El Gran Wyoming ya tiene su vida contada en un magnífico cómic
Sin duda tiene mucho mérito. Dos cronistas musicales, diez ilustradores, un músico –Fito Cabrales– redactando el prólogo, además del amplio equipo que precisa la confección de un libro, han trabajado para contar en forma de novela gráfica la vida ¿y milagros? de un personaje con un montón de oficios, que ha conseguido pasar por este mundo sin pisar una oficina, ni alcanzar eso que, cualquier padre o madre de su época, consideraban un empleo digno. Esta y otras circunstancias llamaron la atención de Los Kikes (Hortaleza, Madrid, 1970) para abordar a El Gran Wyoming y dar continuidad, tras el volumen dedicado a Fito, a su serie de cómics en torno a grandes figuras de la música nacional en BAO Bilbao Ediciones.
Llevan casi toda una vida, dos para ser exactos, escribiendo biografías de grupos de pop y rock, tirando a poco formales. “Dentro de ese margen estilístico, somos unos todo-terreno. Nos apasiona este tipo de música y lo principal para nosotros es que nos guste el proyecto, y sobre todo que contemos con el beneplácito del biografiado. Teniendo ganas ambas partes, Los Kikes ya nos ponemos a desarrollar lo que sea”.
Parece que los astros se aliaron a favor de que Turrón y Babas, apellidos fake (colaboradores de El Asombrario casi desde que echó a rodar) fueran los biógrafos oficiales de Leño, Rosendo, Manu Chao, Fito, Los Rodríguez, Siniestro Total… y ahora El Gran Wyoming: Mil palos y ninguno al agua. Una biografía que finge secuestrar al personaje, para que cuente su vida o calle para siempre. No hay rescate monetario, ¿alguien lo hubiera pagado? A José Miguel Monzón (Madrid, 1955), Chechu para los cercanos, El Gran Wyoming para el público o Wyo para quienes equidistan entre colega y fan, solo le quedó esa posibilidad. ¿Resultado? 214 páginas divididas en cuatro apartados, que arrancan con El rapto de Wyoming (I) y terminan con El rapto de Wyoming (IV). Ahora les contaremos la verdad.
Vamos a comprobarlo charlando con El Gran Wyoming.
¿Trabajar en lo que a uno le gusta es lo más parecido a no dar un palo al agua?
Es exactamente eso. Trabajar es un castigo, “ganarás el pan con el sudor de tu frente” y tal. Que te paguen por hacer algo que tú harías si te dejaran suelto… Sin castigo no hay trabajo.
¿Qué siente teniendo en sus manos un libro con tanta gente sudando para usted?
Bueno, a eso ya estoy acostumbrado. Me pasa cada día en el programa El Intermedio (La Sexta). En general, con la edad uno va dominando lo que se llama el escaqueo. Me siento muy agradecido con el proyecto de este libro y sobre todo por el resultado.
¿Qué le falta por conseguir en esta vida? Ejemplos: ver su nombre en una calle, en una plaza, en una rotonda o simplemente un bar con una placa de alpaca que diga: “Wyoming estuvo aquí”.
Eso ya me empieza a pasar. Colocan mi foto en la pared con una del Rey al lado, y cuando te ves ahí piensas: “Coño, vamos subiendo de nivel”. Pues me van a dedicar una calle precisamente ahora en un pueblecito muy chiquitín de la provincia de Teruel que se llama Libros. Un nombre precioso.
¿Piensa ir a inaugurarla?
Sí, con mucho gusto.
¿Se llamará así la calle, El Gran Wyoming?
Supongo. Me hace mucha ilusión. También tengo el honor de que me dedicaran una plaza en el Campamento de Sintel, la protesta de unos trabajadores de una filial de Telefónica, empresa que funcionando como un tiro dejó a 1.700 personas en la calle, con seis nóminas sin cobrar. Como reivindicación acamparon durante seis meses en el Paseo de la Castellana, (Madrid). Acudí encantado a la inauguración de esa plaza.
Usted es médico. ¿No hubiera vivido mejor trabajando de funcionario en la Seguridad Social, con sus trienios, sus pagas extras y sus vacaciones pagadas?
