Félix: “El hombre se acabará cuando se acabe el equilibrio del planeta”

Félix Rodríguez de la Fuente. Foto: WWF.

Félix Rodríguez de la Fuente. Foto: WWF.

Seguimos hoy desmenuzando el pensamiento de Félix Rodríguez de la Fuente a través de ‘Félix, un hombre en la tierra’, el libro recién editado por geoPlaneta coincidiendo con los 40 años de su fallecimiento. Conmueven por su inquietante actualidad sus reflexiones de hace 50 años: “El hombre no es un ovni venido de una lejana galaxia; el hombre es un poema tejido con la niebla del amanecer, con el color de las flores, con el canto de los pájaros, con el aullido del lobo o el rugido del león. El hombre se acabará cuando se acabe el equilibrio vital del planeta que lo soporta”.

Escribe Odile Rodríguez de la Fuente en el prólogo del excelente libro dedicado a su padre: “¿Qué podía escribir yo que no se hubiera dicho ya sobre él? Sin embargo, no tardé en darme cuenta de que existía un vacío que yo misma había detectado cuando recurría a libros y biografías sobre Félix para uso propio. No existía un solo lugar que reuniera y ordenara su filosofía y reflexiones más profundas, dándoles absoluto protagonismo. Por otro lado, también he deducido, en los años que llevo dedicada a perpetuar y proyectar el legado de mi padre, que lo que la gente busca, a lo que acude, en realidad no es tanto a interpretaciones o biografías sobre su persona, sino al propio Félix. En la Fundación que lleva su nombre, cada vez que sacábamos una cita, un corte audiovisual o radiofónico suyo, se producía la magia. La gente sigue buscando a Félix, su palabra, sus mensajes, su voz, su persona, sin interpretaciones ni intermediarios”.

“También existe otra razón, más personal, que llevo tiempo albergando: la necesidad de reivindicar y traslucir la esencia del mensaje de mi padre, así como su íntegra dimensión. Aun consciente del cariño implícito que existe en la denominación ‘el amigo de los animales’ con que se le bautizó, hay algo reduccionista en esta acepción, que merma el verdadero alcance de Félix. Lo circunscribe a un personaje simpático, popular, aventurero y defensor de los animales, a través de la esfera del entretenimiento (…) Lo cierto es que las personas que vivimos el ‘fenómeno Félix’ sabemos que su trayectoria y mensaje fueron de mucho más profundo calado”.

Como si hubiera previsto lo que se echaba encima justo coincidiendo con el lanzamiento de este libro, cuando a la emergencia climática se nos ha superpuesto la emergencia de un virus letal, Odile escribe: “Precisamente hoy (…), cuando nos enfrentamos a la peor crisis sistémica y medioambiental de la historia de la humanidad, compele recuperar el referente y la brújula existencial que nos ha legado uno de nuestros pensadores más queridos”.

Así que recuperamos aquí algunos de esos pensamientos de extraordinaria -e incluso inquietante- clarividencia:

“Me gustaría que siempre, a lo largo de vuestra vida, ante una situación que realmente exija vuestra decisión, penséis que actualmente la más importante, la más básica, la más trascendental de las decisiones del hombre es la conservación de la naturaleza. Se habla mucho de política, se habla mucho de deportes, se habla mucho de tecnología… Lo más acuciante y alarmante es, ni más ni menos, que estamos destruyendo el medio que nos soporta. ¡Que no somos ovnis!”.

“El hombre no es un ovni venido de una lejana galaxia; el hombre es un poema tejido con la niebla del amanecer, con el color de las flores, con el canto de los pájaros, con el aullido del lobo o el rugido del león. El hombre se acabará cuando se acabe el equilibrio vital del planeta que lo soporta”.

“Aunque aquellas pestes resultaban dramáticas para el individuo que tenía la mala suerte de perecer en ellas, aunque resultaban dramáticas para las familias que perdían a sus hijos, aquellos azotes de enfermedades infecciosas, para la humanidad en su conjunto, tenían la virtud de que periódicamente diezmaban su población y permitían sobrevivir en aquellas limitadas áreas donde tenía lugar el objeto de laboreo de las tierras o del pastoreo del ganado”.

