“Los crímenes te permiten ahondar en la raíz de las desigualdades sociales”

La escritora Susana Martín Gijón. Foto: Jero Morales.

“Nada humano me es ajeno”, escribió Publio Terencio Africano. Parafraseando al cómico latino, ningún tema de actualidad parece ajeno a la mirada de la escritora extremeña Susana Martín Gijón, desde la inmigración al maltrato a las mujeres, los derechos de los animales o el cambio climático, como ocurre en su última novela, ‘Planeta’ (Alfaguara), la tercera de una serie protagonizada por la inspectora Camino Vargas. “Aspiro a que este libro lo lea gente que ni siquiera se ha planteado los problemas que aparecen en él”, me cuenta en esta conversación mantenida por correo electrónico, en plenas vacaciones veraniegas.

En tus dos primeras entregas abordaste los límites de la reproducción asistida y el animalismo. Ahora, el foco de ‘Planeta’ lo has puesto en la crisis ecológica. ¿Por qué has elegido estos tres temas? ¿Te parecen los más preocupantes o inquietantes de la actualidad?

Efectivamente, son temas de actualidad que nos conciernen como personas y como sociedad, pero que nunca habían sido tratados en este género, cuando precisamente la novela negra ha abogado desde sus inicios por abordar y denunciar las realidades sociales de su tiempo. Creo que este es uno de los elementos que han de marcar la evolución del noir, los problemas de nuestro tiempo.

¿Cómo eliges tus historias? ¿A partir de un tema? Está claro, además, que en las tres que componen este ciclo y en otras anteriores hay un gran proceso de documentación.

Sí, en ese sentido no soy una escritora muy convencional. En el thriller y la novela negra normalmente uno trabaja primero la trama, los giros, los personajes, pero yo lo hago al revés. Escojo el tema que me resuena, ese que se me mete en la cabeza y al que no dejo de darle vueltas, y me documento a fondo sobre él. Primero a nivel teórico, luego haciendo todas las inmersiones posibles: clínicas de reproducción asistida en Progenie, santuarios de animales o mataderos con Especie, una planta de productos químicos en Planeta… A partir de ahí, saldrá la trama que vertebrará la historia e incluso los personajes estarán creados con ese fin.

Aunque subyace una toma de posición a favor del antiespecismo, también es verdad que el principal sospechoso de los asesinatos en ‘Planeta’ es el Animalista, que ya aparecía en ‘Especie’. ¿Cómo ha recibido la novela el movimiento por los derechos de los animales? ¿Has tenido miedo de que confundieran ese personaje de ficción, el Animalista, con lo que tú propones en la historia, en la que hay una denuncia del maltrato animal?

Creo que es importante que cada lector o lectora se posicione por sí mismo. Yo les ofrezco la información a través de una historia, esa que yo me he tomado el tiempo de investigar, y cada uno tomará partido en la dirección que quiera, pero con datos objetivos. En ese sentido y como en anteriores novelas, encontramos personajes con diferentes posicionamientos en el tema: niños o adolescentes que ponen las pilas a sus padres por no implicarse con el cuidado del planeta (y hacen bien, porque ellos son los que se lo van a quedar), activistas comprometidos y también negacionistas o, simplemente, cortoplacistas que prefieren acomodarse a lo que tienen y no mirar más allá.

En cuanto a la recepción por los movimientos ecologistas y animalistas, la novela ha sido muy bien acogida, al igual que ocurrió primero con Especie. Supongo que precisamente por lo que hablábamos, porque no hay tantas historias de ficción que profundicen en estos temas. Los documentales o los ensayos son quizá para gente que ya va con un interés previo, digamos ya concienciado. Aspiro a que este libro lo lea gente que ni siquiera se ha planteado los problemas que aparecen en él.

Las ideas, cualquiera que sean y por justas que sean, pueden llevarnos a cometer un crimen si caemos en el fundamentalismo, pareces decirnos. ¿En qué medida estos dos últimos libros, ‘Especie’ y ‘Planeta’, han supuesto un cambio personal para ti?