Bueno, eso va en función del resultado. Cuando uno vuelve la vista atrás, mis colegas me dicen: “Joder, tío, qué bien has vivido, mamón”. Al principio no, cuando estaba ahí cantando todas las noches en La Aurora, (El garito de Malasaña, Madrid, donde durante ocho años actuaba El Gran Wyoming con su inseparable Reverendo al piano), venían a consolarme. Con el tiempo veo que he tenido una vida infinitamente más rica en todos los órdenes. Lo siento, pero es así. Vamos, que no me cambiaba por ninguno de mis compañeros médicos, a los que agradezco mucho lo que hacen.
Le voy a pedir que escoja una canción: ‘La canción del trabajo’, de Raphael, ‘Quien no trabaja, no tiene amor’, de Adriano Celentano, o ‘Je ne veux pas travailler’, de Édith Piaf – Pink Martini.
Bueno, je je je. Me hace mucha gracia, porque son canciones dedicadas al trabajo de gente que no ha pegado palo al agua, como otros muchos. Yo me quedaría con una que teníamos El Reverendo y yo, que se llamaba Loor al trabajo ajeno. Hablábamos claramente del tema y yo siempre decía: “Sé perfectamente lo que es trabajar, porque lo he visto”.
***
Turno para Los Kikes, que han sido los encargados de investigar la vida del artista y guionizar todos y cada uno de los bocadillos de esta novela ilustrada, como hicieron con otras estrellas del pop y el rock nacionales.
Parece que contar vidas serias y ejemplares no es lo vuestro.
Kike Babas: Te niego la mayor en el plano artístico. Las discografías de nuestros biografiados son serias, ejemplares, y han dejado bien sembrado el campo de nuestro acervo popular. Otra cosa es que a los muchachos, en determinados momentos de su vida, les costase trabajito decir que no a una buena farra…
Ni los Kikes se apellidan Babas y Turrón, ni el Gran Wyoming es natural del Estado norteamericano. ¿Hay algo de verdad en el cómic?
Kike Turrón: Ja, ja, ja. Aunque trabajemos con alias, el cómic es de verdad y se basa al cien por cien en lo que nos ha contado el Wyoming. Cuando presentamos la biografía de Los Rodríguez hace unos años, le comenté a Ariel Rot mientras le daba el libro: bueno, por fin queda recogida de forma oficial la verdad sobre Los Rodríguez. Él, con su irresistible media sonrisa en los labios, me dijo: “Claro, Kike, esta verdad queda aquí recogida, pero solo esta”. Todo es verdad, tanto lo de que Wyoming se desvirgó en un psiquiátrico como que estuvo tocando durante muchos años a diario en el mismo bar de Malasaña.
¿Cómo ha sido el reparto de etapas de la vida de Wyoming entre los diferentes ilustradores? (Alberto Peral, Alberto Muriel, Alejandro Merino, Alex Orbe, Iosu Berriobeña, Kepa de Orbe, Pedro J. Colombo, Tomás Ondarra, Toni Solanes?
Kike Babas: Una vez escrito el guion, y viendo las páginas que tiene cada capítulo, vamos teniendo en la cabeza qué dibujante podría encarar mejor cada historia. Con todo, no deja de ser un poco aleatorio. Cualquiera de ellos podría haber hecho cualquier otro capítulo distinto del que finalmente ha ilustrado. Antes de empezar hay que ver cómo anda cada uno, casi siempre muy liados en otras mil historias.
¿Y entre ustedes dos?
Kike Babas: Nos repartimos el guion más o menos a un capítulo cada uno, salvo que alguno tenga muchas ganas de escribir alguno concreto y eso se respeta.
Se codean con lo mejorcito. Libros y crónicas de Alberto García Alix Manu Chao, Rosendo… sin olvidar a Robe Iniesta. ¿Se han dejado algún personaje en la cuneta?
Kike Turrón: Puede que alguno, pero no en la cuneta, sino en la lista de espera, porque todo va llegando de un modo u otro. Alberto García-Alix nos dio la alternativa en esto de la edición impresa al encargarnos aquel libro sobre fanzines, De espaldas al kiosko (El Europeo, 1996). No fue mala la entrada en el mundo editorial, la verdad. Siempre tenemos una lista de nombres y proyectos, que sale de forma natural cada vez que se abre la caja de nuestros sueños. Hemos conseguido con mucho esfuerzo y trabajo ir tachando nombres de ese listado, gente con la que nos gustaría trabajar y con la que hemos podido hacerlo.
