DakhaBrakha, el ‘toma y daca’ musical de Ucrania llega a España

El grupo ucraniano DakhaBrakha está de gira por España.

Es muy duro saber que en tu país cada día mueren niños por las bombas, que se caen edificios, pero eso es lo que ocurre realmente y es imposible no tenerlo presente todo el tiempo”. Así viven la guerra en Ucrania los miembros del cuarteto DakhaBrakha, tres mujeres y un hombre que han apostado por lanzar una ‘ofensiva’ musical y cultural para dar a conocer lo que ocurre en su país, con conciertos por toda Europa. Hoy, viernes, están en A Coruña y el domingo, día 22, en Madrid, dentro del Festival de Invierno.

El grupo formado por  Nina Harantska, Iryna Kovalenko, Olena Tsybulska y Marko Halanevych no es una novedad a raíz de que hace casi un año comenzara la invasión rusa de Ucrania. Formado en 2004, la banda ya era una de las más escuchadas en su país, gracias a una música en la que se han propuesto deconstruir y reinventar la tradición ucraniana con ese “toma y daca”, que es el significado equivalente de su nombre, DakhaBrakha, en eslavo antiguo. Un toma de folk y un daca de punk, que denominan “etno-caos”, porque no se parece a nada pero, a la vez, está inmerso en su identidad nacional.

“Entendemos el caos como la base primaria de la creación de todo. El concepto de nuestra creatividad es un experimento basado en la participación de varios elementos étnicos: canciones, instrumentos, ritmos, sonidos que componen nuestro mundo musical. Por supuesto, la base de nuestra creatividad es la tradición de la canción étnica ucraniana. Esta es nuestra fuerza e inspiración”, aseguran apenas unos días antes de aterrizar en España, donde darán dos conciertos.

Tras los primeros bombardeos en febrero del año pasado, los cuatro tuvieron que huir de Kiev, donde vivían con sus familias, y, como tantos otros compatriotas, refugiarse en otros países para huir de las bombas. Su vida dio un vuelco. En ese primer momento, explican, cancelaron todas sus giras y conciertos, pero más tarde cambiaron de idea y prefirieron optar por utilizar su creatividad y su música para apoyar a su pueblo con su presencia en el resto del mundo.

Tras su paso por varias ciudades de Francia, llegan a España –en A Coruña el día 20 y el  22 de enero en Madrid– con un espectáculo cargado  de compromiso con su país y con los millones de exiliados y familias separadas, como las suyas mismas, debido a un conflicto que, de momento, parece no tener fin a corto plazo.

En realidad, canciones de DakhaBrakha reivindicativas como Stop Putin, así como  vídeos de la Revolución Maidan de 2014, formaban ya parte de sus actuaciones desde antes de la actual guerra. “Es un gran milagro que la identidad ucraniana haya sobrevivido durante muchos siglos de asimilación y destrucción. Las autoridades rusas creían y todavía creen que el idioma ucraniano no existe; sin embargo, durante todo el período soviético, se adoptaron alrededor de 50 actos legislativos que prohibían el idioma ucraniano en varias esferas de la vida. Después de las purgas estalinistas de la década de 1930, sólo sobrevivieron 36 de los 259 escritores ucranianos. Ni la cooperación con el régimen comunista garantizó la vida de los intelectuales. Pero incluso en tales condiciones totalitarias, la cultura ucraniana continuó viviendo y produciendo obras maestras a nivel mundial. Entre ellas, las películas de Oleksandr Dovzhenko o las pinturas de Maria Primachenko. Sin embargo, es difícil imaginar qué pérdidas sufrió el mundo por el hecho de que miles de ucranianos fueron destruidos en las prisiones zaristas o en los campos de concentración comunistas. Por lo tanto, los europeos no deberían sorprenderse por tal nivel de resistencia de los ucranianos hoy. No queremos volver a entrar en esa prisión de naciones«, aseguran en una entrevista.

A la pregunta de qué tipo de música escuchan hoy los jóvenes de su país, responden que durante mucho tiempo les inculcaron un complejo de inferioridad que ha sido recientemente superado: “Todo lo ucraniano se consideraba atrasado, arcaico, rural y sin futuro. El ruso era presentado como progresista, relevante y elitista. Y los jóvenes, en general, no querían asociarse con la identidad ucraniana. Sin embargo, nada desrusifica a los ucranianos tanto como los misiles y las bombas rusas”.