Tengo claro que ambos me han hecho crecer no solo como escritora, sino sobre todo como persona. El proceso previo de documentación me abre muchas puertas, aprendo mucho y también reflexiono a raíz de información que está al alcance (¿qué no lo está a día de hoy?), pero que tienes que ir a buscar, porque no te la sirven en bandeja. Tienes que dar tú el primer paso. Como a un personaje más de la historia, la novela me ha traspasado, me ha hecho recorrer mi propio arco, y de ahí ha salido una Susana un poco diferente.

¿Crees que estamos a tiempo de paliar la crisis ecológica?

En su sentido literal de mitigar o suavizar, por supuesto. Otra cosa es que no podamos volver a una situación previa. Pero si todos nos comprometemos e involucramos, desde la ciudadanía hasta los que encabezan las estructuras de poder, estamos a tiempo de evitar una catástrofe mayor. Se puede. Solo hay que ver cómo los gobiernos de los países más ricos se ponen de acuerdo cuando la necesidad acucia, como está pasando ahora con la crisis energética a raíz de la guerra en Ucrania.

En una entrevista con el diario ‘El País’, Donna Leon decía hace poco que ella no hacía literatura, que la literatura es otra cosa, lo que hacía Dickens por ejemplo. (“Los libros Brunetti son muy buenas novelas policíacas, pero son novelas policíacas. Son más fáciles de escribir porque tienes un mapa. Cuando lees a Dickens u otros grandes no sabes qué va a pasar, cada página es un descubrimiento. En la novela criminal todo va sobre un sendero y al final descubrirás quién lo ha hecho. Dickens escribió literatura. Eso requiere mucha más imaginación y genio inventivo”). ¿Qué opinas?

La verdad, me entristece que una escritora tan reconocida como ella lo vea de esta forma. Desde luego, y ahí le doy la razón, hay que diferenciar un policial puro con una estructura fija y un objetivo muy concreto –descubrir el asesino–, con la novela negra de la que estamos hablando. Intervienen muchos más factores, es más libre. Pongamos, por ejemplo, las obras de Pierre Lemaitre. Esos giros brutales en la trama que te hacen replanteártelo todo desde el principio no hacen de sus obras precisamente algo predecible. Esto por no hablar de que en absoluto la narrativa criminal está reñida con una prosa exquisita –lean pequeñas mujeres rojas, de Marta Sanz– o con la introspección psicológica más profunda, mucho más jugosa en cuanto que estamos tocando los recovecos más recónditos del alma humana.

Aunque has tenido mucha más visibilidad cuando empezaste a publicar en Alfaguara, eres una autora con una larga trayectoria dentro del género. Los asesinatos siempre son una excusa para la denuncia, ¿no? Bien sea el racismo, la violencia de género o la crisis ecológica.

Los crímenes te permiten ahondar en la mente de las personas y, también, en la raíz de las desigualdades sociales. Puedes escarbar sobre los prejuicios o la falta de oportunidades, por ejemplo. De ahí que considere este género un buen vehículo para la denuncia social.

¿Puede la literatura contribuir a cambiar la sociedad?

Cualquier forma de creación o de expresión artística es una buena herramienta para remover conciencias. Por supuesto, no siempre es así. Hay obras cuyo objetivo es únicamente el entretenimiento, el disfrute del lector y, si lo consiguen, ya es un gran mérito y un gran aporte a la sociedad. Pero en mi caso, me siento más satisfecha si además le aproximo a un tema nuevo, si le llevo a la reflexión sobre los límites de la sociedad de la que forma parte.

Creo que hay un proyecto en marcha para llevar ‘Progenie’ a la pantalla. ¿Puedes darnos detalles?

Los derechos los ha comprado una productora, y un grupo de trabajo –directora y equipo de guion– hemos adaptado la novela a una serie de ocho capítulos que, si gusta, podría tener más temporadas inspiradas en las siguientes novelas, Especie y Planeta. Pero aún faltan muchos pasos por dar, es un camino largo. Personalmente, estoy deseando que salga adelante y podamos ver a Camino y su equipo en la pantalla.

¿Hay una cuarta entrega de Camino Vargas? ¿Qué tienes en mente? ¿En qué andas trabajando ahora?

Ahora mismo estoy con otros proyectos y, como habrá mucha gente que aún no ha leído Planeta, prefiero no hablar de más en ese sentido. Pero sí puedo adelantar que en 2023 habrá sorpresas.

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