¿Se atreverían a ‘biografiar’ a alguno de sus ídolos internacionales: Tom Waits, Bukowski, Keith Richards? Con los muertos es más fácil, porque no van a protestar…
Kike Turrón: Ya, pobres, es cierto que no pueden. Perdón, Keith o Tom sí, jobar, no los enterremos antes de tiempo. Quienes sí pueden quejarse son las editoriales dueñas y explotadoras de sus obras, que quizá no tengan tan en consideración nuestra postura de fans y nuestro humilde acercamiento a uno u otro artista fenecido. Y si esas dueñas de los derechos de imagen o de las obras de esos u otros artistas sueltan a sus perros, al Babas y a mí nos falta campo para correr. Aún con esas consideraciones, es parte de nuestra misión divina (ya sabes, Blues Brothers) tratar de dar visibilidad y dignidad editorial al rock de aquí, a nuestros artistas, a los que forman parte del conjunto de artistas que dan sentido y cultura a nuestra tierra. De todos modos, no nos cerramos a nada, siempre que merezca el esfuerzo.
¿Cuentan lo que quieren o hay cosas que solo pertenecen a la intimidad del personaje?
Kike Babas: Contamos lo que queremos y procuramos no dejarnos nada interesante en el tintero. Nosotros mismos valoramos qué no meter si son cosas personales que no vienen a cuento. No somos muy amarillistas, nos gusta destacar la faceta artística de los personajes, que es lo que nos motiva a escribir de ellos.
¿Gente que conocen de sobra o siempre se descubre algo en el proceso?
Kike Turrón: Claro que sí. Cuando me pongo manos a la obra para documentación, llego a unos niveles profundos y ahí salen cosas que no conocía. El proceso de escribir este tipo de libros siempre es apasionante y te descubre un buen montón de cosas.
Si me estoy equivocando, me la envaino. Pero ¿han trabajado en la vida de alguna mujer?
Kike Babas: Pardiez, llevamos entrevistando a músicas toda una vida, de las Hermanas Llanos de Dover a Amparanoia, de Chavela Vargas a Lila Downs, de Aurora Beltrán a Zahara… y muchas, muchas más. Otra cosa es que todavía no hemos hecho biografías sobre ninguna, hemos tanteado algunos nombres, claro, pero no nos han hecho mucho caso.
Y, aunque parezca una bobada… ¿Trabajan juntos porque se llaman igual? (Los Javis, Los Manolos…)
Kike Turrón: Trabajamos juntos, porque coincidimos en el mismo instituto de barrio, en Hortaleza, y ambos teníamos una desmedida afición por la música. Soñamos con la posibilidad de poder hacer carrera de esa desmedida afición al rock y ambos nos lo creímos y así empezamos a hacer cosas juntos. Y hasta ahora. Así seguimos.
Resulta que Wyoming tiene muchas carreras y la única que no ejerce es la que le ha dado un título. Músico, escritor, actor, humorista, presentador de televisión y ¡médico! Imaginemos la típica emergencia en un avión. “¿Hay algún médico en la nave?”. Y se presenta Wyoming. ¿Se pondrían en sus manos?
Kike Babas: Ja, ja, ja… Él mismo cuenta que cuando le ha ocurrido en alguna ocasión, intenta esconderse bajo la chaqueta hasta que termina apareciendo algún médico en activo y salva la papeleta. Con todo, y si no hay otra, ¡qué remedio! El Gran Wyoming tiene la carrera, aunque si por él fuera, preferiría otra pregunta tipo: “¿Hay alguien que se quiera tomar la penúltima conmigo?”
Al Gran Wyoming, ¡hay que quererle! ¿Por qué?
Kike Turrón: Porque es el único que tenemos, no hay otro como él y no se ve a nadie parecido cerca. Porque quita hierro al asunto y eso nos da cierta calma, porque hace humor con lo que más irrita. Yo le quiero, porque ya le he cogido afecto, son años y años de ir encontrándonos por ahí y pasarlo siempre bien.
Este sábado, 15 de junio, Kike Babas y Kike Turrón firman ejemplares de las novelas gráficas de El Gran Wyoming y de Fito Cabrales en la Feria del Libro de Madrid. Caseta 163, Librería Muga. De 17.00 a 19.00 h.
‘El Gran Wyoming. Mil palos y ninguno al agua’ puede adquirirse directamente en BAO.
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