“¿Y si la humanidad terminara en un auténtico matriarcado? ¿Y si para acabar con esas tremendas especializaciones (que parece ser que solo se dan en el macho humano: la guerra, el conflicto político, el dominio) fuéramos hacia un mundo dominado por las mujeres? ¿Hay, querido doctor, algún modelo al que copiar? Los que han tenido más éxito son los animales más viejos del planeta: los matriarcados de abejas, de termitas, de hormigas. Si las mujeres fueran capaces de imprimir su profundo sentido de la paz, de la armonía y de la dulzura a este mundo, yo, de verdad, me apuntaba al matriarcado”.

Grullas en los cuadernos de campo de Félix Rodríguez de la Fuente.

“No tendría nada de particular que la humanidad, en un futuro remoto, pudiera evolucionar hacia un modelo de hormiguero, de colmena, que, por cierto, están siempre dirigidos por una hembra”.

“Seguramente una de las mejores maneras de comprender las cosas, de destruir el mito más catastrófico para el planeta en el que vivimos –me refiero al mito del antropocentrismo, de considerar al hombre como el ombligo del cosmos-, sea estudiarnos con humildad, con modestia y con objetividad desde el principio de los tiempos”.

“¿Habrá un componente genético en la especie humana que la lleva de una manera inexorable, de una manera brutal, de una manera absolutamente incontrovertible, como en aquellas tragedias griegas clásicas, a destruir a su propia madre, que es la naturaleza? O, por el contrario, esto de la destrucción de la naturaleza, queridos amigos, ¿será una conducta adquirida, algo coyuntural, algo que ha sido fruto de un mal momento, de un mal aprendizaje, y que por consiguiente podemos corregir?”.

“Si alguna vez el hombre, en un pasado más o menos remoto, llegó a tener una filosofía básica sobre su interdependencia con la tierra, que se basaba en el respeto a los animales, en un auténtico amor a los animales (…), en una consciencia de que ambos, hombres y animales, formamos parte de una comunidad, no me explico por qué, en tan poco tiempo, nos hemos transformado en esta horda de sucios destructores de la naturaleza. ¿Es posible que descendamos de aquellos hombres que hacían una oración de desagravio al elefante que acababan de matar o que daban agua dulce a la hermana foca porque pasa mucha sed? (…) De ser una criatura integrada en el ecosistema, con respeto al medio, el hombre se ha transformado en una criatura desintegrada del ecosistema, que modifica y transforma el ecosistema…”.

“¿Cuándo se rompió este sagrado pacto? ¿Cuándo los juicios de los que ahora son sabios y entonces eran los llamados chamanes, depositarios de la verdad, comenzaron a ser despreciados y sustituidos por el puro interés de algunos filósofos, políticos y, en ciertos casos, incluso sacerdotes? ¿Cuándo ocurrió este gran salto?”.

Y si ayer terminábamos el artículo sobre Félix con su admiración por los vencejos y su deseo de irse con ellos, hoy concluimos con la identificación con sus queridas grullas:

“Qué orgullo, para el pájaro de color gris y de ojos ambarinos, cuando cierra las alas y dice: ‘Ya hemos llegado, ya se ha terminado el viaje. Y las fronteras que hemos visto hoy quizá no las veamos mañana, porque nuestros antepasados, atravesando la vieja y martirizada Europa en ese eje tremendo que va desde el lado izquierdo del Estrecho de Gibraltar, con las cálidas tierras extremeñas y portuguesas, hasta el corazón norte de Siberia, han visto tantas fronteras distintas, tantas ideologías caducas y contradictorias, tantos imperios derribados y tantos ejércitos caídos, que para nosotras, las grullas, el volar año tras año, en un viaje de ida y vuelta, no puede más que darnos una visión escéptica y negativa de la historia de una especie que se intuía sapiens”.

La primavera está aquí, ahí fuera, y este año, más que nunca, estamos apreciándola por no poder disfrutarla.

“Cuando ya no haya fronteras, cuando se acaben las cruzadas, las marchas, los combates y los movimientos, que sigan pasando las grullas sobre la faz de la Tierra. Y que la primavera siga siendo una esperanza, la esperanza del retorno, la esperanza de la vuelta a la paz, la esperanza de la vuelta quizá no sepamos adónde, pero que nosotros, como las grullas, sepamos sentir y percibir, cuando aún estemos yertos por el latigazo del invierno, que nos espera la primavera”.

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Comentarios

  • Noticia

    Por Noticia, el 26 marzo 2020

    Ahora parece que Félix era todo un ecologista, anti todo como nosotros y no lo creó.

    • Antonio

      Por Antonio, el 08 abril 2021

      Antes y ahora valen mas los hecho, que las etiquetas,, Hay personas que brillaron y aun brillan,

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