepción del mundo. Utiliza frecuentemente objetos personales, como cartas, fotografías y juguetes, para evocar recuerdos y experiencias pasadas. Estos objetos, atrapados en las redes de hilo, se convierten en vestigios tangibles de la memoria, recordándonos la importancia de rememorar y honrar nuestro pasado.
Sus performances son actos de poesía pura en movimiento, donde la artista se convierte en el instrumento de expresión. A través de gestos simples y repetitivos, como tejer y desenredar hilos, guiándonos hacia un viaje de introspección y transformación, donde el tiempo se desvanece y el espacio se convierte en un lienzo en blanco para la exploración del alma humana. Cada acción es un acto de creación y de destrucción, un recordatorio de la naturaleza efímera de la existencia, donde la eterna búsqueda de significado en un mundo cambiante se convierte en un movimiento incesante.
Es importante consentir en formar parte de la propuesta de instalación, es decir, ser nosotros quienes llevemos a término la acción performativa. Nuestra presencia entra en juego con la cosmogonía de hilos, provocando que afloren los recuerdos.
El universo creativo de la artista se nutre tanto de sus experiencias personales como de las influencias artísticas de artistas conceptuales contemporáneos. Entre estas destacan figuras como Magdalena Abakanowicz (1930-2017) conocida por sus esculturas textiles y su enfoque en la condición humana; Saburo Muraoka (1928-2013), cuya obra se caracterizó por su simplicidad y la conexión con la naturaleza; Ana Mendieta (1948-1985), reconocida por su exploración de la relación entre el cuerpo y la tierra, o los juegos de equilibrio entre cuerpo y objetos de Rebeca Horn (1944).
La obra de Shiota no deja de sorprendernos, sobre todo cuando descubrimos, casi como si fuera un juego, los espacios intermedios y los pequeños detalles de cada una de las piezas.
Más información: ‘Chiharu Shiota. Cada quien, un universo’. Fundació Antoni Tàpies. Hasta el 23 de junio.
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