El Roto y Donald Trump, el Black Friday y el Cambio Climático

El presidente estadounidense, Donald Trump. Foto: Gage Skidmore.

El presidente estadounidense, Donald Trump. Foto: Gage Skidmore.

El presidente estadounidense, Donald Trump. Foto: Gage Skidmore.

El presidente estadounidense, Donald Trump. Foto: Gage Skidmore.

No solo el cambio climático está contribuyendo a que el discurrir de las estaciones oscile cada vez más entre extremos abruptos que nos alteran. Gente como Donald Trump (‘el agente naranja’) y los nacionalismos hechos de xenofobia y bajos instintos también influyen en la alteración del tiempo, la vida y el planeta. Menos mal que siempre nos quedan mentes claras como la de ‘El Roto’, que en una de sus última viñetas le ha puesto lema al Black Friday: “Pobres contra pobres: la lucha de clases”.

Como tantos españoles, mi visión de la actualidad no sería la misma sin las viñetas de Andrés Rábago, El Roto. Sus sátiras, que beben de Goya y de Grosz, son lo primero que veo en los periódicos. Antes en el malogrado El Independiente, donde supe de su existencia cuando yo aún era estudiante de Periodismo, y después en El País. Su mirada descarnada de la realidad, ajena a los tópicos, siempre da en el clavo. Esa es una de las razones por las que se propagan por las redes sociales. En la época de las fake news necesitamos a artistas y pensadores como El Roto, capaces de desenmascarar las mentiras y las maniobras del poder. En su último libro, por ejemplo, Contra muros y banderas (Reservoir Books), le quita el burka al pensamiento nacionalista y a las bajas pasiones que agitan algunos políticos con la excusa de un patrioterismo que lleva al enfrentamiento y oculta los verdaderos problemas, que no son la inmigración ni los españoles (en el caso de Cataluña). Bien harían en leerlo los votantes de los partidos independentistas catalanes, los Casado y los Vox y, de paso, el juez que ha aceptado la denuncia contra el humorista Dani Mateo por su sketch sonándose la nariz con la bandera española.

Entrevisté hace muchos años a Andrés Rábago. Me citó en su estudio, austero, como él y como su arte, y me habló de su método de trabajo. Se informa a partir de los periódicos y de la radio, nunca de la televisión, y supongo que ahora tampoco de las redes sociales, que distorsionan aún más los mensajes. Siempre deja reposar los temas unos días antes de interpretarlos en una viñeta, para no dejarse influir por ese tópico que es “la rabiosa actualidad”. El 24 de noviembre, pocos días después de la pesadilla del Black Friday, El Roto nos dejaba su particular mirada. Un grupo de personas, histéricas, entrando en lo que entendemos que es un centro comercial, bajo la leyenda: “Pobres contra pobres: la lucha de clases”.

Lejos de girar de una vez por todas hacia una sociedad más sostenible y viable en términos humanos y ecológicos, parece que nos seduce más que nunca el abismo de un consumismo desenfrenado que no conduce a ninguna parte. Lo explicaba muy bien Miriam Leirós en un esclarecedor artículo en El Asombrario, ‘Black Friday’, la penúltima ocurrencia negra para el clima y el planeta (https://elasombrario.publico.es/black-friday-clima-planeta/), en el que avanzaba algunas propuestas para cambiar el modelo, desde la infancia, con una educación diferente en la que se destierre la idea del usar y tirar.

Justo esta semana, la ONU ha llamado la atención de los Estados que firmaron el Acuerdo del Clima de París para que aceleren sus compromisos, que ya de por sí eran tibios y muy poco ambiciosos. Para que se esfuercen más, mucho más. La puerta para que podamos darle la vuelta a la situación y evitar un desastre de dimensiones desconocidas aún está abierta, pero cada vez tenemos menos tiempo y la rendija es más pequeña, casi está a punto de cerrarse.

“El discurso de los políticos sobre el cambio climático está vacío de contenido”, aseguraba esta semana pasada en El País Manola Brunet, presidenta de la Comisión de Climatología de la Organización Meteorológica Mundial, que acaba de recibir el premio como Personalidad Ambiental del Año, de la mano de Ecovidrio. Y advertía de que España se calienta el doble que el resto del planeta. “Las temperaturas en los últimos 40 años han subido de manera descarada, cada década 0,42 grados de promedio anual. Si esta cantidad se distribuye mensualmente o diariamente nos encontramos con extremos cálidos cada vez más intensos y con fríos más suaves. La pluviometría, que siempre ha sido mala en España, se ha transformado en más errática. Es decir, llueve lo mismo, pero de peor manera, dando lugar a sequías mas largas e intensas y a un aumento de la aridez. Los efectos se notan ya en las costas. El Ministerio de Obras Públicas está tirando millones para regenerar playas, paseos marítimos, infraestructuras, que antes se destrozaban cada cuatro años y ahora en uno se puede repetir tres veces”. Son evidencias que los científicos nos recuerdan año tras año, cada vez con más datos y con una preocupación mayor por la falta de acción por parte de quienes toman las decisiones.

Después de conocer un informe encargado por la propia Casa Blanca sobre los efectos que el calentamiento global tendrá en Estados Unidos, el cínico Donald Trump, que ha sacado a su país (el más contaminante del mundo) del Acuerdo de París, afirmó: “No me lo creo”. Estoy seguro de que si le preguntaran si la Tierra gira alrededor del Sol y negarlo contribuyera a sus intereses empresariales, Trump respondería sin dudar: “No me lo creo”. Señor Donald Trump, los árboles nos dan oxígeno. “No me lo creo”, diría, si le beneficiase. Señor Donald Trump, los niños de la caravana de inmigrantes también son niños, pobres, pero niños, no los dispare. “No me lo creo”. Señor Donald Trump, las mujeres también son seres humanos, como usted (es un decir), y tienen los mismos derechos, no las cosifique. “No me lo creo”. Señor Donald Trump, su pelo es auténtico, usted es el hombre más macho del mundo, el más seductor, el que la tiene más larga. “¿No me lo creo?”.

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Comentarios

  • jose

    Por jose, el 02 diciembre 2018

    Siempre clarividente El Roto. Y habría que completar la acertada frase: Y ricos con ricos (Trump con Obama).
    Que no nos confundan haciéndonos creer que son distintos,.. Muy mal, Iceta, con aquel Go Hilary.

  • Ana

    Por Ana, el 02 diciembre 2018

    Se necesita una gran movilización de la ciudadanía para forzar a los poderes públicos a cambiar de prioridades y poner en el centro de sus programas la supervivencia del planeta.
    Se necesita correr la voz de que se agotan los plazos para dar un vuelco al sistema y que la defensa de la vida se anteponga al crecimiento económico.

  • jose

    Por jose, el 03 diciembre 2018

    Empiezan a preocuparse del planeta porque van subidos en él. Pero de las 60 mil muertos diarias, inevitables, la mitad niños, nada se dice. La destrucción del planeta y de la gente es inherente al capitalismo: no tenerlo claro es tanto como no deslindar causa y efectos. Pero no es la ensoberbecida cultura anglosajona, la cual tan bobaliconamente imitamos, proclive al pensamiento racionalista, por muy superiores que se crean esos supuestos superiores .

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