Ángelo Néstore / Letraversal, poesía transgresora y transversal

El editor Ángelo Néstore. Foto: Martín de Arriba.

Abrimos nueva serie, dedicada a entrevistar a editores distintos, que se salen de la norma, que aportan ideas nuevas, que trabajan de otra forma con los autores y con las vías de promoción. Con una periodicidad quincenal, Pilar Eusamio, con amplia trayectoria en los procesos creativos del libro –desde la edición y la traducción a la venta en librería y ferias–, nos traerá maneras distintas de lanzar al mundo esa piedra clave del futuro, de sociedades más preparadas, libres, tolerantes y educadas: la palabra. Arrancamos con el polifacético Ángelo Néstore, de la jovencísima Letraversal, que en año y medio, y con la pandemia como escenario, ha sacado 10 libros de poesía transgresora y transformadora adelante, con autores como Alejandro Palomas, Abel Azcona, Elvis Guerra, Alberto Conejero, Violeta Niebla y Elizabeth Duval.

La cita con Ángelo Néstore es a las seis de la tarde en la Carihuela, el barrio de pescadores de Torremolinos. Hace mucho calor, nos sentamos en una cafetería con vistas al mar, pedimos un café, con hielo, por favor.

Hemos quedado aquí a la orilla del mar para hacerte una entrevista como editor. Eres una persona multifacética; poeta, artista multidisciplinar, profesor, traductor. ¿Qué más? ¿Se me olvida algo?

No lo sé ni yo.

¡Ah sí! También cantas.

Ahora canto. Bueno, digamos que todo lo que hago está atravesado por la poesía.

Eres poeta principalmente.

Sí, sí. Intento abordar la vida desde lo poético. No puedo hacerlo de otra forma.

¿Cuándo sentiste el impulso de querer crear una editorial?

Realmente el impulso nace desde la necesidad, también un poco de escribir. O sea que hay un origen desde el proyecto editorial que para mí está muy vinculado a la escritura, a la producción literaria, porque concibo un poco una editorial como un libro de libros, o sea, un libro escrito con libros. Entonces, al final, cuando tú estás creando un catálogo, estás creando también una forma de entender la literatura, que es un poco como lo que haces cuando tú estás escribiendo, creas…

¿La línea editorial es una línea también de palabras?

Exacto.

Un verso más, ¿no? ¿Es eso?

¡Eso! Es un verso, me ha encantado como lo has definido. Es un verso más. Entonces allí ya se instaló la sospecha de querer crear una editorial. Realmente el momento clave fue en la librería Los Editores, en Madrid, es la verdad, donde trabajabas tú. Tengo que decirlo, fue contigo. Realmente lo siento así; tengo que decirlo porque es verdad. Fue cuando creaste este vínculo tan, tan importante con Alberto Conejero. Y si no hubiera sido por ti, no hubiera salido esta editorial. Y es verdad, es verdad. El proyecto nace en una mesa con dos personas. Alberto y tú. Y claro, yo a Alberto lo conocía, pero nunca había tenido la oportunidad de sentarme con él y hablar con él. Fue un momento muy, muy íntimo y mágico. Y fue entonces cuando Alberto dijo allí delante de nosotras: “Estoy buscando editorial”. Y dije: Mira, ¡pues vamos a crear la editorial.

¿Hubo algo que te sorprendiera cuando empezaste, algo que no te esperases del trabajo de editor?

Sí, sí. Claro, al estar al otro lado, porque siempre había estado desde la autoría, me sorprendió mucho cómo de repente el proceso de creación de un libro se convierte en algo colectivo. Es decir, yo al principio quizá tenía esta idea de acompañar a un autor, digamos, en un proceso casi industrial. Y realmente te das cuenta de lo artesanal que es esto, aunque yo no soy muy partidario de meterme demasiado en la edición.

No te gusta tocar las palabras.

Si hace falta sí, pero me gusta dar libertad completa al autor y, por supuesto, asesorar y dar mi opinión. Y justamente esa complicidad que se crea y la ilusión muchas veces de tener el libro nuevo y de hacer que el autor, la autora, forme parte de cada paso, desde la elección de la cubierta, luego la imprenta y luego la promoción, crea un vínculo especial. Entonces a mí eso me sorprendió porque creía que iba a ser un trabajo más frío. Y sobre todo, por ejemplo, me ha sorprendido mucho la parte a veces de la promoción. Al haber nacido en plena pandemia, la editorial salió el día 19 de febrero, nos dio tiempo a hacer una presentación de Elizabeth Duval en Barcelona y ya nada más. Entonces, de repente hubo que repensar todo y crear nuevas formas de pensar lo literario también en medio de la pandemia.

Eso me ha sorprendido. Por ejemplo, con Elizabeth hicimos una promoción en Instagram, en la cual ella me raptaba, no era Elizabeth, pero en teoría alguien había hackeado las redes de Instagram de Letraversal y ella estaba detrás de este hackeo. Durante esa semana podía hacer lo que quería con las redes. Y al final subimos un vídeo en el cual esta persona que me había hackeado, que me había tenido preso, me tenía allí con cuerdas atado a una silla y me estaban leyendo a Neruda.