El  cuarteto DakhaBrakha surgió como un proyecto del Centro DAKh de Arte Contemporáneo en Kiev, dirigido por el mítico personaje Vladyslav Troitskyi, un actor y director de teatro, además de locutor de radio, que recibió el Premio Nacional Shevchenko por su ópera réquiem IYOV en 2020. Su último disco según su web, Alambari, fue dirigido en 2020 por Troitskyi. En realidad, sus comienzos fueron como un grupo de música de teatro en vivo, un detalle que no es baladí porque son muy teatrales en su puesta en escena, tanto por su forma de vestir, con muchos guiños a la tradición ucraniana, como en su comunicación con el público: son capaces de romper los momentos de mayor tensión y acabar una canción con una deliciosa ironía o irreverencia.

Fenómeno de culto en su país, el premiado cuarteto de cantantes multiinstrumentistas experimenta con melodías y ritmos folclóricos, mezclando material genuino y étnico con el minimalismo, hasta convertir la música más profunda de su país, con una enorme creatividad, en otra muy contemporánea, con resonancia de culturas muy distintas a la propia. Inquietantes armonías vocales que se mezclan con ritmos de violonchelo, concertina (un pequeño acordeón) y percusión.

No deja de impactarles que sea una guerra la que ha dado más a conocer su música y, en general, la música ucraniana en el extranjero –recordemos que ganó el Festival de Eurovisión en 2022–, aunque llevan más de una década con giras internacionales, casi siempre siendo la primera de su país en actuar allá donde fueran. “Si las fuerzas armadas ucranianas no hubieran resistido el primer mes de la invasión rusa a gran escala, nadie hubiera conocido nunca la cultura ucraniana”, reconocen.

Hoy el mensaje que quieren dejar claro en sus conciertos es que Ucrania necesita solidaridad y apoyo. “Para expulsar a los ocupantes de nuestra tierra, necesitamos armas. Si alguien me hubiera dicho hace 10 años que tocaríamos el tema de las armas en nuestros conciertos, no me lo hubiera creído. Era pacifista acérrimo. Y es  bueno ser pacifista en un país pacífico, pero la cosa cambia completamente cuando los vándalos entran a tu casa, matan, violan, destruyen. Aquí hay que resignarse y aceptar la muerte, o levantarse y resistir. El pueblo ucraniano eligió la segunda opción”, señala.

Para los miembros de DakhaBrakha, ahora más que nunca la música y la cultura funcionan para salvar su identidad: “Nuestra nación está en grave peligro. Cada concierto es una posibilidad para mostrar que Ucrania es un país, que no forma parte de otro”, comentan tras un año en el que han ofrecido más de un centenar de conciertos por Europa, uno de ellos en el mítico festival Glastonbury de Gran Bretaña.

Respecto a la posición que han tenido los gobiernos occidentales en el conflicto, no esconden sus reticencias: “Lo principal es que Putin no esperaba esa reacción. Sus pequeñas guerras de agresión en 2008 en Georgia y en 2014 en Crimea y Donbáss se quedaron sin una respuesta; solo hubo algunas sancionas baratas a cambio de valores democráticos. No es seguro cuál habría sido la reacción de Occidente si Ucrania hubiera perdido en tres días, como planeaba Putin. Muchos políticos europeos piensan que si van a negociar con los rusos y dejan atrás las tierras ucranianas ocupadas hoy, entonces Putin apagará sus ambiciones imperiales. Esta afirmación es falsa, no se detendrá. Escuchamos a los propagandistas rusos y vemos que tiene planes contra muchos Estados europeos. Por lo tanto, el mal debe ser castigado, de lo contrario surgirá con una nueva fuerza”.

El sueño con el que llegan a nuestros escenarios es el de regresar lo antes posible a un país “libre, próspero, democrático, donde se respetará la libertad de expresión, de elección y de reunión”. “Luchamos por la igualdad de todos ante la ley y la desaparición del concepto de corrupción. Y queremos invitar a nuestros amigos a que nos visiten lo antes posible, porque recibimos mucho apoyo de la gente común de todo el mundo. Queremos acercarlos a nuestro país, su naturaleza, cultura y tradiciones. Y creemos que sucederá pronto, aunque ahora debemos unirnos todos y vencer el mal que nos amenaza”.

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CONCIERTOS:

A Coruña. Día 20 de enero. Teatro Colon. 20.30. Entradas.

Madrid. Día 22 de enero. Lula Club. 20.30 horas. Entradas. 

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