Era como una tortura…

Me estaban torturando con Neruda y yo hacía todo lo que ella me decía. Entonces es muy bonito porque, de repente, creas este vínculo y juegas, entras en el juego. Divertirse es muy importante, muy importante. Con Violeta Niebla, por ejemplo, con su libro Compro oro, que habla también del dinero y de la familia como temas principales, puesto que no podíamos hacer una presentación en aquel momento porque era junio, lo que hicimos fue hablar con una lotera y ella iba leyendo, leyéndole poemas y dándole unos números para que jugara cada persona. Se respetaba la distancia de seguridad. Y había un cristal entre las dos personas.

Buscábamos ideas absolutamente innovadoras que pueden llevar a otra forma artística de mostrar la poesía, que se convierten en poesía, aunque sea en un lugar como un local de venta de lotería. Se puede crear una magia especial en cualquier lugar, donde haya poesía hay magia. Es muy bonito porque realmente así les estás abriendo también el abanico de la posibilidad a tus autoras. Hay autoras que están más dispuestas a hacer este tipo de actividades y otras que no; no tienen qué ser todas así. A mí me parece mágico y no me lo esperaba para nada.

Letraversal es un proyecto colectivo, ¿no? ¿Cuántos libros habéis editado?

Así es, aunque yo haya asumido la dirección editorial, en Letraversal somos cuatro: Rocío de la Maya, Martín de Arriba, María Eloy-García y yo. Es muy importante destacarlo. Y hemos editado diez, diez libros en año y medio, desde febrero de 2020.

Ángelo, vuestros dos sellos editoriales son de temas muy diferentes, Col & Col Ediciones es de cocina y el más joven, Letraversal, de poesía. Si un editor se embarca en una nueva aventura, ¿es porque le está yendo bien?

Sí. Son dos editoriales completamente diferentes. Una es de cocina y la otra de poesía. Bueno, Col &Col Ediciones, el proyecto de gastronomía, realmente es anterior. Lo que pasa es que yo en la otra estoy como asesor, porque yo de gastronomía no entiendo. Rocío de la Maya es la editora. Somos el mismo equipo. Lo que pasa es que tenemos funciones distintas en las dos editoriales, en los dos sellos. Yo sobre todo colaboro en temas de Foreign rights, en temas de edición de mesa, de derechos de autor. Si es extranjero, para la venta del libro en el extranjero, para la compra de los derechos y poderlos traducir aquí. Yo he apoyado a Rocío, pero Rocío es la artífice de Col & Col y hace un trabajo maravilloso. La primera presentación fue Aliter Dulcia. Pasteles con historia. Tuvo unas ventas increíbles. Habíamos vendido ya como 60 libros antes de la presentación. Ese libro llegó a vender más de 10.000 ejemplares.

¡Diez mil ejemplares en un libro de cocina!

De cocina, de una persona que no había publicado nada antes. Fue una locura, pero eso nos permitió seguir. Y con este dinero puedes tener un proyecto sólido y seguir una estética y unos estándares, sobre todo de calidad, para las dos editoriales. De lo que más orgullosos estamos es de respetar unos cánones de calidad del libro, porque para nosotros eso significa mostrar respeto al trabajo de la autora.

Hay algún mito que te gustaría desmontar del trabajo de editor.

Sí, ese falso mito que dice que de la edición no se vive. Se puede vivir. ¡Claro que se puede vivir! Es difícil, pero como cualquier negocio. No me gusta la visión romántica que se tiene siempre de la poesía. Con esto no quiero decir que no sea difícil, que por supuesto lo es. Es muy complejo, pero a veces esa visión creo que hace que no se tome con seriedad este trabajo. Y para mí este trabajo es un trabajo muy serio y la idea de la persona que edita, que está ahí tomando cañas, tomándose cañas con los autores, que por supuesto que sí, pero, pero que no, que haciendo un trabajo serio se puede.

Y otro mito que me gustaría totalmente desmitificar es el hecho de que los autores no cobran, por supuesto que los autores cobran adelanto, porque para mí es algo muy importante.

¿Os consideráis editores independientes?

Sí, sí.

¿Qué debe tener, según tu opinión, un editor independiente?

Para mí lo independiente en general es tener libertad total sobre tu catálogo, no tener ninguna injerencia por parte de alguien que desde arriba te diga: Tienes que publicar tal o cual porque se vende o censurar algo porque quizá el leguaje no encaja con el target. Cuando se empieza a hablar de target, yo creo que ahí ya no eres independiente. Creo que, por ejemplo, Caballo de Troya, dentro del gigante Penguin Ramdom House, hace un trabajo muy independiente. Cambia de editores cada dos años, eso le da libertad, frescura. Y sobre todo el tema de la censura, que no haya ningún tipo de censura y, por supuesto, no deberle nada a nadie.

Para terminar, un editor al que admiras.

Me parece brillante el trabajo que han hecho Luna Miguel y Antonio J. Rodríguez con Caballo de Troya estos dos últimos años, me ha parecido muy valiente, muy acertado. En narrativa, la editorial Barrett me parece un ejemplo maravilloso; y una editorial muy pequeña de ensayo, Holobionte. En cuanto a poesía, bueno, Manuel Borrás para mí siempre ha sido un grandísimo ejemplo, de hecho estar en Pre-Textos para mí es un orgullo, porque es una editorial que admiras tanto… Y otra persona que está haciendo un gran trabajo, sobre todo en cuanto a traducción, creando puentes literarios y literaturas periféricas, es Aníbal Cristobo, de Kriller71. En Italia, Franco Buffoni está haciendo un trabajo excepcional en Lyra Giovani de Interlinea. La mejor literatura de poetas jóvenes italianos, ¡es brutal!, porque está consiguiendo dar voz a quienes no la tienen.

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